Las fuerzas de Israel cometen crímenes de guerra en Líbano, al no distinguir en sus bombardeos entre los combatientes del movimiento islamista chiita Hezbolá (Partido de Dios) y la población civil, señaló la organización Human Rights Watch (HRW).
En su informe de 50 páginas "Golpes fatales: los ataques contra civiles en Líbano", el grupo detalló cerca de dos decenas de casos en los que la ofensiva de las fuerzas de defensa israelíes cobró la vida de 153 civiles, entre ellos 63 niños y niñas, que se encontraban en sus casas o en vehículos.
Los investigadores de HRW no hallaron evidencia, en ninguno de los casos, de que hubiese un objetivo militar justificado para proceder con los ataques a pesar de los riesgos de daños en la población civil.
En muchas ocasiones, ni siquiera había un objetivo militar identificable, y en otros, las fuerzas israelíes parecieron deliberadamente atacar a los civiles, de acuerdo con el informe, divulgado el miércoles.
"Al fallar constantemente en distinguir entre combatientes y civiles, Israel ha violado uno de los principios fundamentales de las leyes de la guerra: el deber de realizar ataques sólo contra objetivos militares", indica el trabajo de HRW.
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"El patrón de los ataques durante la ofensiva israelí en Líbano sugiere que las fallas no pueden ser explicadas o disculpadas como meros accidentes. La extensión del patrón y la gravedad de las consecuencias indican la comisión de crímenes de guerra", concluye.
El informe, basado en entrevistas a víctimas y a testigos independientes de los bombardeos, así como en una investigación en los sitios atacados, hace un llamado a Estados Unidos a suspender de inmediato las transferencias a Israel de armas, municiones y otros materiales bélicos.
Además, llama al secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Kofi Annan, a crear una comisión formal que investigue los crímenes de guerra con la voluntad de hacer responsables a quienes los perpetraron.
Esa comisión también debería investigar al Hezbolá por los misiles lanzados contra Israel, y que han sido tema central de pasados informes de HRW.
Desde el comienzo del conflicto el 12 de julio, el Hezbolá lanzó unos 2.000 misiles en áreas israelíes predominantemente civiles, matando a por lo menos 19 personas e hiriendo a otras 300.
Dada la inherente naturaleza indiscriminada de los misiles, estos ataques constituyen también crímenes de guerra, señaló el grupo, con sede en Nueva York.
El informe, cuyas conclusiones coincidieron con una declaración hecha por la organización Amnistía Internacional días atrás, fue divulgado luego de que HRW revelara los resultados preliminares de su investigación sobre el bombardeo israelí del 30 de julio contra un edificio de la meridional ciudad libanesa de Qana, en el que murieron al menos 54 civiles, la mitad de ellos niños y niñas.
HRW contó con testimonios de algunos de los nueve sobrevivientes identificados de la tragedia en Qana, y señaló que confirmó la muerte de 28 personas, incluyendo 16 niños. Otras 13 siguen desaparecidas, aunque se sospecha que sus cuerpos están enterrados bajo los escombros del edificio. Otras 22 personas habrían sobrevivido y escapado del lugar.
Uno de los sobrevivientes, Muhammad Mahmud Shalhub, residente de Qana que ayudó en los esfuerzos de rescate, negó enfáticamente las acusaciones de Israel de que había lanzamisiles del Hezbolá en el edificio.
HRW concluyó en su investigación, tras entrevistar a decenas de periodistas internacionales, socorristas y observadores internacionales que visitaron Qana el 30 y el 31 de julio, que no había evidencia de la presencia del grupo islamista en ese lugar.
"Las muertes en Qana fueron el resultado previsible de la campaña de bombardeos indiscriminados de Israel contra Líbano", dijo la directora de la División de HRW para Medio Oriente y África del Norte, Sarah Leah Whitson, quien llamó a realizar una investigación independiente internacional.
Por su parte, Amnistía divulgó este jueves un nuevo comunicado señalando que la investigación hecha por las fuerzas israelíes sobre lo ocurrido en Qana fue "claramente inadecuada" y subrayó la necesidad del urgente envío de una comisión internacional.
"No podemos permitir que ninguna investigación sobre Qana termine siendo un encubrimiento. Lo que se necesita aquí es una investigación independiente que pueda estudiar todos los informes creíbles sobre las graves violaciones al derecho humanitario internacional perpetradas en este conflicto", señaló la secretaria general adjunta de Amnistía, Kate Gilmore.
Israel insiste en que procura evitar víctimas civiles, a pesar de que la gran mayoría de los más de 500 libaneses muertos en el conflicto no son combatientes. El gobierno israelí responsabiliza de esto al movimiento islamista, acusándolo de escudarse en la población civil y de lanzar misiles desde zonas urbanas.
Pero HRW subrayó que en sus investigaciones no encontró pruebas de que el Hezbolá estuviera operando en áreas pobladas que fueron luego bombardeadas por Israel.
"Los combatientes del Hezbolá no deben esconderse detrás de los civiles. Eso está fuera de duda. Pero la idea que ha difundido Israel de que esa es la causa de tan alto número de muertes civiles es totalmente errónea", señaló el director ejecutivo de HRW, Kenneth Roth.
"En muchos de los casos de muertes civiles estudiados por nosotros, la ubicación de las tropas y las armas del Hezbolá no tenían relación alguna, porque el Hezbolá no estaba cerca", añadió.