La uniformidad de la población de Islandia se vio alterada desde mayo con el ingreso de un enorme contingente de extranjeros, procedentes de la Unión Europea (UE).
En 1985, los extranjeros representaban apenas 1,4 por ciento de la población. Ahora son casi siete por ciento, aun sin contar a quienes tramitaron y obtuvieron la ciudadanía islandesa.
La inmensa mayoría de los inmigrantes en Islandia tienen empleo, situación que no siempre ocurre en otros países, donde la desocupación entre los extranjeros es rampante.
Islandia tiene 303.000 habitantes. A fines del año pasado, vivían aquí 13.378 extranjeros. Y desde comienzos de este año 6.227 inmigrantes, la mayoría hombres, llegaron a Islandia desde los países que ingresaron más recientemente a la UE.
Pese a este influjo, hoy el desempleo en Islandia asciende hoy a apenas uno por ciento.
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Cualquiera que proceda de un país de la UE puede ingresar en Islandia sin un permiso de trabajo y quedarse aquí seis meses en busca de empleo. Pero la mayoría de los extranjeros lo consiguen muy pronto.
Como muchos países, inicialmente Islandia no permitió el libre movimiento de trabajadores de los países de Europa central y oriental que se integraron en la UE en mayo de 2004, pero abrió las fronteras el 1 de mayo pasado.
Aunque los nuevos ciudadanos del bloque ya no necesitan un permiso para emplearse en este país, los empleadores deben informar de los contratos a la gubernamental Dirección de Trabajo.
Los 10 países que se unieron al bloque europeo el 1 de mayo de 2004, llevando el número de estados miembro a 25, fueron Chipre, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Hungría, Latvia, Lituania, Malta, Polonia y la República Checa.
Bulgaria y Rumania se incorporarán el 1 de enero de 2007. El Althingi, parlamento islandés, decidió que, de modo similar, debería haber un periodo de espera de dos años para que los búlgaros y rumanos lleguen a Islandia.
Tanto las autoridades como la población en general quedaron sorprendidos por la respuesta.
Como la economía islandesa está en auge y el desempleo es bajo, ministros y otros funcionarios dan la bienvenida a los nuevos trabajadores, diciendo que la economía se paralizaría si se desalentara el ingreso de trabajadores extranjeros.
Se suscitó cierta preocupación en torno a si las condiciones laborales y los salarios en Islandia se verían comprometidos por el influjo de inmigrantes, que ganan mucho más en este país de lo que obtendrían en sus naciones de origen, incluso aunque no ganen tanto como los islandeses en trabajos comparables.
"No hay diferencia de paga en casos donde los salarios son pagados según un parámetro establecido, por ejemplo en hospitales", dijo a IPS Gudmundur Hilmarsson, de la Confederación Islandesa del Trabajo.
"Pero en sectores tales como la industria de la construcción, donde los islandeses comúnmente reciben salarios superiores a los básicos, a menudo los extranjeros cobran menos", agregó.
De la mayoría de los inmigrantes recién llegados, aproximadamente 64 por ciento trabajan en la industria de la construcción.
Los trabajadores polacos siempre han constituido la mayoría de la fuerza laboral extranjera. Alrededor de 7.500 de ellos viven en este país, 1.394 en la oriental localidad de Reydarfjordur, donde son 75 por ciento de los trabajadores que construyen la planta de aluminio Fjardaraal.
Observadores advierten que los nuevos empleados extranjeros son obligados a pagar rentas exorbitantes por alojamiento de mala calidad brindado por sus patronos, y que que algunas empresas despidieron a islandeses y en su lugar contrataron a extranjeros mal pagados. Pero, según Hilmarsson, eso no es común.
La mayoría de los extranjeros saben poco sobre Islandia antes de llegar al país, y no prevén quedarse mucho tiempo, pero muchos terminan permaneciendo en el país más de lo que esperaban, y una vez que se establecen traen a sus familias.
El conocimiento del idioma islandés se considera esencial.
Pero el influjo de europeos creó un inconveniente. Ahora a los no europeos les resulta mucho más difícil vivir y trabajar en Islandia, dado que se les da preferencia a quienes proceden de la Unión Europea.
Un empleador tiene que confirmar que un puesto fue publicitado en todo el bloque europeo antes de gestionar un permiso de trabajo a un no europeo.
Del mismo modo, aquellos que vivieron en Islandia por un tiempo ahora encuentran más dificultades para radicar a sus familias en este país si no son de origen europeo.
A Toshika Toma, un sacerdote que atiende los problemas de los extranjeros, le preocupa esta situación.
"Si alguien de Tailandia o Filipinas quiere traer a sus padres a Islandia, primero tiene que encontrarles empleo", dijo a IPS. "Y eso es difícil, porque ahora los europeos tienen prioridad para llenar las vacantes. La ley es injusta, y no debería serlo."