La posición del presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, contraria a los históricos esfuerzos del país por reducir el crecimiento demográfico y su propuesta de que las mujeres con hijos trabajen medio horario y cobren salario entero han llevado a parlamentarios a reclamar su comparecencia ante el Congreso.
"Estoy en contra de quienes dicen que dos hijos (por familia) son suficientes. Nuestro país tiene el potencial de criar a muchos niños", dijo Ahmadinejad en una reunión conjunta de delegados del gabinete y el parlamento.
Ahmadinejad afirmó que "Irán puede tener 120 millones de habitantes, por eso Occidente está preocupado, pues el crecimiento de su población es negativo y temen que la nuestra crezca y que nosotros prevalezcamos sobre ellos".
La población de Irán creció de 36 millones en la época de la Revolución Islámica, en 1979, a casi 70 millones de personas en la actualidad, casi 70 por ciento de las cuales son menores de 30 años.
"Mi preocupación es que la presencia femenina en diferentes ámbitos de la sociedad pueda desviarlas de su principal responsabilidad, que es criar a la generación futura", continuó en esa exposición realizada el 22 de octubre.
Agregó entonces que el gobierno estaba preparado para recibir un proyecto para reducir las horas de trabajo de las madres en proporción a la cantidad de hijos que cada una tenga.
A medida que surgieron las críticas, el portavoz del gabinete ministerial fue forzado a explicar que la declaración no significaba que una nueva política estuviera por ser formulada y que el presidente solamente había querido decir que el crecimiento de la población no era preocupante y que el país era capaz de satisfacer las necesidades de la sociedad.
Esto fue reiterado por el Ministerio de Salud, que en una declaración indicó que la implementación de una estrategia de planificación familiar continuaría, según citó el periódico reformista local Kargozaran.
Las interpretaciones oficiales fueron muchas y variadas. La parlamentaria conservadora Fatemeh Rahbar fue citada por la agencia Aftab News diciendo que "el principal argumento del presidente es que cuanta más población de musulmanes y chiitas haya más consolidado se volverá el estado islámico en el mundo".
Maryam Behrouzi, otra partidaria de Ahmadinejad y que preside una asociación femenina conservadora, dijo que la política estatal de reducir el crecimiento de la población en años anteriores tenía que ser revisada en las circunstancias actuales. "Dios provee la subsistencia de los niños, así ¿qué es lo malo de tener más hijos?", preguntó, según citó la prensa.
Las críticas del ámbito reformista fueron fuertes e incluso el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales dijo que las personas no realizaban la planificación familiar en base a lo que les decían que hicieran y que el crecimiento de la población podía volverse negativo si el bienestar financiero de la población no era asegurado apropiadamente.
"Aumentar tanto la población es posible si la gente sólo tiene que caminar y respirar, pero nosotros necesitamos brindarle servicios. Los problemas que enfrentamos en la implementación de muchos planes son las consecuencias del auge demográfico de los primeros años de la Revolución", dijo al diario Etemad Melli el legislador conservador Ali Abbaspour Tehranifard.
Luego de la Revolución quedó inactivo el programa de planificación familiar que había comenzado más de una década antes.
Tener más hijos a partir de entonces pasó a ser considerado una virtud religiosa por muchos. Durante los últimos años de la guerra con Iraq (1980-1988) el crecimiento de la población fue muy acelerado y el gobierno tuvo que volver a poner a la planificación familiar en su agenda.
"En esos días, a los hombres jóvenes los mataban de a miles en el frente de guerra y nadie sabía cuánto tiempo podía seguir la guerra", recordó un analista de Teherán que pidió no ser identificado.
"Naturalmente, una población mayor era vista más como una ventaja que como un problema, pero éstos pronto salieron a la superficie, como el caso de las escuelas que tenían que trabajar en dos turnos o más. El auge poblacional de aquellos años está ahora en la raíz de muchos problemas, tales como el desempleo que llega a 11,6 por ciento" de la población económicamente activa, apuntó.
Con la aprobación del fundador de la Revolución Islámica, el ya fallecido ayatolá Jomeini, el plan del gobierno para reducir el crecimiento demográfico se convirtió en política oficial en 1988.
Hubo cierta oposición de los sistemas religiosos, que consideraban el uso de anticonceptivos como una interferencia en los designios de Dios, y los ministros tuvieron que viajar al centro religioso de Irán, la central ciudad de Qom, para justificar el plan.
La ley de planificación familiar, ratificada en 1993, estipuló que los privilegios otorgados a los padres en base a otras leyes ya no podían ser aplicables con más de tres hijos por familia. Los privilegios incluían licencia maternal, costos de las guarderías infantiles, cuotas de seguros y cupones de raciones alimentarias.
Desde 1988 se ofrecen servicios gratuitos de planificación familiar en hospitales públicos y en centros de atención a la salud de todo el país, donde hay disponibles orientación y métodos gratuitos de control de la natalidad, como píldoras y condones. Las vasectomías y ligaduras de trompas también se realizan sin costo en todos los hospitales públicos y en algunos privados.
Ahora la planificación familiar es enseñada como un curso independiente en escuelas secundarias y universidades, y es obligatorio recibir orientación en esta materia antes de contraer matrimonio.
El plan, evaluado como muy exitoso por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), redujo el crecimiento. Pocos días después del discurso de Ahmadinejad, el presidente del Centro de Estadísticas de Irán, Mohammad Madad, dijo que la proporción había caído a 1,2, eliminando parte de la presión sobre varias organizaciones, como el Ministerio de Educación, según citó el portal Aftab.
"La oposición del presidente al control del crecimiento demográfico es bastante comprensible dentro de su manera de pensar, pero la promesa de reducir las horas laborales de la mujer debería ser tomada más seriamente", sostuvo el analista.
"Es un intento de parte del gobierno por disminuir la participación femenina en la fuerza laboral e incorporar a más hombres a ella. El desempleo de las mujeres ya supera 20 por ciento y, si es implementada, esta política puede aumentarlo aún más, a medida que los empleadores se vuelvan más reticentes a contratarlas", puntualizó. (FIN/IPS/traen-js/dm/ks-rdr/ip pr wo lb/06)