MERCOSUR-UE: Un reencuentro sin pasión

Poco alentador fue el primer encuentro de negociadores técnicos del Mercado Común del Sur (Mercosur) y de la Unión Europea (UE), en el marco de la ya añeja búsqueda de una acuerdo comercial. Las reuniones en Brasil finalizaron sin resultados concretos.

El avance fue, precisamente, reanudar el diálogo, coincidieron varios diplomáticos, pero ni siquiera una segunda reunión tuvo la fecha fijada. Puede concretarse al final de este año o "en febrero", en Bruselas. En esa ocasión se espera que las partes presenten propuestas "con cifras", de reducción de aranceles, cuotas de importación y otros rubros.

La dificultad de negociar, pese al interés de los países del Mercosur, Brasil en particular, parte de la posición europea, según Luiz Alberto Moniz Bandeira, el historiador y ex profesor de la Universidad de Brasilia que vive en Alemania.

El experto señaló a IPS su convicción de que la UE pretende "condiciones similares a las que quería imponer Estados Unidos en el ALCA" (Acuerdo de Libre Comercio de las Américas) cuya negociación quedó congelada por voluntad especialmente de los países del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela).

Son reglas que impedirían a Brasil y a otros países latinoamericanos adoptar políticas de desarrollo industrial, como exigir que, para instalarse en sus territorios, las empresas extranjeras cumplan metas de exportación o de nacionalización de componentes, ejemplificó.

El Estado brasileño tampoco podría "privilegiar a empresas nacionales o radicadas en el país en la compra gubernamental de servicios y bienes de capital", acotó.

El llamado Acuerdo de Asociación Birregional entre los dos bloques avanzó rápido y se interrumpió en 2004, ante acusaciones de retroceso en las propuestas y ofertas insatisfactorias.

En términos generales, el Mercosur reclamaba mayor apertura del mercado agrícola europeo y la UE mayor acceso a mercados no-agrícolas, el llamado NAMA, es decir industria y servicios.

Del lado europeo, el gran obstáculo es la política agrícola de subsidios y de alta protección arancelaria en algunos productos.

La perspectiva de rápido desarrollo de los biocombustibles, ante el alza de los precios del petróleo y la amenaza de los cambios climáticos globales, apareció para algunos como una oportunidad de cambios en la producción rural europea y como superación de las discrepancias con los grandes exportadores agrícolas en desarrollo.

Pero la UE, especialmente Francia, "no cederá en el tema los subsidios, debido a la preocupación por su seguridad alimentaria", y además el principal escollo para un acuerdo son las reglas de inversiones, propiedad intelectual y otras sobre servicios y bienes industriales, que afectarían gravemente al Mercosur, opinó Moniz Bandeira.

Si la UE renuncia a "exigir reglas que trascienden el área del comercio y se extienden a la cuestión de inversiones, quizás sea posible un entendimiento", acotó.

La flamante incorporación de Venezuela como miembro pleno del Mercosur también puede agregar dificultades políticas, según analistas, a causa de las posiciones nacionalistas y contrarias al libre comercio de su presidente, Hugo Chávez.

Empero, Moniz Bandeira entiende que ello no es así, ya que la defensa venezolana de soberanía para adoptar políticas propias coincide con la brasileña y de otros socios del bloque, que pretenden desarrollarse industrialmente y no pueden hacer las concesiones que requieren tanto Europa como Estados Unidos.

El mercado automovilístico, de gran interés europeo, es uno de los obstáculos, especialmente para Argentina, cuya lucha por mantener su parque industrial generó conflictos incluso con Brasil, postergando el libre comercio en ese sector dentro del Mercosur.

Por esta y otras razones es que Alfredo Chiaradia, secretario de Relaciones Económicas Internacionales de Argentina, fue el más pesimista en las escuetas informaciones divulgadas al término el martes de los dos días de reuniones en ambos bloques en Río de Janeiro.

"Ni siquiera se puede decir que se destrabó la negociación en algún tema", matizó, quejándose de que la UE nada avanzó en cuotas de importación agrícolas, un tema de gran interés para el Mercosur, gran exportador agrícola.

Esta vez, para evitar los problemas surgidos anteriormente, se decidió negociar "por paquetes", es decir propuestas comprendiendo todos los rubros, agricultura, industria, servicios e inversiones, en lugar de "intercambio de ofertas" sectoriales, explicó el negociador jefe de Brasil, Regis Aslanian.

La negociación avanzará si hay movimientos simultáneos, con la UE haciendo sus propuestas de apertura agrícola para que, en contrapartida, el Mercosur acepte detallar sus propuestas para servicios, señaló.

El fracaso de la Ronda Doha de negociaciones en la Organización Mundial de Comercio, aunque no admitido formalmente pero con interrupción de las negociaciones en julio, estimuló la reanudación de las reuniones entre Mercosur y la UE, después de dos años de suspensión.

Pero aún no surgieron indicaciones de que ahora se hizo más posible un acuerdo de libre comercio entre los dos bloques.

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