Cuba busca fortalecer su intercambio con América Latina y recuperar el tiempo perdido con Rusia, dentro de una estrategia de diversificación geográfica que le permita además enfrentar mejor el embargo económico y comercial de Estados Unidos.
En ese contexto, analistas consideran que el acuerdo de complementación comercial suscrito por Cuba con el Mercado Común del Sur (Mercosur) a fines de julio abrió a este país isleño un mercado de unas 250 millones de personas justo en momentos en que Washington fortalecía sus medidas restrictivas al comercio con La Habana.
El intercambio entre Cuba y esa unión aduanera alcanzó en 2005 a 450 millones de dólares, cifra que se elevará con la incorporación este año de Venezuela, primer socio de esta nación caribeña, al bloque integrado por Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay.
"Obviamente tenemos aspiraciones de incrementar ese volumen y vamos en camino positivo", comentó el embajador argentino en La Habana, Darío Alessandro, durante un foro realizado como parte de una feria comercial en la que expusieron sus productos empresas de 49 países, incluida Cuba.
En esa bolsa comercial que mantuvo sus puertas abiertas entre el martes y este sábado, participaron este año menos empresarios de Estados Unidos, quienes suelen aprovechar la ocasión para cerrar negocios con La Habana desde que una ley estadounidense de 2000 les permite vender alimentos a Cuba.
Fuentes empresariales de ambos países culparon de esa baja presencia estadounidense —unas 100 empresas menos que el pasado año—, a nuevas regulaciones de Washington que dificultan las transacciones, las únicas permitidas en el marco del bloqueo contra La Habana vigente desde 1962.
Como resultado de esa baja, se acordaron contratos por sólo 87 millones de dólares, mientras en 2005 habían sido de 259 millones de dólares, según informes de Alimport, empresa estatal que monopoliza las compras del sector alimentario en el extranjero.
El nicho dejado por las compañías estadounidenses fue ocupado por firmas de China, Vietnam, Venezuela y el Mercosur que, entre otros, cerraron operaciones en la feria comercial por unos 220 millones de dólares para la exportación de comestibles a Cuba.
El gobierno prevé para este año importaciones en alimentos por alrededor de 1.700 millones de dólares, contra 1.000 millones cinco años atrás. Funcionarios de Alimport han afirmado en más de una ocasión que La Habana realizará sus compras de alimentos en mercados que resulten más competitivos.
El acuerdo de complementación entre Cuba y el Mercosur está en la fase de ser protocolizado por cada uno de los firmantes, y otorga preferencias arancelarias mutuas para impulsar el intercambio comercial mediante la reducción o eliminación de los gravámenes y demás restricciones aplicadas a la importación.
Aunque ha dejado claro que no está interesada en ingresar como miembro pleno al Mercosur, Cuba espera mucho más que comercio del bloque sudamericano. "El comercio en sí de manera simple no conduce al desarrollo", consideró Mirna Hernández, experta del Ministerio de Relaciones Exteriores.
"Este acuerdo lo vemos como una base que nos puede servir a todos para profundizar en temas que sí ayuden y conduzcan hacia la verdadera integración", añadió Hernández en el foro sobre el Mercosur, convocado por la embajada de Brasil en La Habana.
El movimiento comercial con el gigante sudamericano, segundo socio latinoamericano de Cuba, supera hasta el momento los 350 millones de dólares, con posibilidades de continuar su ascenso.
Hay datos acerca de que las compras a Brasil incluirían azúcar refinada, debido a la pobre cosecha cubana de 1,2 millones de toneladas este año.
Brasil también ha concedido créditos a La Habana, tanto para facilitar el comercio como para modernización del equipamiento productivo de esta isla. "Los precios en América Latina son más competitivos, y el dinero que se presta se puede invertir mejor", comentó en el foro Héctor Fondevila, del Ministerio de Comercio Exterior de Cuba.
A juicio del funcionario, su país no sólo busca el intercambio comercial de bienes, sino también el de alimentos por medicamentos, como se ha hecho con Argentina, así como la complementariedad económica con transferencia tecnológica en el campo de la medicina.
En tanto, el intercambio con Venezuela —a la que siguen en importancia China, España y Canadá— podría superar los 2.000 millones de dólares este año, según previsiones del ministro de Integración de ese país, Gustavo Márquez, quien visitó la capital cubana esta semana.
El mayor peso del comercio recae en la compra de petróleo venezolano y derivados (casi 100.000 barriles diarios), pero según autoridades de ambos países hay un aumento considerable en ramas como la industria manufacturera y bienes y servicios.
A principios de 2005, las dos naciones acordaron una línea de crédito de 200 millones de dólares para favorecer el comercio bilateral, al tiempo que tendieron líneas directrices para inversiones conjuntas en el sector de la energía y otras ramas de la economía.
La nación petrolera es también el primer mercado de la región para Rusia, que en septiembre acordó con La Habana la reestructuración del pago de un préstamo por 166 millones de dólares concedido por Moscú en 1993 y aprobó uno nuevo, por 350 millones de dólares, para financiar suministros rusos de mercancías y servicios a Cuba.
La Habana y Moscú se esfuerzan por recomponer las relaciones económico-comerciales que en 1991 colapsaron por la desintegración de la Unión Soviética, hasta ese momento responsable de alrededor de 80 por ciento del comercio cubano con el resto del mundo.
"Esta etapa de 15 años ha sido muy difícil, la recuperación económica no fue fácil… Pero ahora comenzó una etapa de crecimiento para nosotros y podemos intentar recuperar las relaciones con Cuba", dijo a IPS Alexander Moiseev, consejero de la embajada rusa en Cuba.
El intercambio comercial en 2005 rondó los 195 millones de dólares, monto menor al de 2004, de 234 millones de dólares. "Ese descenso se debió a menores compras de azúcar cubana", justificó el diplomático. Hasta fines de la década de los 80, Cuba vendía casi toda su producción azucarera a precios preferenciales a Moscú, que le suministraba a su vez 13 millones de toneladas de petróleo anuales.
"Necesitamos repensar nuestras relaciones, porque Rusia ha perdido mucho tiempo, aunque por razones objetivas, no por falta de voluntad. Nuestros países tienen ahora diferentes sistemas, pero políticamente no existen divergencias y hay un mutuo deseo de desarrollar nuestros vínculos económicos", indicó Moiseev.
De acuerdo con datos oficiales, el intercambio comercial cubano con el mundo creció 27 por ciento hasta septiembre de este año, en comparación a igual periodo de 2005, y podría cerrar 2006 con unos 10.000 millones de dólares.
Por distribución geográfica, América acapara 45 por ciento del comercio cubano, Europa, 31 por ciento, y Asia-Medio Oriente, 21 por ciento.