La cantidad de «estados frágiles», vulnerables al caos, los conflictos y las epidemias y caldo de cultivo de terroristas, aumentó de 17 a 26 en apenas tres años, y uno de los responsables es el Banco Mundial, según un órgano de la propia institución.
El informe divulgado este jueves por el Grupo de Evaluación Independiente (GEI) del Banco constituye la constatación de un fracaso del propio organismo multilateral, así como de gobiernos del Norte industrial y otros donantes de asistencia al desarrollo, advirtió.
En vísperas de las reuniones conjuntas del Banco y el Fondo Monetario Internacional (FMI), que se celebrará la semana próxima en Singapur, el GEI identificó Asia y África como los continentes más postergados.
Entre los estados frágiles, el organismo identificó a Afganistán, Angola, Birmania, República Centroafricana, Haití, Islas Salomón, Liberia, Palestina, Somalia, Sudán, Yemen y Zimbabwe.
"Dejar de lado a los estados frágiles, donde viven casi 500 millones de dólares, la mitad de ellos en la pobreza extrema, es arriesgarnos a empeorar su miseria, lo que a su vez alimenta la inestabilidad regional y global", dijo el director general del GEI, Vinod Thomas.
"La comunidad de donantes y el Banco deben usar mejor sus recursos para trabajar con ellos en la difícil y prolongada transición de la volatilidad y los conflictos a la estabilidad y la paz", dijo Thomas.
El presidente estadounidense George W. Bush, líder del país más poderoso del mundo y con gran dominio sobre la mayoría de las instituciones financieras internacionales, comprometió a su gobierno con la propagación de la libertad y la democracia al iniciar el año pasado su segundo periodo.
El presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz, segundo al mando del Pentágono en el primer periodo de gobierno de Bush, comparte la pretensión de exportar la democracia y promueve en la institución medidas contra la corrupción y en favor de buenas prácticas de gobierno desde que asumió el cargo en 2005.
El término "estado frágil" describe a naciones con conflictos internos crónicos o que se debaten en transiciones hacia la paz. Con frecuencia, su inestabilidad brinda un refugio seguro a organizaciones terroristas y traficantes de drogas y de armas, según expertos en desarrollo.
Estos países sufren una generalizada falta de seguridad, corrupción, rupturas del estado de derecho y recursos oficiales para el desarrollo limitados.
El informe indica, por ejemplo, que Afganistán, uno de los países que más asistencia recibe de Estados Unidos y la comunidad internacional desde la invasión que provocó en 2001 la caída del régimen islámico del movimiento Talibán, se embarcó en varias reformas simultáneas sin priorizarlas, lo que originó un caos de leyes y normas a menudo contradictorias.
"La visión de los afganos a más de tres años de iniciado el programa de reconstrucción es que la mejora de sus vidas ha sido apenas mínima", indica el informe "Compromiso con los estados frágiles: Una revisión del GEI al apoyo del Banco Mundial a países de bajo ingreso bajo tensión".
"Muchos en Kabul se quejan de la persistente falta de energía eléctrica, las malas condiciones de las carreteras y del desempleo", indica el estudio.
El GEI también prende una luz roja sobre el modo en que los donantes en Afganistán desembolsan los fondos prometidos.
Muchos donantes no cumplieron con sus muy publicitados compromisos de asistencia y gran parte de los entregados incluyen altas comisiones y salarios para consultores y empleados de organizaciones no gubernamentales, indicó.
Ahora, Talibán parece estar resurgiendo, con una escalada de ataques contra la OTAN e informes sobre grupos conservadores que aumentan su control e influencia en algunas áreas del país.
En su estudio de 259 páginas, el GEI, un órgano autónomo que informa directamente a la junta ejecutiva del Banco Mundial, indicó que la institución no controló el destino de préstamos por 4.100 millones de dólares a los estados frágiles.
Los buenos resultados de inversiones en República Centroafricana y Haití están ahora en peligro por la inadecuada atención a la crisis presupuestaria del gobierno, en el primer caso, y a la creciente inseguridad, en el segundo.
El estudio urge al Banco Mundial y a otros donantes internacionales a no retirarse de esos países antes de asegurarse de que sus necesidades básicas estén cubiertas y de que se consolide la capacidad de sus instituciones.
"En nuestro mundo globalizado, ningún país puede aislarse. Como hemos visto, la inestabilidad en un país puede afectar fácilmente a una región entera", dijo el director del GEI, Ajay Chibber.
"Una acción multilateral coordinada y sostenida con una visión unificada para reducir las amenazas inminentes de los países frágiles es hoy más importante que nunca antes. La construcción de naciones, si es barata, no funciona", concluyó. (FIN/IPS/traen-mj/em/ks/wd dv if hd pn/06)