DARFUR: Annan y activistas presionan por fuerza de paz

El secretario general de la ONU, Kofi Annan, y organizaciones internacionales exigen al gobierno de Sudán que permita el despliegue de una fuerza de paz en la occidental zona de Darfur, mientras crecen los informes sobre una nueva ofensiva de Jartum contra áreas rebeldes.

Annan presiona al gobierno sudanés desde que el Consejo de Seguridad de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) aprobó a fines del mes pasado el envío de una fuerza multinacional.

El funcionario alertó sobre la posibilidad de un genocidio similar al de 1994 en Ruanda si Jartum no permitía que 20.500 soldados del foro mundial reemplacen a un inefectivo contingente de la Unión Africana, cuyo mandato expira a fines de este mes.

"Todos dicen que no deberíamos dejar que eso (el genocidio) ocurra de nuevo", expresó en una conferencia de prensa en la sede de la ONU, en Nueva York.

"Si el ejército de la Unión Africana se va y nosotros no somos capaces de sustituirla con una fuerza de la ONU, nos dirigimos a un desastre, y no creo que podamos hacer que eso ocurra, sobre todo porque acabamos de aprobar la resolución sobre 'Responsabilidad para proteger'", añadió.

Annan se refería a una resolución aprobada durante la Cumbre Mundial de la ONU, en septiembre de 2005, que exigió al Consejo de Seguridad adoptar una serie de acciones decisivas para proteger a los civiles de genocidios, crímenes de guerra, campañas de "limpieza étnica" y delitos contra la humanidad si las autoridades nacionales no lo hacen.

Mientras, 18 organizaciones humanitarias, incluyendo a Amnistía Internacional, Human Rights First y Médicos por los Derechos Humanos, divulgaron una llamado conjunto a la comunidad internacional para que "intensifique significativamente los esfuerzos diplomáticos con el gobierno de Sudán mientras planifica el rápido despliegue de una fuerza de la ONU adecuadamente financiada y equipada para proteger al pueblo de Darfur sin considerar la aquiescencia del gobierno sudanés".

La exhortación fue hecha en medio de informes según los cuales Jartum habría lanzado una nueva ofensiva militar, con bombardeos desde aviones y helicópteros militares, así como con ataques de las milicias árabes Janjaweed, contra aldeas y campamentos que se sospecha apoyaban a grupos rebeldes opuestos el Acuerdo de Paz de Darfur, firmado por el gobierno y una facción insurgente en Abuja, Nigeria, en mayo.

Los problemas de Darfur, reino independiente anexado por Sudán en 1917, comenzaron en los años 70 como una disputa por las tierras de pastoreo entre nómadas árabes y agricultores indígenas negros. Ambas comunidades étnicas comparten la fe islámica.

Pero la tensión se transformó en una guerra civil en febrero de 2003, cuando guerrilleros negros respondieron con violencia al hostigamiento de las milicias Janjaweed, apoyadas por Jartum.

Se estima que entre 200.000 y 500.000 personas murieron en lo que el propio presidente de Estados Unidos, George W. Bush, así como varias organizaciones de derechos humanos calificaron de "genocidio".

Más de dos millones de personas —la vasta mayoría indígenas negros— fueron desplazadas y aún no han podido regresar debido a la inseguridad reinante.

Desde que el acuerdo de Abuja entró en vigor, aumentaron la violencia y la inseguridad, particularmente en Darfur septentrional, según la ONU, dado que la facción rebelde que lo suscribió lanzó luego una nueva ola de ataques que obligaron a muchas organizaciones humanitarias a retirar a su personal.

Esto preparó el escenario para lo que Annan, en una presentación inusualmente apasionada ante el Consejo de Seguridad el lunes, llamó "nueva calamidad".

"Millones de personas ya están en grave riesgo", advirtió el viernes el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Antonio Guterres. "Cientos todavía están muriendo, y miles son obligados a desplazarse", agregó.

Ahora, el temor es que la fuerza de la Unión Africana, de 7.000 soldados, comience su propia retirada, dejando un vacío que será rápidamente llenado por unos 23.000 efectivos sudaneses agrupados el mes pasado en la central localidad sudanesa de El-Fasher, preparados para una acabar con los rebeldes, apoyados por Chad y Eritrea.

El gobierno del presidente sudanés Omar Bashir rechazó de plano el despliegue de efectivos de la ONU, que tendrían un mandato mucho más fuerte que los de la Unión Africana para protegerse a sí mismos y a la población civil.

Bashir afirmó que se trataba de un plan "neocolonialista" que violaría la soberanía del país.

El mandatario también sugirió estar dispuesto a permitir la permanencia de la fuerza de la Unión Africana, siempre y cuando fuera financiada por la Liga Árabe y el propio Sudán.

No obstante, la organización africana, que formalmente pidió a la ONU que tomara su lugar, rechazó la idea.

Ante el agravamiento de la situación humanitaria, el ritmo diplomático se aceleró.

Antes de la votación en el Consejo de Seguridad el mes pasado, Washington envió a Jartum a su máxima asistente para África, Jendayi Frazer, con el objetivo de ofrecerle a Bashir una reunión con Bush, entre otros incentivos, si aceptaba un despliegue de soldados de la ONU.

Sin embargo, el presidente sudanés la dejó esperando tres días antes de concederle una audiencia, y luego rechazó el ofrecimiento.

A comienzos de esta semana, la secretaria de Estado (canciller) estadounidense Condoleezza Rice se reunió en Washington con su par sudanés Lam Akol para, según afirmó, urgir a Sudán "en los términos más fuertes posibles" a aceptar la fuerza.

"No diré que progresamos", declaró Rice luego de la reunión.

Durante meses, activistas pidieron al gobierno de Bush que presionara al Consejo de Seguridad para conseguir duras sanciones contra Jartum, entre ellas financieras y diplomáticas, si no cumplía con resoluciones previas que entre otras cosas demandaban el desarme de las milicias Janjaweed.

Pero Washington se resiste a ejercer una fuerte presión sobre Rusia y China, que se opusieron a las sanciones contra Darfur, pues considera prioritario que ambos países lo apoyen en su creciente confrontación con Irán.

Tanto China como Rusia, junto a Qatar, se abstuvieron de votar la resolución que autorizó el despliegue de la fuerza de la ONU, un hecho que sin duda contribuyó al no cumplimiento de Jartum. ***** +DARFUR: Otra crisis humanitaria en ciernes (https://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=38700) +DARFUR: Acuerdo de paz genera más violencia (https://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=38321)

(FIN/IPS/traen-js-rp/jl-ks/ip hd/06)

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe