La Asociación de Abogados de Camboya se convirtió en el principal escollo del tribunal especial que juzga a los ancianos líderes del régimen genocida del Jemer Rojo (1975-1979), con su rechazo a la participación de juristas extranjeros en el proceso.
Las acciones emprendidas por el presidente de la Asociación, Ky Tech, causan alarma en algunos sectores de ese país de Asia sudoriental y dejan al descubierto el costado turbio de la política camboyana.
Hace más de una semana, Tech pidió que los abogados extranjeros que no participaran en el proceso a los genocidas en el tribunal especial denominado es Cámaras Extraordinarias de los Tribunales de Camboya.
Según Tech, los representantes legales de los acusados, los fiscales y los jueces deben ser camboyanos en su totalidad, aunque, según observadores nacionales e internacionales, los abogados de este país carecen de la capacitación necesaria en materia de derecho internacional.
"Los extranjeros nos están violando", declaró Ky Tech al diario en inglés Cambodian Daily.
La Asociación Internacional de Abogados suspendió abruptamente el viernes un programa de capacitación, previsto para esta semana, a causa de las declaraciones del jurista camboyano.
El propósito del programa era sensibilizar a los abogados de este país sobre la acción de la justicia en casos de crímenes contra la humanidad como los que afrontan los septuagenarios y octogenarios líderes del Jemer Rojo.
La Asociación de Abogados de Camboya exhortó a sus asociados a no participar "en un programa de capacitación" de las Cámaras Extraordinarias de los Tribunales de Camboya y la Asociación Internacional de Abogados, según informó esta organización en su sitio en internet.
Ky Tech "amenazó públicamente con tomar 'medidas' contra los participantes" camboyanos y extranjeros, señaló la Asociación, que tiene su sede en Londres.
"Las acciones de los abogados perturban el funcionamiento de la justicia internacional colocando obstáculos al juicio" por crímenes contra la humanidad, señaló Mark Ellis, director ejecutivo de la Asociación Internacional de Abogados.
"El programa de la Asociación Internacional de Abogados pretendía mejorar la calidad de la asistencia legal y la situación en Camboya, y colaborar con la educación y la información de los camboyanos sobre la justicia internacional", añadió.
Entre los mecanismos de asistencia que implementó la Asociación figuran la capacitación de abogados, fiscales y magistrados involucrados en tribunales especiales a cargo de juzgar crímenes de guerra en la antigua Yugoslavia y los del Alto Tribunal Iraquí.
De cualquier manera, el sistema judicial camboyano es notorio por sus malos antecedentes en materia de derechos humanos y por su politización. Ha recibido, incluso, acusaciones de corrupción.
Las motivaciones de Ky Tech fueron objeto de intensa especulación.
"El presidente de la Asociación de Abogados de Camboya defendió de tal manera su posición que es difícil creer que lo haga sin respaldo político", expresó Theary Seng, director ejecutivo del no gubernamental Centro para el Desarrollo Social, desde Phnom Penh.
"Parece decidido a enlentecer el proceso o, incluso, a paralizarlo. Eso es preocupante", añadió.
Las organizaciones de derechos humanos camboyanas también están alarmadas. Sus miembros aseguran saber quiénes están detrás de las declaraciones de Ky Tech.
"Puede haber alguna influencia política detrás de la declaración", dijo a IPS Ny Chakrya, miembro de la no gubernamental Asociación Camboyana para los Derechos Humanos y el Desarrollo, con sede en Phnom Penh.
"Algunos abogados de la Asociación tienen vínculos cercanos con el Partido Popular Camboyano, del que Ky Tech es simpatizante", añadió.
La acusación al partido de gobierno, liderado por el primer ministro Hun Sen, no es el primer indicio de su intento de echar por tierra un proceso legal, tan anhelado por la población.
El cada vez más autoritario Hun Sen se opone al tribunal especial desde que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) inició las negociaciones para su creación con las autoridades de este país, hace una década.
La sensibilidad de Hun Sen al respecto quedó de manifiesto en mayo, cuando arremetió contra las organizaciones de derechos humanos que cuestionaron la elección de los jueces para ese tribunal.
El cuerpo se destaca, a diferencia de los formados para juzgar los crímenes de guerra y contra la humanidad cometidos en Ruanda y la antigua Yugoslavia, por un proceso a cargo de una combinación de magistrados, 17 camboyanos y 13 extranjeros.
Hun Sen "comparó a sus críticos con animales pervertidos, entre otras cosas", señaló entonces la organización regional Comisión Asiática de Derechos Humanos, con sede en Hong Kong.
La presencia del general Ney Thol, presidente del tribunal militar de camboyano, como uno de los jueces de este país cayó muy mal entre las organizaciones de derechos humanos.
Ney Thol es conocido por negar el derecho de los abogados que representan a las víctimas la posibilidad de presentar sus propios testigos y repreguntar a los de la acusación.
Lo que es más, no se sabe si el nombre de Hun Sen figura en los procedimientos de ese tribunal. que comenzó a funcionar formalmente este año tras sucesivas demoras.
Hun Sen fue miembro del Jemer Rojo hasta que desertó para unirse al ejército vietnamita que derrocó en 1979 a Pol Pot, líder del brutal régimen.
Entre 1975 y 1979, ese grupo de maoístas extremistas que querían convertir Camboya en una gigantesca comunidad agraria, fue responsable de la muerte de 1,7 millones de personas, casi un cuarto de la población que tenía entonces ese país.
Las víctimas fueron ejecutadas o murieron a causa del trabajo forzado o de hambre.
Pol Pot murió en 1998, sin haber sido juzgado nunca.
Pero otras destacadas figuras sobrevivieron, como Kaing Khek Eav, también conocido como "El Duque", quien presidió el centro de interrogatorios Toul Sleng, en Phnom Penh, donde murieron 14.000 personas acusadas de traición y sólo 12 lograron sobrevivir.
Para mujeres camboyanas como Theary Seng, la idea de que el trabajo del tribunal se demore más sólo significará más dolor para una población ya traumatizada por las atrocidades cometidas por el Jemer Rojo y que sigue buscando respuestas a lo sucedido.