El inclemente invierno en el Mediterráneo oriental plantea una nueva amenaza a la ecología marina desde Líbano hasta Turquía este año, debido a las secuelas de la mancha de petróleo provocada en julio por el bombardeo israelí de una central eléctrica al sur de Beirut.
Entre 10.000 y 15.000 toneladas de crudo se filtraron entre el 13 y el 15 de julio de la dañada planta de Jiyeh, a 30 kilómetros de la capital libanesa. El derrame contaminó seriamente las aguas adyacentes a las costas libanesa y siria, aunque el daño ambiental a los vecinos Chipre, Grecia y Turquía fue reducido por exitosas operaciones de limpieza del petróleo flotante.
Pero el peligro persiste. Equipos altamente especializados con experiencia extensiva necesitan ponerse a trabajar inmediatamente para limpiar rocas y edificios antes que las tormentas invernales azoten la región, advirtió el Centro Regional de Respuesta de Emergencia para la Contaminación Marina en el Mar Mediterráneo, con sede en Malta.
Especies marinas en peligro de extinción ya están sufriendo los embates del derrame, y con el reciente inicio de la temporada migratoria se teme por la suerte de miles de aves en sitios como la reserva libanesa de Palm Islands.
El vertido de la planta de Jiyeh fue resultado del masivo bombardeo que propinó durante 33 días Israel a Líbano, después del secuestro de dos de sus soldados por parte de las milicias del movimiento chiita pro-sirio Hezbolá. Tras el cese del fuego el 14 de agosto, las autoridades libanesas calcularon que los combates habían provocado la muerte de al menos 1.100 civiles.
Apenas el 13 de octubre, con equipamiento especializado, comenzó la recuperación manual de petróleo sumergido alrededor de la planta. Un equipo de buzos italianos estima que en el lecho del mar podrían hallarse hasta 600 metros cúbicos de combustible. Los asiste una organización no gubernamental no identificada.
También hay buzos de Emiratos Árabes Unidos esperando para sumarse a la limpieza. Con experiencia adquirida a partir de las tareas de alivio en Tailandia y Sri Lanka luego del tsunami del 26 de diciembre de 2004, el equipo de la Asociación de Buzos de Emiratos sólo aguarda luz verde de las autoridades libanesas.
«Estamos listos para ir y ayudar a evaluar el alcance de los daños bajo la superficie. Sé que los equipos de expertos ya están en los sitios», dijo en entrevista Ibrahim Al-Zubi, director del Departamento de Ambiente de la Asociación.
Tras los bombardeos diurnos y nocturnos realizados en julio por aviones israelíes, una misión establecida por el Ministerio de Ambiente de Líbano y expertos de la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN) encontró playas, cuevas y rocas cubiertas de petróleo. La franja costera famosa como zona de esparcimiento para los ricos de Asia occidental alberga a las inusuales tortuga boba (Caretta caretta) y foca monje (Monachus monachus).
«Las personas que viven del mar recordarán esta contaminación durante todas sus vidas», dijo Xavier Kremer, experto francés en derrames petroleros de la organización Cedre, sin fines de lucro.
Describiendo el derrame como el peor desastre ambiental en la historia de Líbano, el ministro de Ambiente Yacoub Sarraf declaró a la prensa que «los costos de limpieza podrían llegar a 100 millones de dólares».
«Ni siquiera las especies que viven en el fondo del mar escaparon a la contaminación, y se deben desarrollar técnicas innovadoras para eliminar el petróleo», señaló Rick Steiner, experto en petróleo y miembro de la UICN.
Exámenes preliminares de la franja costera hallaron sustancias tóxicas como los hidrocarburos aromáticos polinucleares. Estos «provocan cáncer y se pueden acumular en los órganos de las especies y causar impactos a largo plazo, como el repentino colapso de las poblaciones de peces años después de la contaminación, al igual que sucedió en (el noroccidental estado estadounidense de) Alaska», explicó, refiriéndose a su experiencia a partir del derrame de 37.000 toneladas de petróleo del buque Exxon-Valdez.
El 17 de agosto, la Organización Marítima Internacional y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente se reunieron en Atenas y acordaron un plan de acción de casi 65 millones de dólares para asistir a las autoridades libanesas con la limpieza. Otros países, como Argelia, Chipre, Grecia, Francia, Italia, Malta, España y Siria también se comprometieron a apoyar.
El Consejo para el Desarrollo y la Reconstrucción de Líbano sitúa los costos directos de los daños a la infraestructura causados por la guerra en 3.600 millones de dólares, aunque algunos analistas indican que esa cifra podría triplicarse.
Varias playas arenosas conocidas por ser usadas por las tortugas bobas y las tortugas verdes (Chelonia mydas) para anidar, resultaron afectadas, especialmente en Beirut y la Reserva Natural de Palm Islands, en las afueras de la noroccidental ciudad libanesa de Trípoli. El petróleo que cubre las costas rocosas de la reserva ya mató a algas y otros organismos de los que se alimentan los peces y las tortugas.
Mona Khalil, que durante seis años trabajó con tortugas en Líbano, dijo al ser entrevistada que «lo más probable es que los bebés de tortugas recién nacidas que ingresan al agua cerca de Palm Islands mueran cuando encuentren petróleo al salir en busca de aire».
Las crías «también pueden estar expuestas al crudo residual que queda en las playas, así como en aguas cercanas a la costa. Semejante exposición puede resultar en una severa mortalidad y/o en efectos sub-letales, incluyendo carcinogénesis y problemas fisiológicos y reproductivos», aseguró Steiner.
Al ornitólogo y administrador de la reserva de Palm Islands, Ghassan Jaradi, quien ha visto pájaros empapados en petróleo, le preocupa que surjan más de esos casos, dado que la temporada de migración de aves costeras recién comienza. Alrededor de 156 especies de pájaros, incluyendo a muchos migratorios, pueden estar ya en contacto directo con el agua contaminada.
Las focas monje, que podían divisarse en las aguas de la reserva, también podrían ser afectadas. Están incluidas en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN.
«Palm Islands, que es una de las escalas más importantes de Líbano para las aves migratorias y está protegida por la Convención de Ramsar, es una micromuestra que representa la situación general del entorno marino del país», dijo Ghassan.
La Convención de Ramsar fue suscrita en 1971 en esa ciudad iraní para preservar ecosistemas prioritarios, como recursos hídricos y fuentes de biodiversidad.
La misión de la UICN ya ayudó a comenzar las operaciones de limpieza y los controles de la biodiversidad. Pero Kremer, de Cedre, advirtió: «Después de limpiar la mayor parte del petróleo, todavía quedará alrededor de uno por ciento en las aguas. La gente tendrá la impresión de que las playas siguen contaminadas».
* Este artículo es parte de una serie sobre desarrollo sustentable producida por IPS (Inter Press Service) e IFEJ (siglas en inglés de Federación Internacional de Periodistas Ambientales). Publicado originalmente el 18 de noviembre por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.