MINERÍA-PERÚ: El oro se va con el agua

El conflicto que paralizó el mayor yacimiento aurífero de América Latina, Yanacocha, y bautizó al recién estrenado gobierno peruano de Alan García es una muestra de las tensiones entre la explotación minera y varias comunidades de la norteña Cajamarca.

Para llegar a Combayo, en el noroccidente del país, hay que viajar dos horas desde Cajamarca, capital de la región homónima. La vía es una trocha a pulso de un tractor, que somete al viajero a un sobresalto continuo y dos horas de polvareda.

"¡Esas aguas apenas sirven para los caballos y las vacas!", grita María Santos en una reunión de emergencia de su comunidad, Bellavista Alta de Combayo. Se refiere a las aguas de los ríos y canales de los que beben los campesinos a falta de líquido en los pozos, y que están afectadas por la explotación minera de Yanacocha.

La comunidad está molesta con los gerentes de la minera, propiedad de la estadounidense Newmont y la peruana Buenaventura, pues éstos aseguran que las autoridades peruanas no han objetado la calidad y cantidad de las aguas como resultado de la actividad extractiva.

Pero esa versión del gobierno, brindada en la mesa de diálogo instalada el 3 de este mes para resolver el conflicto, solo tomó como parámetro de medición las aguas clase III que sirven para dar de beber al ganado.
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"Antes nuestra lucha era por la tierra, ahora es por el agua", dice Félix Llanos, presidente de la comunidad de Bellavista Alta y uno de los que participaron el 2 de agosto en las protestas contra la ampliación del proyecto aurífero de Carachugo, que acabaron en enfrentamientos con la policía y agentes de seguridad de Yanacocha.

Allí murió de dos balazos el campesino Isidro Llanos Chavarría. Aún no se sabe quién disparó. IPS estuvo presente en la exhumación del cadáver efectuada a fines de agosto para determinar el tipo de arma utilizada.

Entre el 28 y el 31 del mes pasado, los comuneros bloquearon el tránsito de camiones de Yanacocha por la vía Cajamarca-Bambarca, en reclamo del esclarecimiento de la muerte de Llanos, la protección de sus aguas y programas de inversión social.

La compañía aseguró que el bloqueo le ocasionaba pérdidas de 1,8 millones de dólares diarios, mientras el Estado dejaba de cobrar unos 615.000 dólares por día en impuesto a la renta. Y paralizó todas sus actividades debido el cierre de la vía.

Sólo entonces, el gobierno de García, que asumió el 28 de julio, envió una comisión de alto nivel para negociar con los pobladores y la empresa.

El resultado fue una agenda de 11 puntos firmada por los representantes de Combayo, el Estado y la minera, que incluía el tratamiento de las aguas de los canales para hacerlas aptas al consumo de los pobladores, así como un estudio hidrológico.

En las discusiones, la empresa se negó a reconocer que el lugar donde murió Isidro Llanos no era uno cualquiera, sino la quebrada Chaquicocha, una de las principales fuentes de agua de Combayo y, al mismo tiempo, sitio elegido para explotar el oro a tajo abierto, en un inmenso cráter, en la prevista ampliación del proyecto Carachugo.

Yanacocha opera sobre 100 kilómetros cuadrados en Cajamarca, haciendo uso de una concesión otorgada por el Estado en 1993. Los trabajos mineros descansan en tres grandes cuencas, Jequetepeque, Cajamarquino y Llaucano, rodeadas por 120 comunidades en una región montañosa de los Andes habitada por varios miles de personas.

De momento, la empresa explota los yacimientos de Cerro Negro, la Quinua, Yanacocha, Carachugo, San José y Maqui Maqui. Pero los planes de ampliación incluyen Yanacocha Este, Yanacocha Oeste, El Solitario y Minas Conga.

"El conflicto no ha acabado y nunca terminará si continúa atendiéndose el problema de manera superficial", dijo a IPS el sacerdote católico Marco Arana, fundador del no gubernamental Grupo de Información e Intervención para el Desarrollo Sostenible (Grufides) y mediador del conflicto entre las comunidades de Combayo y el Poder Ejecutivo.

Arana asegura que existen por lo menos otros seis conflictos latentes en Cajamarca —una región cuyas máximas autoridades son del gobernante Partido Aprista— todos vinculados a la explotación minera.

Ellos se localizan un radio de casi 50 quilómetros al norte de la ciudad de Cajamarca, en San Cirilo, La Zanja, La Apalina, Quilish, San Andrés de Negritos y en la provincia de Hualgayoc.

Algunos datan de varios años. El uso y la contaminación del agua, derechos de uso de tierras comunales y hasta la muerte de un campesino en 2004 son las causas de esas tensiones. En todos los casos, a un lado de la mesa están Yanacocha o sus principales accionistas, Newmont y Buenaventura.

