CARICATURA-BIRMANIA: Dardos con una sonrisa

Harn Lay y Win Tun, dos caricaturistas birmanos en el exilio, tienen estilos totalmente diferentes, pero un objetivo común: liberar a Birmania de la dictadura que sufre desde hace más de 40 años.

"Aunque no veamos la ribera, tenemos que seguir nadando para llegar al otro lado", afirmó Harn Lay en la entrevista. Aún no ve la luz al final del túnel para su país, pero no pierde las esperanzas.

Lo mismo siente Win Tun en Nueva York, quien confesó su anhelo de poder reunirse con su familia en Birmania algún día.

Una muestra de la obra de ambos caricaturistas, que se exhibe hasta el 30 de este mes en el Club de Corresponsales Extranjeros de Tailandia, en Bangkok, se propone llamar la atención, a través de imágenes, humor e ironía, sobre la difícil situación que se vive en Birmania.

Harn Lay participó cuando tenía unos 20 años en un levantamiento contra el régimen militar en 1988, tras el cual miles de personas partieron al exilio y la crisis en ese país de Asia sudoriental llamó la atención internacional.

El levantamiento fue respondido con una dura represión que dejó una veintena de muertos, heridos y presos, en su mayoría estudiantes.

Harn Lay estudió en la Escuela de Bellas Artes de Rangún y nunca imaginó que iba a pasar de ilustrar carteles de promoción de películas a crear caricaturas ingeniosas, divertidos y agudos de la realidad.

"Solía dedicarme a dibujos muy sencillos en blanco y negro, pero pensé que a la gente le gustaban más los colores. Cuanto más divertido y más colorido, mejor", señaló Harn Lay, conocido por sus divertidas y vibrantes caricaturas que aparecen en la revista The Irrawaddy, con sede en Chiang Mai, con las que editorializa.

Uno de sus trabajos más memorables es el que muestra al dictador birmano Than Shwe sosteniendo un pastel de cumpleaños con velas que rodean por completo a la líder de la oposición Aung San Suu Kyi, del partido Liga Nacional para la Democracia, cuya victoria en las elecciones de 1990 nunca fue reconocida por la junta militar que gobierna ese país desde 1962.

Esa caricatura, publicada con motivo de los 60 años de Aung San Suu Kyi y 17 de su arresto domiciliario, aparece en un libro publicado por el Consejo Nacional Indio de Capacitación e Investigación Educativa.

El estilo de Harn Lay contrasta con el de Win Tun, más tradicional, en blanco y negro.

Win Tun pasó a ser conocido como "Mr. Burma" (señor Birmania) tras la publicación de su primera caricatura fuera del país por el diario tailandés The Bangkok Post, de lengua inglesa, cuando era un dibujante independiente, de 53 años.

Tras recibir amenazas del gobierno por el contenido crítico de sus caricaturas, se exilió en 1990 y siguió dibujando bajo el seudónimo "Mr Burma". Cuando las autoridades descubrieron su verdadera identidad, lo pusieron en la lista negra.

En 1995, Win Tun se mudó con su esposa a Estados Unidos como refugiado político, dejando a su madre, hermanos y hermanas en Birmania.

El gobierno birmano sigue emitiendo comunicados de advertencia acerca de sus caricaturas en el sitio de Internet Faxton y el boletín La Voz de Birmania, pero nada de eso lo asusta.

"No me importa cómo puedan molestarme, porque creo que estoy haciendo lo correcto para mi país", indicó Win Tun.

Al igual que él, Harn Lay se toma esas amenazas con calma. Ambos asumieron las dificultades que conlleva el exilio.

Para él, ser libre para expresarse como artista es como una bocanada de aire fresco.

"Es difícil vivir fuera de mi país, pero al menos puedo dibujar lo que quiero, en especial acerca de la política birmana", señaló Harn Lay, quien trata de mantener vínculos con sus parientes a pesar de las dificultades.

Por su parte, Win Tun afirma sentirse cómodo en Estados Unidos.

"También estoy aprendiendo mucho acerca de cómo funciona el sistema aquí. Espero que algún día podamos instaurar uno bueno en mi país. Ese es mi sueño", indicó..

Ambos coinciden en que los dibujos son un medio poderoso para enviar un mensaje al mundo, sobre todo de paz y libertad.

"Las caricaturas son un método efectivo y pacífico para señalar los errores y las injusticias. Por eso siempre trato de agregar palabras en las mías, para que el gobierno y los birmanos lean y tomen conciencia", explicó Win Tun.

Harn Lay también es consciente de ese poder y señala que sus caricaturas, y las de otros dibujantes, de alguna forma llegan a Birmania.

"No es fácil distribuir caricaturas con contenido político en el país, pero escuché que las fotocopian y las hacen circular", apuntó.

Incluso, uno de los mejores trabajos de Harn Lay podría haber llegado a manos de altos funcionarios de la junta militar.

Esa caricatura, una sátira de los proyectos hídricos de la dictadura birmana, muestra a un oficial militar jactándose de las nuevas fuentes de electricidad, mientras sostiene un ventilador en la mano en una habitación con una bombilla de luz que no funciona.

Cuando se le preguntó a Win Tun por qué el sueño de ver libre a Birmania ha sido tan escurridizo, él opinó que ese país necesita un "nuevo tipo de medicina o una cura", sobre todo cuando se trata de una "enfermedad" como la de los militares.

Harn Lay considera que las relaciones estrechas que muchos países mantienen con la junta gobernante no ayudan, pues legitiman su autoridad.

"El régimen cuenta con el respaldo de los países vecinos gracias al comercio y los negocios, dificultando el trabajo de las organizaciones pro-democráticas que trabajan para liberar a Birmania", aseveró.

Win Tun sostuvo que el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas podría promover muchos cambios en Birmania, si hubiera verdadera voluntad.

La exhibición en el Club de Corresponsales Extranjeros de Tailandia es una muestra de las muchas que habrá de caricaturistas birmanos exiliados en el futuro, según la activista Nang Hseng Noung, de la Red de Acción de Mujeres Shan.

"Ya nos preguntaron si estas caricaturas podían viajar y nos dijimos, ¿por qué no?", contó Nang Hseng Noung.

Además de los trabajos de Harn Lay y Win Tun, en la muestra se exponen los de otros caricaturistas, como Kham Pang y Shwe Mahn.

Los organizadores querían incluir a una mujer en la exposición pero la única que conocen vive en Birmania.

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