Hay que reanudar de inmediato las negociaciones de la Ronda Doha de la OMC, rescatando su definición original «de y para el desarrollo» y con la agricultura en el centro de la agenda, reclamaron los países del Sur reunidos este sábado por iniciativa del Grupo de los 20 (G-20).
"Está en juego el orden internacional. Sin un resultado que preserve el sistema multilateral de comercio" será difícil mantener ese orden ante el terrorismo, el narcotráfico y otros problemas globales, advirtió el anfitrión del encuentro, el canciller brasileño Celso Amorim.
La novedad de la Ronda de la Organización Mundial del Comercio (OMC), lanzada a fines de 2001 en la capital de Qatar, es que "los países en desarrollo están a la vanguardia de esa conciencia" y logran audiencia en los países ricos, reflejada en el diálogo que sostendrán este domingo con autoridades de Estados Unidos, Japón y la Unión Europea, dijo Amorim en rueda de prensa.
En esa rueda se divulgó el comunicado de la "Reunión de Alto Nivel del G-20 con coordinadores de grupos de países en desarrollo".
El encuentro tuvo la participación de los 23 miembros del G-20 —con la incorporación de dos nuevos integrantes, Ecuador y Perú—, más los coordinadores del Grupo de los 33 (G-33), de Asia Caribe Pacífico (ACP), de los Países Menos Adelantados (o de menor desarrollo relativo), del Grupo Africano, de las Economías Pequeñas y Vulnerables, Algodón-4 y NAMA-11.
Esa multiplicidad de grupos responde a distintas características o intereses específicos, aunque muchos países se encuentran representados en varios de ellos. ACP es el conjunto de ex colonias europeas en Asia, Caribe y Pacífico que cuentan con acuerdos de preferencias comerciales para acceder al mercado de Europa por el Convenio de Lomé, mientras Algodón-4 reúne a cuatro países africanos que dependen de ese cultivo.
NAMA-11, cuyas siglas en inglés se refieren al acceso al mercado de productos no agrícolas, representa a países en desarrollo que defienden un nuevo mecanismo para solucionar conflictos generados por barreras no arancelarias que afectan el comercio de bienes.
Esa diversidad, sin embargo, no impide la unidad necesaria para identificar intereses comunes y negociar un intercambio internacional más justo y equilibrado, señalaron varios ministros del G-20 y coordinadores de otros grupos.
El comunicado final resume en 11 puntos las posiciones comunes y los puntos irrenunciables de ese mosaico de agrupaciones del Sur. La actual ronda de negociaciones de la OMC es de desarrollo, más allá del comercio, la agricultura es central en su agenda y "el único resultado aceptable será aquél conforme a los compromisos de Doha", firmados en la conferencia ministerial de 2001, afirma el documento.
Es "inaceptable" para los grupos representados "cualquier intento de renegociar o revisar tales compromisos" y los acordados en reuniones posteriores. Los países ricos tienen que "mejorar significativamente sus propuestas", ya que sus posiciones actuales no permiten concluir satisfactoriamente la Ronda de Doha, se añade.
El comunicado reafirma también principios ya aprobados, como el tratamiento especial y diferenciado a los países en desarrollo, comprendiendo el "papel vital de los productos especiales y el mecanismo de salvaguardia especial" defendidos por el G-33 como indispensables para la seguridad alimentaria, el desarrollo rural y la subsistencia de poblaciones pobres.
Para los países de menor desarrollo se considera urgente la materialización del acceso a mercados sin aranceles ni cuotas, además de la simplificación de las reglas de origen, medidas que permitirían a esas naciones más pobres exportar sus productos como una de las condiciones para su desarrollo.
El G-20 nació en 2003 rechazando los términos propuestos por Estados Unidos y la Unión Europea en la fracasada Conferencia Ministerial de la OMC de Cancún, México, y desde entonces cumple un rol central en las negociaciones, "sobre todo en los momentos críticos", recordó el canciller brasileño.
La defensa de un comercio agrícola sin los desequilibrantes subsidios y barreras es la principal bandera del G-20 —que tiene entre sus miembros prominentes a Brasil, India, China y Sudáfrica—, pero se destacó especialmente en articular propuestas que sacaron a la Ronda Doha de la parálisis contraída en Cancún.
El G-20 representa "el medio del camino entre varias propuestas", combinando sus temas propios con los reclamos de otros grupos de países en desarrollo, explicó Amorim, para ejemplificar la importancia de esta reunión en Río de Janeiro junto con coordinadores de otras coaliciones.
"Tenemos muchas posiciones en común", como considerar que la agricultura es clave para el desarrollo, sostuvo el coordinador de los países de menor desarrollo, Hafiz Uddin Ahmad, ministro de Comercio de Bangladesh.
El G-20 "apoyó sin reservas" las demandas de Algodón-4, reconoció el representante del cuarteto algodonero, Moudjaidou Soumanou, ministro de Industria y Comercio de Benín, destacando que los países de África occidental tienen millones de habitantes dependientes del algodón como único producto de exportación. Los subsidios estadounidenses, ya condenados en la OMC, provocan daños terribles en esas economías.
El mismo G-20 es "diverso", pues se compone de países con intereses distintos que debe articular, y por ello ganó gran importancia en la OMC, acotó Kamal Nath, ministro de Industria y Comercio de India.
Once miembros del grupo, entre ellos India, también hacen parte del G-33, cuyas posiciones en defensa de los pequeños agricultores, o agricultura familiar, cuentan con la simpatía de movimientos campesinos y organizaciones no gubernamentales que actúan en la cuestión comercial.
"No negociamos la subsistencia", sentenció el ministro indio, para afirmar el compromiso de su país con la Ronda "del desarrollo" y la defensa de las salvaguardias especiales para algunos productos de la pequeña agricultura destinados al consumo interno.
Proteger a ese sector de subsistencia es vital "incluso para Brasil", pero en países asiáticos, como India, China e Indonesia, es cuestión de vida o muerte para centenares de millones de familias que "no tienen condiciones de competir" con la producción subsidiada y de gran escala de Europa o Estados Unidos, dijo a IPS Amy Parry, de la organización internacional Oxfam.
La Ronda de Doha tiene por fin promover el desarrollo, por ello le toca a los países ricos "ofrecer más, sin reclamar tantas concesiones de los países pobres ni presionarlos", opinó. Estados Unidos y la Unión Europea son los responsables de la interrupción de las negociaciones y se turnan en bloquearlas con exigencias injustas, concluyó.
La Red Brasileña por la Integración de los Pueblos (Rebrip), que congrega a 39 movimientos sociales, centrales sindicales y organizaciones campesinas, divulgó un manifiesto apoyando las posiciones del G-20, como la defensa del tratamiento especial y diferenciado y la eliminación del "dumping" (competencia desleal) en el comercio agrícola, pero reclamando mayor acercamiento a los demás grupos del mundo en desarrollo.
La posición del gobierno brasileño, presionada por el gran agronegocio exportador, "nos preocupa" porque podría "conceder mucho en servicios y productos industriales" a cambio de "migajas" en agricultura, comentó a IPS Celso Marcatto, coordinador de Seguridad Alimentaria de la no gubernamental Action Aid, organización internacional cuya representación brasileña hace parte de Rebrip.