El gobierno de Argentina lanzó un plan para reactivar el desarrollo nuclear que prevé finalizar la construcción de una central de energía inconclusa, estudiar la factibilidad de erigir una nueva, y volver a producir uranio enriquecido y agua pesada. Los ambientalistas pusieron el grito en el cielo.
El gobierno de Néstor Kirchner tiene la voluntad de impulsar "una masiva producción de energía núcleo-eléctrica", anunció el miércoles el ministro de Planificación Federal Julio De Vido al divulgar el plan en la sede de la Presidencia junto al mandatario, funcionarios y embajadores de países de la región.
El proyecto apunta a ampliar la oferta de energía eléctrica para la industria para dar respuesta a una demanda creciente. Pero también se busca utilizar el desarrollo nuclear para mejorar los servicios de salud pública, explicó De Vido. "Será sólo para usos pacíficos", remarcó el ministro.
El sorpresivo lanzamiento causó rechazo de organizaciones ambientalistas que se oponen a la reapertura de centrales nucleares pues entrañan peligros de graves accidentes. Además el desarrollo nuclear acumula desechos radiactivos de difícil control y disposición.
Los ecologistas preferirían que los recursos se destinaran al desarrollo de fuentes energéticas alternativas con potencial en Argentina, como la energía eólica.
Greenpeace Argentina emitió un comunicado en el que acusó al gobierno de "desconocer la opinión de la mayoría" de la población, en referencia a una encuesta realizada en mayo por la consultora Mori, en la que 67 por ciento de los consultados se pronunciaron a favor de que el Estado invirtiera en energía eólica y otras fuentes y suspendiera la actividad de centrales nucleares.
En ese sondeo, sólo tres por ciento de los encuestados aconsejó destinar parte del presupuesto público a la expansión de las centrales nucleares.
La Fundación para la Defensa del Ambiente (Funam) ya había anticipado su rechazo a la posibilidad de reactivación de la producción nuclear con nuevas centrales. "Es descabellado e inaceptable", dijo a IPS el titular de esta agrupación, Raúl Montenegro, al conocer el proyecto.
En Argentina, 51 por ciento de la energía eléctrica proviene de centrales térmicas, 42 por ciento de represas hidroeléctricas y apenas siete por ciento de usinas atómicas. Hay dos centrales nucleares actualmente en funcionamiento: Atucha I, en la provincia de Buenos Aires, y Embalse, en la central provincia de Córdoba.
Construida en 1974, Atucha I fue la primera en su tipo de América Latina y produce 357 megavatios. Embalse se sumó en 1984 y aporta 650 megavatios. El plan del gobierno es invertir 600 millones de dólares en la terminación de Atucha II, que comenzó a construirse en 1981 y quedó paralizada en los años 90.
Según De Vido, Atucha II, cercana de la I, podría estar construida a fines de 2010 y producirá 740 megavatios. "Este reinicio formal de la construcción de Atucha II tiene un significado vital para el país" ya que pondrá a Argentina a la cabeza de la producción nuclear en América Latina, dijo el ministro.
Más polémico aun resultó el anuncio de estudios de factibilidad para la construcción de una cuarta central que produciría 1.000 megavatios. El ministro no aclaró dónde se emplazaría esa planta, pero el activista Montenegro ya anunció resistencia a la instalación.
"Los militares nos instalaron una central nuclear sin consultarnos, pero esta vez no ocurrirá lo mismo", advirtió el dirigente ambientalista, ganador del premio Nobel Alternativo 2004. Montenegro se refería a Embalse, una obra iniciada por la última dictadura militar (1976-1983) en la provincia donde está la sede de Funam. De Vido informó además del proyecto de extender la vida útil de Embalse, que debería dejar de funcionar en 2018. Con ese fin se invertirán unos 400 millones de dólares para adecuar el viejo reactor y prolongar su funcionamiento hasta 2043.
Para abastecer las centrales atómicas, el gobierno pondrá nuevamente en marcha una planta de enriquecimiento de uranio en la sureña provincia de Neuquén, que había sido cerrada en 1983, y otra para producir agua pesada situada en ese mismo distrito.
Finalmente, el programa contempla la firma de convenios para la formación de recursos humanos con la agencia espacial estadounidense NASA, y para la entrega gratuita de radiofármacos elaborados en plantas de la Comisión Nacional de Energía Atómica a hospitales públicos.