La historia reciente de Cuba ha sido registrada por periodistas y visitantes tanto del Norte como del Sur del continente americano. Pero nadie mejor que un cronista nativo como Leonardo Padura para retratar las alegrías y penurias de esta isla caribeña.
"Es una realidad difícil que necesita del testimonio, de una visión diferente. Y eso es lo que he tratado de hacer en esas crónicas: poner mi visión, mi sentimiento, mi percepción de lo cubano, de la situación de la isla. Y estoy intentando hacerlo desde una posición que sea lo más equilibrada posible", afirmó Padura, autor del libro de crónicas y columnas de opinión "Entre dos siglos".
Padura es considerado uno de los más agudos cronistas cubanos de las últimas dos décadas, y uno de los escritores de novela policial contemporáneos más famosos tanto dentro como fuera de la isla.
"Entre dos siglos" fue lanzado en La Habana el 13 de septiembre, junto con el nuevo portal latinoamericano de la agencia internacional de noticias Inter Press Service (IPS), con ocasión de la celebración de la XIV Cumbre del Movimiento de Países No Alineados.
Publicado con el apoyo del Instituto Humanístico para el Desarrollo de Holanda (Hivos) y el Instituto Ítalo Latinoamericano, el libro es una síntesis de cómo y con quiénes hemos trabajado, aseguró Mario Lubetkin, director general de IPS, durante la presentación de la antología de crónicas.
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El volumen recopila una selección de los trabajos escritos cada mes, desde mediados de los años 90, para Cultura y Sociedad, publicación de la corresponsalía de IPS en Cuba.
En un diálogo entre colegas, Padura, quien también es editor de Cultura y Sociedad desde 1996, dejó constancia de la "gran satisfacción" que le proporcionó la obra, sobre todo por la coherencia lograda con su manera de enfocar el periodismo.
"Poder reunir estos artículos" sirvió para comprobar "que en esta etapa de mi trabajo periodístico se mantenía lo que para mí siempre ha sido importante: resistir el paso del tiempo", dijo a IPS.
De ahí que el principio rector de la selección haya sido la intemporalidad, es decir que los textos publicados tengan trascendencia tanto para "un lector actual como para uno del futuro", agregó el escritor.
El libro recorre diversas etapas de la vida cubana, incluida la profunda crisis económica de la década de los años 90, cuyo impacto aún persiste, haciendo énfasis en la cotidianidad artística y social y en aspectos clave del alma de la nación: la cultura y la sociedad.
Para el también escritor y periodista cubano Ciro Bianchi, la publicación, que ya circula por varios países de América Latina, indaga en la realidad "con una visión aguda, pero amorosa y cálida que quiere razonar, convencer, explicar y, sobre todo, ayudar a pensar. Este libro quedará como una memoria de este tiempo".
En sus palabras "al lector", Lubetkin dice que la antología "constituye una mirada analítica que ayudará a comprender la Cuba de hoy y también la formación de la identidad cubana desde sus raíces".
El mismo Padura explica que esa perspectiva la consiguió gracias a "ser muy sincero conmigo mismo y con la realidad que me rodea".
Galardonado esta semana con el Premio de la Crítica Literaria por su última novela "La neblina del ayer", el también ensayista durante años ha tenido que sobrellevar las etiquetas de diversos signos que le han endilgado, tanto fuera como dentro de la isla.
"Me han puesto muchas, incluida la de escritor poscastrista. Cada vez que yo leo eso me da mucha risa porque no me había enterado en qué momento había empezado el poscastrismo en Cuba", afirmó. Desde el triunfo de la Revolución Cubana, el 1 de enero de 1959, no sólo todos los medios de comunicación pasaron a manos del Estado, sino que el ejercicio del periodismo se convirtió en una misión ideológica, al servicio de los intereses oficiales.
Aunque la prensa cubana ha abierto espacios temporales a la crítica y a la reflexión, cualquier desviación de la política oficial puede verse como una traición. Padura, sin embargo, cree firmemente en la posibilidad de trascender esa mirada maniqueísta.
"Existen espacios y posibilidades. Sobre todo existe la necesidad de escribir un periodismo que cumpla con su misión de informar y con la función de testimoniar, de grabar los conflictos de una época desde una visión más personal", opinó.
Es conveniente, agregó, mantener "una visión más independiente y que no tenga que estar necesariamente marcada por una perspectiva, por una pertenencia política. Ése es el periodismo que yo he tratado de hacer en estos años".
"Entre dos siglos" ratifica esos presupuestos, pues sin prejuicios ni ataduras, con un estilo que se acerca a la literatura, la antología aborda todo tipo de temas por espinosos que puedan parecer, como la violencia cotidiana, la pérdida de valores y la marginalidad.
La obra descubre una realidad rica, múltiple y contradictoria, e incluso penosa, como en la crónica "Ciudad portátil, ciudad verdadera", en la que trata sobre La Habana de las tiendas que venden sólo en dólares. "Esas contradicciones también hay que mostrarlas. No todo es paraíso o infierno en la tierra. Siempre digo que Cuba se parece más al purgatorio, donde hay cosas buenas y malas, y donde hay individuos que se parecen más a las personas reales que a los ángeles o los demonios", puntualizó Padura.
Al escribir este tipo de periodismo está "exorcizando esos fantasmas" que no puede "exorcizar en la literatura, cuyo objetivo no es explicar la realidad".
Padura ganó prestigio internacional como escritor con las novelas que integran su tetralogía "Las cuatro estaciones". En su última obra, "La neblina del ayer", Padura hace una crítica de la policía cubana y un retrato de la miseria.