La población afrodescendiente, que constituye 47 por ciento de los 187 millones de brasileños, no amplió su representación parlamentaria en los últimos comicios, pero hizo evidente que es una fuerza decisiva para la reelección del presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Por primera vez se han hecho encuestas para conocer cómo votan los mayores grupos étnicos. El Instituto Datafolha, vinculado al diario Folha de Sao Paulo, reveló que 63 por ciento de los electores negros entrevistados a inicios de octubre en todo el país adelantaron su intención de votar por Lula en la segunda vuelta del 29 de octubre.
La preferencia por el opositor Geraldo Alckmin se limitó a 29 por ciento. Entre los "pardos", como son identificados los afrodescendientes mestizos en el censo brasileño, la diferencia fue menos abrumadora, de 54 a 40 por ciento. Los blancos invierten la proporción, con mayoría opositora de 51 por ciento, frente a 42 por ciento para Lula.
"La novedad y motivo de nuevas esperanzas" es que en estas elecciones se divulgó la masiva votación de los afrobrasileños como factor decisivo para el posible triunfo de Lula, dándole fuerza al movimiento negro para reclamar el cumplimiento de políticas públicas por la igualdad racial, celebró Edson Cardoso, editor de Irohin, una publicación bimestral y un sitio de Internet volcados a la lucha contra la discriminación.
La comprobación de que "existe el voto negro" abre nuevos horizontes para presionar al gobierno y para articular el movimiento, que es "fragmentado" y no logra expresarse políticamente, dijo Cardoso a IPS. Ello "puede" inducir el gobierno a "acercarse al pueblo y adoptar políticas más avanzadas" en favor de la igualdad, acotó.
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Las elecciones parlamentarias, que coincidieron con la primera vuelta presidencial el 1 de octubre, no ampliaron la presencia de negros y "pardos" en el Congreso legislativo, evaluaron Cardoso y Deise Benedito, presidenta de la no gubernamental Fala Preta, defensora de los derechos de la población negra, especialmente las mujeres.
No hay datos de cuántos diputados negros y "pardos" fueron electos, porque el "color" de los candidatos no aparece en su identificación, al contrario del sexo. Pero los dos activistas estiman que el resultado poco alterará el actual desequilibrio, con sólo 20 diputados afrodescendientes en una Cámara de 513 miembros, y dos senadores en un total de 81.
Además, la mayoría de los parlamentarios negros no tienen compromiso con la causa de la igualdad racial y actúan según otras prioridades, lamentó Cardoso.
La escasa representación negra en el parlamento se debe en gran parte al boicot de los partidos, además de la ausencia de articulación del movimiento negro en busca de organización y poder político, evaluó..
Los candidatos negros no disponen, dentro de los partidos, del apoyo financiero y otras condiciones equivalentes a las de los blancos, acusó Deise Benedito.
Además, como son históricamente marginados, no cuentan con experiencia y conocimientos sobre las campañas electorales, su papel es más de movilización y apoyo a los dirigentes blancos, acotó.
Un buen resultado, celebrado por el movimiento, fue la excelente votación de Cristina Almeida, candidata socialista negra a senadora por Amapá. Obtuvo 43,6 por ciento de los votos, siendo derrotada por José Sarney, presidente de Brasil entre 1985 y 1990, en la disputa por el único escaño correspondiente al pequeño estado del extremo norte de Brasil.
Además, fueron reelectos con destacada votación dos diputados importantes como líderes de la lucha contra el racismo, Luiz Alberto dos Santos, de Bahía, el estado de mayor presencia de población negra, y Edson Santos, de Río de Janeiro.
La ausencia de negros en las instancias del poder político contrasta con la decidida concentración de votos de afrodescendientes por Lula. El factor preponderante en esa opción es la identificación de la población pobre con el presidente, por su "modo sencillo de hablar como el pueblo", con errores gramaticales, además de su origen en el pobre Nordeste, opinó Benedito a IPS.
Esa masiva votación responde también a programas sociales con los que su gobierno beneficia a millones de familias pobres, pero está asimismo el voto "de venganza", de los nordestinos y negros que rechazan a quienes los discriminan, como los ricos del sureño Sao Paulo, representados por Alckmin, observó.
El voto negro tiene también un componente de "resistencia a la dominación", que es histórica entre los afrodescendientes, sostuvo Cardoso. Los negros fueron esclavizados hasta 1888 en Brasil y luego abandonados a su propia suerte, hecho que es apuntado como causa primera de la miseria que afecta a la inmensa mayoría.
Las últimas encuestas exponen una ampliación de la ventaja de Lula para la segunda vuelta. De siete puntos porcentuales que obtuvo sobre Alckmin en la primera vuelta del 1 de octubre, ha llegado a una diferencia de 20 a 24 puntos porcentuales en las intenciones de voto.
Además de la consolidación o aumento de la preferencia de las capas más pobres por la reelección del presidente, se redujo la ventaja del opositor entre las capas más ricas y escolarizadas de la población, en las que predominan los blancos.
El hecho refleja que incluso entre los privilegiados crece la conciencia de la "perversidad de las desigualdades sociales" de este país, y la identificación de Lula con un programa de gobierno que se "acerca más a sus anhelos" de justicia social, según Sueli Carneiro, directora de Geledés Instituto de la Mujer Negra.