El gobierno de Nepal asegura estar determinado a proteger a los trabajadores del sector informal, pero elabora un proyecto de ley que, en caso de aprobarse, eliminará algunos derechos de esos empleados de «zonas económicas especiales».
La iniciativa será enviada próximamente para su estudio a la Cámara de Representantes, dijo a IPS Shengjie Li, director de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Nepal.
"Los sindicatos se pronunciaron en contra del proyecto, porque a los trabajadores de la economía informal no se les permite asumir su derecho a organizarse. Si ese es el caso, la OIT naturalmente intervendrá, porque esto no está en línea con la Convención 87 de la organización", destacó Li.
Si la interpretación de los sindicatos es correcta, será difícil imaginar al gobierno cumpliendo con el compromiso del ministro de Trabajo, Ramesh Lekhak, de brindar protección a los trabajadores informales, agregó.
"Eso suscitará una cantidad de preocupaciones", sugirió Li. "Si uno no les permite organizarse a los trabajadores en las zonas económicas especiales o zonas francas, ¿cómo puede permitirles organizarse a los trabajadores del sector informal?".
[related_articles]
En 2004, más de 96 por ciento de los nepaleses trabajaban en la economía informal, donde no estaban protegidos por ninguna forma de seguridad social, según la OIT.
En una entrevista, Lekhak dijo a IPS que el gobierno enmendará la ley de Trabajo, pero no reveló detalles.
"Queremos seguir un modelo económico socialista", afirmó. "El gobierno convencerá a los empleadores de proteger los derechos de los trabajadores y de aumentar los salarios, y también convencerá a los trabajadores de dejar que las cosas fluyan suavemente", añadió.
El ministro es miembro del equipo negociador que ahora mantiene conversaciones con ex rebeldes maoístas. Se prevé que ambas partes lleguen pronto a un acuerdo, tras el cual se instaurará un gobierno interino que incluya a los maoístas.
En junio próximo se celebrarán elecciones para conformar una asamblea que aprobará una nueva Constitución, según un acuerdo alcanzado en octubre.
El gobierno y líderes maoístas declararon el cese del fuego poco después de aunar fuerzas para conducir a cientos de miles de manifestantes a las calles en abril, para protestar contra la dictadura del rey Gyanendra, quien había dado un golpe de Estado el 1 de febrero de 2005.
Enfrentado al rumor de un baño de sangre a las puertas de su palacio, el monarca se echó atrás y restableció la cámara baja del parlamento, al que había disuelto en 2002.
Las modificaciones a la ley de Trabajo tendrán que esperar hasta que los ex rebeldes se sumen al gobierno, dijo Lekhak, "porque ellos podrían no estar de acuerdo con los cambios".
En octubre, la firma de un tratado de extradición entre Nepal e India fue cancelada poco antes de que el ministro del interior, Krishna Prasad Sitaula, se preparara por viajar a Nueva Delhi. La razón reportada por los medios locales de comunicación fue que Prachanda, el líder maoísta, objetaba el plan.
El gobierno real de entonces intentó enmendar las leyes laborales, pero el proyecto se estancó tras las protestas de los sindicatos.
Entre las disposiciones polémicas del proyecto estaba una sección sobre zonas económicas especiales (también conocidas como zonas francas de procesamiento de exportaciones), que los líderes sindicales denuncian que los trabajadores están expuesto a ser despedidos sólo con una notificación previa de 15 días.
Un dirigente de los trabajadores dijo a IPS que el compromiso asumido en septiembre por Lekhak para garantizar los derechos de los trabajadores del sector informal era "simplemente palabras".
Un sector laboral que necesita protección en muchos frentes ese el conformado por decenas de miles de mujeres que se ganan la vida en los clubes nocturnos y restaurantes que proliferan en Katmandú y otras ciudades de Nepal.
"Días atrás, algunas mujeres de un restaurante en Thamel (centro turístico de Katmandú) vinieron aquí. Los maoístas habían llegado repentinamente y forzaron al propietario a cerrar, diciendo que estaba haciendo cosas malas. Golpearon a las mujeres, las ahuyentaron y ellas vinieron y nos preguntaron: '¿Qué hacemos ahora?'", relató Shobha Yadav, consejera del Centro de Rehabilitación Femenina.
Su oficina ofrece capacitación técnica y sanitaria, además de asesoramiento, a mujeres que trabajan en los 110 bares y restaurantes del vecindario de Gongabu, al norte del centro de la ciudad. Noventa por ciento de ellas procede de aldeas de fuera del valle de Katmandú y muchas son analfabetas e ignorantes de la vida urbana y del sexo.
"Muchas sufren enfermedades de transmisión sexual", dijo Yadav en una entrevista. "No pueden usar condones porque a sus clientes no les gustan y ellas no saben decir 'no'. Nuestro principal objetivo es fortalecer a estas mujeres para que puedan defenderse a sí mismas, para que nadie pueda dominarlas, ni sus clientes ni sus jefes", agregó.
El Centro de Rehabilitación Femenina no promueve un sindicato para las mujeres sino que el gobierno y la policía les den alguna protección, explicó Yadav.
Li, de la OIT, dijo que no es realista esperar que Nepal eleve inmediatamente sus estándares laborales equiparándolos a las normas internacionales, pero que una asociación entre empresarios y trabajadores que involucre al sector informal, como en Sri Lanka, podría ser un paso útil.
"Tanto los empleadores como los trabajadores saben que mejores condiciones generan una mejor productividad. Digamos que un empleado se lastima: en principio, el propietario (de la empresa) debe compensarlo, pero si no lo hace los trabajadores pueden ir a huelga", agregó Li.
Según Li, a la OIT le gustaría comenzar un programa de entrenamiento a largo plazo en Nepal sobre relaciones industriales cooperativas, y en enero se reunirá con dirigentes del gobierno, de los sindicatos y las empresas, junto con donantes como el Banco Mundial.