Una coalición de organizaciones humanitarias y pacifistas renovaron su campaña por la aprobación de un tratado internacional que regule el pujante comercio mundial de armas, que asciende a 1,1 billones de dólares anuales.
La campaña coincide este mes con las deliberaciones del Comité sobre Desarme y Seguridad Internacional integrado por los 192 países miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que considerará la conveniencia de aprobar un tratado en ese sentido.
"El comercio de armas es impulsado por demasiados intereses firmemente afianzados en la ONU, cuyos beneficiarios harán todo lo que esté a su alcance para proteger sus lucrativos negocios", dijo a IPS un diplomático del mundo en desarrollo.
Los cinco principales fabricantes de armas del mundo —calificados por la coalición como los "peores culpables"— son también los países más poderosos de la ONU, con facultad de veto sobre las decisiones de su Consejo de Seguridad: China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia.
Un informe divulgado este lunes por las organizaciones Amnistía Internacional, Oxfam Internacional y Red Internacional de Acción sobre Armas Pequeñas (IANSA) calcula en 1,1 billones de dólares el comercio de estos artefactos para este año.
Se trata, en términos reales, de la cifra más alta desde la Guerra Fría. El monto multiplica por 15 los gastos actuales en asistencia internacional al desarrollo y humanitaria.
El crecimiento del presupuesto militar de todo el mundo dio pie a un gran auge de la industria armamentista. La venta de las 100 principales compañías del sector aumentó casi 60 por ciento entre 2000 y 2004, de 157.000 millones de dólares a 268.000 millones, según el estudio.
La cantidad y gravedad de crisis alimentarias relacionados con conflictos bélicos se eleva al ritmo del gasto mundial en armas, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
El informe divulgado este lunes, titulado "Armas sin fronteras: Por qué el comercio globalizado necesita controles globales", llama a los países de la ONU a apoyar un tratado sobre comercio armamentista en la sesión 61 de la Asamblea General, que comenzó el mes pasado y concluirá a mediados de diciembre.
"Una convención sobre el comercio de armas sería la confirmación de que éstas no son solo una mercancía que puede transarse com si fueran tostadoras o juegos de vídeo", dijo a IPS Natalie J. Goldring, experta del Centro de Estudios para la Paz y la Seguridad de la Escuela de Servicio Exterior Edmund A. Walsh de la estadounidense Universidad de Georgetown.
El Instituto de Investigaciones Estocolmo para la Paz Internacional (SIPRI) informó en junio que el gasto militar de Estados Unidos en Afganistán e Iraq elevará los presupuestos de defesa mundiales este año a su máximo histórico, mucho más allá de los actuales 1,1 billones de dólares.
Según el SIPRI, Estados Unidos concentró 48 por ciento del gasto militar mundial en 2005.
Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña están involucrados en costosas operaciones militares en el exterior, y la cuarta de las potencias, China, está en proceso de modernizar sus fuerzas armadas.
"En estas circunstancias, hay una fuerte presunción de que la actual tendencia ascendente del gasto militar mundial se mantendrá en 2006", sostuvo el SIPRI.
Goldring dijo a IPS que Estados Unidos continúa dominando el comercio mundial de armas, incluso desde la disolución de la Unión Soviética hace 15 años.
"El gobierno de Estados Unidos y los fabricantes persisten en equipar a regímenes inestables con armas extraordinariamente poderosas", dijo la experta.
Los corredores de la carrera armamentista argumentan que su proliferación torna necesario el desarrollo y producción de una nueva generación de artefactos aún más caros y poderosos, lo cual establece un círculo vicioso que se perpetúa a sí mismo, agregó Goldring.
Los proveedores de arms argumentan con frecuencia que sus ventas son congruentes con los principios internacionales de derechos humanos y con el derecho internacional humanitario, recordó.
"Pero miran para el otro lado cuando sus armas son usadas para violar los derechos humanos", agregó Goldring.
A pesar de que el comercio armamentista es un fenómeno mundial, la vasta mayoría de las ventas de armas convencionales se concentra en apenas seis países: Estados Unidos, Rusia, Francia, Gran Bretaña, China y Alemania, según los cálculos de la experta.
La organización humanitaria Oxfam Internacional, que integra la coalición mundial por el control de armas, indicó este lunes en un comunicado que las ventas sin regulación alimentan la pobreza, los conflictos y las violaciones de derechos humanos.
África es particularmente perjudicada por esta corriente: 61 por ciento de los países del continente afectados por crisis alimentarias sufren guerras civiles.
En Afganistán, según Oxfam, unos 2,5 millones de personas carecen de alimentos suficientes para subsistir, al tiempo que el conflicto armado obstaculiza la asistencia internacional.
En los últimos meses, el conflicto en Gaza dejó cientos de contenedores de alimentos bloqueados en puestos de frontera.
Estados Unidos y países de Medio Oriente son responsables de gran parte del crecimiento del gasto militar, pero algunas de las naciones más pobres del mundo también aumentaron sus presupuestos, según Oxfam.
El presupuesto de defensa de República Democrática del Congo, Ruanda, Sudán, Botswana y Uganda se duplicó entre 1985 y 2000. Bangladesh, Nepal y Pakistán gastaron más en ese rubro que en salud en los años 2002 y 2003. (FIN/IPS/traen-mj/td/ks/wd ip dv md pn/06)