El rango de estimaciones sobre la cantidad de dinero de la droga que circula en el sistema financiero de México es amplísimo, pero expertos afirman que no es un factor central en la salud de la economía. Pese a ello, su poder corruptor es inmenso e imposible de extirpar, dicen algunos.
Cálculos del gobierno de Estados Unidos indican que el narcotráfico lava en México alrededor de 24.000 millones de dólares por año.
Pero Ricardo Gluyas, experto del estatal aunque independiente Instituto Nacional de Ciencias Penales de México, minimiza esa cifra por entender que no tiene sustento y afirma que el monto real está entre 3.000 millones y 7.000 millones de dólares.
Parte de ese dinero se mueve directamente en el sistema bancario, aunque con dificultades y cada vez más fraccionado, pues todo movimiento inusual o superior a los 10.000 dólares debe ser reportado y su autor identificado, según lo establecen en las leyes.
Otra parte es dirigida a compras suntuarias, pago de sobornos, negocios inmobiliarios, diversiones, apuestas o ingresa a sistemas electrónicos para terminar en bancos extranjeros.
A diferencia de los inversionistas, a los narcotraficantes no les importa mucho pagar altos intereses o dividir su dinero. Para ellos, es aceptable perder parte del ingreso en el proceso de lavado.
La agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA) sostiene que gran parte del dinero obtenido por la venta de estupefacientes en su país pasa a México en efectivo y vía terrestre, para ser invertido en pequeños negocios.
Las formas de lavado son múltiples y van cambiando a la par de la dinámica de los controles que los gobiernos implementan.
Según Gluyas, autor del libro "Ganancia Ilícita. Prevención contra el lavado de dinero", la cantidad del dinero que el narcotráfico introduce a la economía mexicana "no es de una magnitud tal que genere un impacto considerable en las finanzas".
Con esa apreciación coincidió José Luis Piñeyro, especialista en seguridad de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM). "Si ese dinero sale de la economía mexicana, dudo de que se produzca una crisis o algo parecido", señaló a IPS.
Las metodologías para calcular los montos de lavado son diversas, y no hay forma de saber la cifra exacta, pues los narcotraficantes buscan por todos los medios ocultar sus movimientos también conocidos como blanqueado de dinero, que es la introducción de recursos ilícitos a un sistema financiero y económico legal.
El Instituto Nacional de Ciencias Penales de México obtiene sus datos sobre lavado a través de un estimado de ganancia entre el costo de las drogas al mayoreo y la venta, mientras que el gobierno de Estados Unidos y otras fuentes consideran que el porcentaje de lavado es del orden de tres a cinco por ciento del producto interno bruto (PIB) en los países productores o de tránsito de drogas.
Aunque las cantidades de dinero lavado estimadas para México son importantes, representan poco respecto de los 400.000 millones de dólares anuales que mueve el comercio exterior de este país.
Respecto del PIB total del país, estimado en unos 800.000 millones de dólares, el dinero lavado representa menos de cuatro por ciento, considerando la proporción más abultada manejada por Estados Unidos.
La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes de la Organización de las Naciones Unidas estima que entre la mitad y dos tercios de las ganancias totales obtenidas por el narcotráfico en el mundo se quedan en los países industrializados, que también son los principales consumidores.
Los mayores demandantes de drogas están en Estados Unidos y en países de Europa occidental, que sólo en la compra de cocaína y heroína gastaron 80.000 millones de dólares en 2000, según la Junta.
La Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría (ministerio) de Hacienda de México informó que recibe de los operadores financieros unos 2.500 reportes mensuales de movimientos sospechosos de dinero, mientras que en Colombia, uno de los productores de cocaína más importantes del mundo, sólo se reciben 700 en igual período.
"México está mucho mejor preparado para cerrar el paso al lavado de dinero, por eso los narcotraficantes prefieren ahora mover su dinero en efectivo a través de las fronteras", dijo a IPS el experto del Instituto Nacional de Ciencias Penales.
Piñeyro, de la UAM, explicó que con las operaciones de lavado, "que desde mi punto de vista se pueden atenuar, pero nunca eliminar", vienen necesariamente procesos de corrupción de policías y de operadores de bancos y de casas de cambio de divisas.
También se involucran funcionarios del gobierno, de las áreas judicial y militar "a niveles insospechados", añadió el experto.
La detención de policías y militares de bajo rango vinculados al narcotráfico es usual en México, pero la de altos mandos castrenses es escasa y la de jefes de políticos casi inexistente pese a versiones insistentes pero no confirmadas que circulan sobre sus nexos con las mafias de las drogas.
"Es curioso que haya tanto narcotráfico y violencia en México, pero que siempre los detenidos sean autoridades de bajo rango o personas socialmente pobres y poco educadas", hizo notar Piñeyro.
Durante el pasado gobierno de Vicente Fox (2000-2006), más de 13.000 presuntos narcotraficantes fueron detenidos, la mayoría de ellos operadores menores.
Miles de personas por necesidad o decisión propia se involucran en alguna parte de la cadena del negocio, reproduciendo así en parte de la sociedad sus vicios de corrupción e ilegalidad.
A diferencia de décadas pasadas, México ya no es un país sólo de tránsito, sino también consumidor y productor de estupefacientes, señala el informe 2005 de la Junta Internacional de Fiscalización de la Organización de las Naciones Unidas.
La Procuraduría General (fiscalía) de la República reconoce que el "narcomenudeo" (localismo que se utiliza para describir la venta de drogas a pequeña escala) viene creciendo de forma exponencial en México, en parte debido a la falta de recursos y de personal para combatirlo.
La venta de drogas al menudeo creció sólo en la capital más de 700 por ciento entre 2001 y 2004, precisa la Procuraduría.
Según estudios de la fiscalía, hay en el país unas 30.000 "tienditas" (pequeños comercios) que distribuyen en total unas 78 toneladas de drogas cada año. En esa cifra no se incluye lo que venden los llamados "burreros", que trabajan de forma ambulante.
En las "tienditas", bajo el disfraz de pequeños comercios, los operadores, en gran parte familias enteras de origen humilde, obtienen recursos importantes por la venta de drogas.
Pero la mayoría del dinero de esa venta no se queda en ellos ni en los narcotraficantes locales, pues, como advierte la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, el grueso de las ganancias va a los países consumidores. "La guerra contra el comercio de drogas y el lavado no se ganará nunca. En el mejor de los casos se puede lograr cierto control, pero es una guerra sin fin en el tiempo y sin delimitación en el espacio", consideró el experto de la UAM.