«En reconocimiento al coraje y a la esperanza en tiempos de desesperación», un jurado internacional otorgó este jueves al Festival Internacional de Poesía de Medellín el Premio a la Manera Correcta de Vivir, más conocido como Nobel Alternativo.
El premio honra a los pioneros que trabajan en el mundo por la justicia, la verdad y la construcción de la paz.
El de Medellín, capital del noroccidental departamento colombiano de Antioquia, es un "festival de poesía único, que ha ayudado a construir la paz en una de las ciudades más violentas del mundo", según la Fundación para la Manera Correcta de Vivir (Right Livelihood Award Foundation), con sede en Suecia y promotora del galardón.
El activista brasileño Chico Whitaker fue merecedor del premio honorario de este año. Mientras, el Nobel Alternativo se otorgó de manera compartida al Festival de Medellín, al ex funcionario estadounidense Daniel Ellsberg y a la activista india Ruth Manorama, entre 73 finalistas de 40 naciones.
El Nobel Alternativo fue creado en 1980 por el filántropo Jakob von Uexkull, de raíces alemanas, letonas y suecas, quien donó su valiosa colección filatélica para dotar el fondo inicial.
Para Uexkull, los ganadores "demuestran que el coraje individual, incluso enfrentado a poderosos intereses y represión, puede llevar a cambios notables".
El jurado distinguió al Festival "por probar que la creatividad, la belleza, la libre expresión y la comunidad pueden florecer y superar incluso los temores más profundamente afianzados, así como la violencia".
El Festival surgió en 1991, cuando el nombre de la pujante ciudad de 2,2 millones de habitantes, enclavada en las montañas de Los Andes, se asociaba de inmediato en el mundo al capo del narcotráfico Pablo Escobar y a sus crímenes.
En ese entonces, 13 poetas leyeron sus versos ante no más de 800 personas al aire libre, en el cerro Nutibara, que se yergue en medio de la ciudad, y la aspiración no pasaba de celebrar "Un día con la poesía" para conjurar el miedo que abatía a la ciudad.
En el escenario de la guerra civil con raíces en 1944, la matanza de jueces, defensores de derechos humanos, líderes populares y de izquierda, a través de bandas de sicarios y paramilitares ultraderechistas que actuaban en apoyo del ejército, se había ensañado con Antioquia en la década de los 80.
La idea del encuentro poético recibió respaldo popular, institucional y de la empresa privada, y hoy es una insignia de Medellín. Para su decimosexta versión, en junio y julio de este año, la prensa local calculó que unas 150.000 personas escucharon a 70 poetas llegados de 40 países.
Un total de 134 naciones han estado representadas por sus bardos en el mayor encuentro poético del mundo, comparable sólo con el de Rotterdam, Holanda.
La diferencia entre ambos festivales es que "aquí, la multitud te abraza", dijo a IPS en la última edición del festival el poeta estadounidense nacionalizado en Nueva Zelanda, Michael Harlow, nacido en 1939 y uno de los invitados más aplaudidos.
Al día siguiente del cierre multitudinario a cielo abierto, el poeta tuvo la impresión de que "poesía y canción son lo mismo aquí, como en la Antigua Grecia. Y eso es importante".
El festival de Medellín "no es para un grupo de gente de elite. No es sólo para poetas. (Los organizadores) le llevan la poesía a la gente", dijo.
Harlow describió al público del festival, la mayoría joven y proveniente de estratos medios y populares: "Los encontré muy cálidos, con gran energía, entusiastas sobre el arte, sobre la poesía, sobre el canto, sobre la historia, la historia colombiana. Eso es grandioso".
"Cuando tienes gobiernos difíciles, estos intentan sacarte tu identidad. Y yo creo que en Colombia es una buena señal que tantos jóvenes estén interesados en averiguar quiénes son realmente", agregó Harlow, quien también es psicoanalista.
Al leer en parques, auditorios, barrios populares y en un poblado cercano a Medellín, Harlow percibió "que la gente tiene hambre de pertenecer a sí misma otra vez. Y porque están tan hambrientos, entienden que el arte y la poesía son el camino para ser uno mismo, para pertenecerse".
"Es por lo que abrigo esperanzas para el país", agregó Harlow.
El Nobel Alternativo "es un reconocimiento al papel histórico de la poesía y del espíritu, en oposición a la cultura de la muerte que tiene su origen en las autoritarias esferas del poder nacional y trasnacional", escribió el poeta y director del Festival, Fernando Rendón, en una declaración enviada a IPS con motivo del premio.
Rendón hizo extensivo el premio a "la valerosa juventud colombiana, que ama apasionadamente la vida y la poesía, y que ha colmado los escenarios del Festival año tras año con el deseo ferviente de contribuir a crear una nueva vida y realizar en un país renacido el sueño inmemorial de la poesía, de la libertad y de la justicia social cumplida".
El galardón "es un abrazo a los incansables luchadores populares, a los tres millones de desplazados y a los miles de mártires del genocidio político que ha padecido la sociedad colombiana, actualmente una sociedad militarizada y paramilitarizada, donde se violan cotidianamente los derechos humanos, sociales, económicos y culturales del pueblo", escribió Rendón.
El brasileño Whitaker, impulsor del Foro Social Mundial fue merecedor del premio honorario "por toda una vida dedicada a la justicia social, que ha fortalecido la democracia en Brasil".
Los otros tres premiados comparten los casi 275.000 dólares con que está dotado el galardón este año.
El estadounidense Ellsberg, economista nacido en 1931, es un ex alto funcionario del Departamento de Defensa de su país que filtró a inicios de los años 70 a 19 periódicos documentos ultra-secretos sobre la verdad de la guerra de Vietnam, que estaba siendo falseada por el gobierno.
La persecución gubernamental contra Ellsberg llegó a formar parte del caso Watergate, que culminó con la renuncia del presidente estadounidense Richard Nixon en 1974.
También recibe el Nobel Alternativo la india Manorama, considerada como la "más efectiva" organizadora y defensora de las mujeres de su casta, la dalit o "intocable", la más pobre y marginada en el sistema de jerarquías de la tradición hindú.
Éste es el tercer Nobel Alternativo para Colombia.
En 1990, el premio fue concedido a la Asociación de Trabajadores Campesinos del Carare (ATCC), de ocho mil miembros, en la vereda (vecindario rural) La India, del municipio de Cimitarra, nororiental departamento de Santander y zona de guerra.
La ATCC fue pionera en dialogar con todos los protagonistas armados que hacían presencia en la región. En 1989 organizó un foro de paz en el que la comunidad estableció exigencias humanitarias al ejército y sus aliados paramilitares, así como a la guerrilla izquierdista.
Un mes después del foro, paramilitares asesinaron a los principales líderes de la ATCC, Miguel Barajas y José Vargas, junto con la periodista Silvia Duzán, que los entrevistaba. La comunidad decidió continuar los esfuerzos de paz.
En 1999 recibió el Nobel Alternativo la Red Coama, que bajo el liderazgo de la Fundación Gaia Amazonas trabaja en la selva con la premisa de que el fortalecimiento de la autonomía de los pueblos indígenas es el camino para preservar de la destrucción a la última gran mancha de bosque del planeta.
Coama hace parte de un brillante grupo interdisciplinario de profesionales que lograron, tras décadas de trabajo, elevar en 1991 a rango constitucional los derechos indígenas.
El Nobel Alternativo 2006 será entregado el 8 de diciembre, como todos los años, en la sede del parlamento sueco. Previamente, el 19 de noviembre, Rendón hablará en la Filarmónica de Berlín, con motivo de un concierto en homenaje de los ganadores.