En ese mapa de conflictos, Combayo es un hito importante para Yanacocha, cuyas utilidades netas crecieron en 225 por ciento entre 2002 y 2006, debido al alza del precio internacional del oro.

COMBAYO, MIEDOS Y ESTUDIOS

Los 5.000 habitantes de Combayo engrosan las filas de la pobreza que afecta a 74,2 por ciento de la población de Cajamarca. Aquí no hay luz eléctrica, y sólo una posta de salud atiende a toda la población desde las 8 de la mañana hasta las 13 horas. Las casas son de adobe. No existen calles asfaltadas, solo caminos afirmados por el paso de sus habitantes.

Combayo fue fundado en 1988 sobre los escombros de una de las haciendas más importantes del norte del país que pasó al ocaso en los años 70, luego de la reforma agraria que buscó despojar de sus tierras a grandes hacedandos para repartirlas a pequeños agricultores.

En esa hacienda existía una oficina metalúrgica donde se procesaban los metales que su dueño, Eloy Santolalla, traía de una mina de Hualgayoc.

Hoy, sus principales actividades son la ganadería y la agricultura. En 1993, Yanacocha comenzó en las zonas más altas de sus cerros la etapa inicial del proyecto Carachugo.

Desde el año pasado, cuando la empresa consiguió la aprobación del estudio de impacto ambiental para la segunda etapa de su proyecto, los campesinos se han opuesto a la minera.

"Tempranito las aguas aparecen de color turbio y al mediodía se van aclarando", dice Reina Llanos, quien también asegura que la cantidad ha disminuido en los canales, causando una caída de 50 por ciento en la producción lechera de su ganado.

Según el informe anual 2004-2005 del ombudsman de la Corporación Financiera Internacional (CFI), rama del Banco Mundial, la quebrada Chaquicocha es uno de los cuatro puntos críticos de la cuenca de Chonta, de la cual nacen los ríos que alimentan Combayo.

En esa quebrada se hallaron concentraciones de aluminio, arsénico y plomo superiores a los límites máximos establecidos en las guías internacionales de bebidas para animales, afirma ese estudio.

En uno de sus reportes mensuales, la Mesa de Diálogo y Consenso-CAO Cajamarca, instalada en 2001 por iniciativa de la sociedad civil y en la cual participa el ombudsman de la CFI, señala que en el canal Azufre Atunconga se halló arsénico en julio del año pasado.

En el estudio se aplicaron los límites máximos establecidos por la Ley General de Aguas de Perú para la Clase III, y valores guías de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura y del estado estadounidense de Nevada.

El gerente de Medio Ambiente de Yanacocha, Luis Campos, dijo a IPS que el hallazgo de arsénico fue excepcional. "No existe un récord de presencia permanente de este metal porque hemos tomado las previsiones necesarias", sostuvo.

La empresa auditora independiente Stratus Consulting, a pedido del veedor ambiental de la CFI, también realizó un estudio hidrológico en 2003 al que tuvo acceso IPS. El documento advierte que en la quebrada Chaquicocha "los caudales podrían reducirse en un 50 por ciento" debido a la expansión de los tajos del proyecto Carachugo.

Campos admitió que la actividad minera rompe el ciclo hidrológico, pues el agua se extrae del subsuelo para explotar el mineral, pero aseguró que la empresa toma las medidas necesarias para que ésta sea devuelta a los ríos de manera superficial.

EL AGUA Y EL ORO

Un estudio elaborado por Grufides, próximo a ser publicado, afirma que no existe minería sin agua.

Yanacocha explota el oro a cielo abierto, removiendo toneladas de rocas. Estas son sometidas a lixiviación con cianuro (lavado con esa sustancia diluida en agua que permite separar el oro del resto de la roca).

A medida que aumenta el volumen de metal, aumenta el consumo de agua. El estudio ambiental de la primera etapa del proyecto Carachugo, presentado en 1992, preveía que solo para las operaciones minero metalúrgicas de Yanacocha, que procesaría 5.000 toneladas por día, se requeriría un caudal de 11,6 litros de agua por segundo, es decir mil metros cúbicos por día.

Entre 1993 y 2004 debieron ser procesadas 624,8 millones de toneladas de mineral, con aproximadamente 125 millones de metros cúbicos de agua, según esos datos de la empresa.

Ese volumen de agua alcanzaría para abastecer durante un día a una ciudad de seis millones y medio de habitantes, a razón de 50 litros por persona, señala el informe de Grufides.

Este año, la empresa busca expandir sus operaciones a más de 20.000 hectáreas. "El Estado debe analizar la problemática como conflictos alrededor del derecho al agua, y fortalecer su acción institucional guiado por el principio del interés y el bienestar colectivo", dice el documento.

El ministro de Energía y Minas, Juan Valdivia, dijo a IPS que el gobierno actuará para respetar estos derechos, si bien señaló la falta de recursos para crear un organismo autónomo encargado de una fiscalización permanente.

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