COMERCIO: Retórica para resucitar Ronda de Doha

Un «accidente grave» paralizó en julio la Ronda de Doha de la OMC, pero no fue fatal y, como todos desean su recuperación, pronto se podrán reanudar esas negociaciones, concluyeron los ministros del Grupo de los 20 (G-20) y sus invitados reunidos en Brasil.

La retórica como primer medicamento no logró, sin embargo, ocultar las discrepancias, que son profundas, no accidentales o puntuales, y no sólo entre el Norte y el Sur sino también entre los distintos actores de cada hemisferio.

En esta reunión de Río de Janeiro del G-20, el grupo de países en desarrollo nacido en 2003 en la fracasada conferencia ministerial de México, participaron como invitados coordinadores de otros siete bloques del Sur y el director general de la OMC (Organización Mundial de Comercio), el francés Pascal Lamy.

También asistieron la representante comercial de Estados Unidos, Susan Schwab, el comisario de Comercio de la Unión Europea (UE), Peter Mandelson, y el ministro japonés de Agricultura, Shoichi Nakagawa.

"Nuestro horizonte" es volver a negociar "hasta marzo", indicó Lamy. Pero hacerlo de inmediato no es factible por la necesidad de aclarar cuestiones técnicas, especialmente en agricultura y sus "productos especiales", un proceso que demanda "algunas semanas o meses", explicó.

El problema es que ese también es el plazo "máximo", advirtió Lamy, tras recordar que luego el Congreso de Estados Unidos comenzará a discutir una nueva ley agrícola y que en junio caducará la autorización parlamentaria para que el gobierno de ese país, de George W. Bush, firme acuerdos con otras naciones sin sujetarse a enmiendas en su ratificación.

Todos apoyaron la reanudación, "dispuestos a ser flexibles, aunque condicionándolo a la flexibilidad de los demás", en el encuentro con representación de "90 por ciento de la humanidad", destacó el canciller de Brasil, Celso Amorim, al término del encuentro del fin de semana.

El responsable de la política exterior del gobierno izquierdista de Luiz Inácio Lula da Silva se manifestó optimista y advirtió de la necesidad de no echar a perder los avances acumulados hasta ahora, como el compromiso general de eliminar subsidios a las exportaciones para 2013.

El gobierno de "mi país está comprometido con resultados positivos de la Ronda de Doha", reconociendo que su "foco es generar crecimiento económico global y desarrollo", aseguró Schwab a la defensiva.

Es que la UE y el G-20 atribuyen a Washington la "mayor responsabilidad" en la tarea de destrabar las negociaciones, para lo cual debería ofrecer más recortes a los subsidios de apoyo a la producción agrícola de ese país.

Se trata de subsidios que distorsionan el comercio, permitiendo exportar productos a bajos precios, a veces inferiores al costo de producción, y provocando así caídas de precios que dañan especialmente a las economías pobres.

La propuesta presentada por Estados Unidos en la Ronda de Doha, considerada "ambiciosa" por Schwab, representa, según los países en desarrollo, una reducción insignificante respecto de lo acordado en las negociaciones anteriores, en la llamada Ronda Uruguay por haberse lanzado en ese país en 1986 y que concluyó en 1994.

El algodón, único producto de exportación importante de varios países africanos, es un ejemplo dramático al respecto. Los subsidios que Washington entrega a sus productores empobrecen más aún a millones de familias extremadamente pobres de esos países. Ese hecho fue condenado el año pasado por la OMC, ante una queja de Brasil.

Esa condena se basa en reglas fijadas por la Ronda Uruguay, tal como la que sufrió la UE por sus exportaciones subsidiadas de azúcar, tras otra denuncia de Brasil que fue tomada por un panel de solución de controversias de la OMC.

Sectores empresariales brasileños prevén la proliferación de acciones similares, si fracasa la Ronda de Doha, como se llama a la negociación lanzada a fines de 2001 en la capital de Qatar.

La violación de acuerdos anteriores por esas potencias del Norte pone en duda su "disposición" de promover una sustancial reducción de subsidios y barreras que desequilibran el comercio agrícola internacional, en desmedro de productores competitivos del mundo en desarrollo.

Pero "desarrollo es acceso a mercados", opinó Schwab. Con ese concepto reclama rebajas arancelarias en Europa y de grandes países en desarrollo, en contrapartida a la reducción de subsidios en Estados Unidos.

Entre sus blancos está India, con más de 1.100 millones de habitantes, y que, como China con 1.300 millones de personas, protege con altos aranceles a las importaciones su agricultura e industria. Son mercados atractivos, por su gigantesca población, pobre pero en fuerte expansión económica.

El G-20 surgió en 2003 y se destaca en las negociaciones de la Ronda de Doha por ser un grupo de articulación de distintos intereses de los países en desarrollo.

Entre sus países miembros hay grandes exportadores agrícolas, como Argentina y Brasil, competitivos y por lo tanto interesados en abrir mercados, pero también importadores netos como los gigantes asiáticos, preocupados en proteger su economía rural.

El Grupo de los 33, en tanto, amplió su composición a 42 países de África, Asia, América Latina y el Caribe que quieren medidas de salvaguardia para defender sus productos especiales, considerados vitales para su población campesina. Once de sus miembros, la mayoría asiáticos, también forman pare del G-20.

India, que lidera tanto el G-20 con Brasil como el G-33, "no puede negociar" la sobrevivencia de sus 650 millones de habitantes dependientes de la agricultura, dijo el ministro de Industria y Comercio de ese país, Kaman Nath, destacando que 300 millones de ellos reciben menos de un dólar por día.

Los productos especiales a ser protegidos no se destinan al comercio, sino a la subsistencia, su necesidad de protección se reduce si caen los subsidios en países exportadores como Estados Unidos, explicó en variadas entrevistas.

La Ronda de Doha es "para el desarrollo", como reconocieron todos en su lanzamiento en 2000, y eso se cumple "sacando muchas personas de la pobreza, reduciendo el desempleo", sostuvo.

La agricultura ganó importancia decisiva en las actuales negociaciones, en contraste con la Ronda anterior, cuando dejaron de ser contemplados los intereses del mundo en desarrollo concentrados en esa área. Ello ocurre cuando supuestamente cayó el peso del sector en la economía mundial y de la mayoría de los países.

"Es que cambió la correlación de fuerzas" y por la emergencia de las cuestiones sociales, opinó Amy Barry, activista de la campaña por comercio justo de Oxfam, la organización no gubernamental internacional que dedica especial atención al intercambio como factor de desarrollo e injusticias sociales en el mundo.

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