MUJERES: La violencia como norma

Las mujeres continúan siendo víctimas de acoso sexual, tráfico humano y flagrante discriminación en todo el planeta, según un histórico informe de la ONU.

"La violencia contra las mujeres persiste en cada país como una violación dominante de los derechos humanos y un importante impedimento para lograr la igualdad de género", señala el primer estudio mundial en profundidad sobre este problema, dado a conocer el lunes por el secretario general de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), Kofi Annan.

Esa violencia es inaceptable "si es perpetrada por el Estado y sus agentes o por familiares y extranjeros, en la esfera pública o privada, en tiempos de paz o de conflicto", añade.

La investigación, crítica de los estados miembro de la ONU que aún no penalizaron este tipo de agresiones contra las mujeres, tiene 113 páginas y fue redactada por un comité asesor de 10 expertos internacionalmente reconocidos en el estudio de la violencia de género.

Por lo menos 102 de los 192 estados miembro del foro mundial no tienen disposiciones legales específicas sobre violencia doméstica, mientras que la violación marital no constituye un delito en alrededor de 53 países.
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Solamente 93 países tienen alguna disposición legal que prohíbe el tráfico humano. "Donde existe legislación, a menudo es inadecuada en su alcance y cobertura y/o no efectivamente implementada", sostiene el informe.

También subraya que muchos estados no implementan suficientes medidas de apoyo para las mujeres que son víctimas de la violencia.

"Además, carecen de datos sistemáticos y confiables sobre violencia contra la mujer que son necesarios para elaborar estrategias", añade. Asimismo, persisten tradiciones, costumbres y estereotipos discriminatorios que perpetúan la discriminación contra las mujeres, colocándolas en riesgo de violencia.

Un estudio europeo citado en el informe de la ONU indica que, de los 1.322 casamientos celebrados en seis aldeas de Kirguizstán, casi la mitad fueron resultado de secuestros, y dos tercios no fueron consensuados.

En Gran Bretaña, una Unidad de Matrimonios Forzados creada por el gobierno interviene en 300 casos al año.

En India, según estadísticas oficiales, 6.822 mujeres fueron asesinadas en 2002 como resultado de la violencia relacionada con demandas de dotes (pago en efectivo o en mercaderías por parte de la familia de la novia a la del novio).

El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) estima que cada año son asesinadas en todo el mundo unas 5.000 mujeres por sus propios familiares, en los llamados "asesinatos de honor", crímenes en nombre de la dignidad dentro de la familia o la comunidad.

Según la Coalición de Alabama Contra la Violencia Doméstica, de Estados Unidos, "40 por ciento de las adolescentes de entre 14 y 17 años dicen conocer a alguien de su edad que fue golpeada por un novio, y una de cada cinco mujeres universitarias experimentará alguna forma de violencia por su pareja".

Jessica Neuwirth, presidenta de la organización Igualdad Ya, destacó que el estudio de la ONU es claro y completo, y que señala reiteradamente la conexión entre violencia y discriminación.

Neuwirth dijo notar también la aparente falta de voluntad política para tomar en serio la violencia contra las mujeres, pese a su gravedad.

"LA violencia contra las mujeres terminará sólo cuando haya voluntad política. Todos los pasos a dar son detallados en el nuevo informe, ninguno por primera vez. La pregunta es si van a ser dados realmente", dijo a IPS.

Consultada sobre si el aumento de la violencia se debe a una falta de voluntad política o de recursos financieros, la directora ejecutiva del UNFPA, Thoraya Obaid, dijo a IPS que "es una combinación de las dos cosas".

En el UNFPA "creemos fuertemente que el sistema de la ONU y todos los otros donantes deberían proporcionar más recursos para planes de acción nacional para impedir y eliminar la violencia contra mujeres y niñas", señaló.

"Esto, sin embargo, requiere un firme compromiso político de parte de los gobiernos en el nivel más elevado para condenar la violencia contra las mujeres y actuar para eliminarla", agregó.

Obaid afirmó que algunos líderes políticos —como la primera mujer jefa de Estado de África, la presidenta liberiana Ellen Johnson-Sirleaf— están haciendo de este asunto una prioridad y han puesto en práctica importantes medidas. "Es esta clase de liderazgo osado y visible el que se necesita", dijo Obaid.

Charlotte Bunch, directora ejecutiva del Centro para el Liderazgo Global de las Mujeres y una de los 10 expertos que ayudaron a elaborar el informe, indicó que la ONU y la comunidad internacional no pueden ser culpadas por la violencia.

"Pero son responsables por no darle más prioridad y no comprometer más recursos a contrarrestarla", dijo Bunch a IPS.

Al igual que el estudio, Bunch criticó la falta de financiación para afrontar el problema, cada vez más grande. En especial subrayó la carencia de recursos para desarrollar medidas efectivas.

No obstante, destacó que la ONU dio pasos importantes hacia la creación de un marco de trabajo normativo para hacer frente a la violencia en los últimos 15 años.

"Pero ahora se debe hacer un seguimiento con más acción y recursos que apunten a implementar esas normas. A este respecto, el problema es la falta de voluntad política, que también se ve expresada en la carencia de recursos adecuados comprometidos" para su solución, acotó.

Por su parte, Obaid dijo que uno de los principales factores que perpetúa la violencia contra las mujeres es la amplia impunidad, que no solamente alienta más abusos y sufrimiento, sino que también envía la señal de que la violencia de hombres contra mujeres es aceptable o inevitable.

"Debemos detener la impunidad. También creo que nunca pondremos punto final a la violencia contra las mujeres hasta que los hombres sean convertidos en socios y tanto niños como niñas sean criados en una cultura de mutuo respeto y responsabilidad, así como de iguales oportunidades", afirmó.

"Necesitamos enfoques que estén basados en una profunda comprensión de la cultura en la que estas violaciones están ocurriendo y dependen de la participación activa de las comunidades involucradas. El progreso ha comenzado y ahora necesitamos construirlo y elaborar una respuesta que sea proporcional a la escala y el alcance del problema", añadió.

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