La avalancha de datos recién difundidos indican que el crecimiento económico de España es superior al del resto de la Unión Europea (UE) y Estados Unidos, pero su déficit exterior sigue incrementándose, la inflación está muy por encima de la media comunitaria y los salarios pierden capacidad adquisitiva.
La noticia positiva la proporcionó el avance de datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), que señala que el producto interno bruto (PIB) español creció durante el segundo trimestre de 2006 a una tasa anual de 3,6 por ciento, la mejor cifra desde el final de 2001.
Esta expansión se da luego de tres trimestres consecutivos de avance de 3,5 por ciento del PIB, y se coloca 1,2 puntos porcentuales por arriba del promedio de la UE, que ha sido de 2,4 por ciento en el mismo período, según Eurostat, la oficina estadística de la Unión Europea. Además, España ha agregado el décimo tercer año de crecimiento continuado.
Sin embargo, este benéfico panorama queda perturbado a la luz de otros datos económicos.
Por ejemplo, y de acuerdo con la información del Banco de España, durante los cinco primeros meses de este año la balanza por cuenta corriente, que comprende los ingresos y pagos del país por operaciones comerciales, servicios, rentas y transferencias, acumuló un déficit de 37.801 millones de euros, 31 por ciento más que en el mismo período del año anterior.
El principal factor que intervino en este resultado ha sido el aumento del déficit comercial de 21,6 por ciento en dicho lapso, puesto que si bien las exportaciones se incrementaron 12,5 por ciento, las importaciones lo hicieron en una proporción mayor: 15,1 por ciento.
El turismo ha sido siempre el gran compensador del déficit de la balanza por cuenta corriente. En el primer semestre de 2006 llegaron a España 25,5 millones de turistas, seis por ciento más que en la primera mitad del año pasado. Se trata de un récord que suele batirse año a año.
Pero ocurre que también se acentúa la tendencia a que los turistas gasten cada vez menos dinero en el país. En este último período el desembolso medio de cada extranjero no pasó de los 770 euros, 3,1 por ciento menos que en el anterior.
Así, si bien el conjunto de los turistas extranjeros gastaron en España durante la primera mitad del año más de 19.000 millones de euros, 2,7 por ciento más que en 2005, la cifra habría sido muchísimo mayor si el gasto por persona hubiera sido el que se registraba hace algunos años.
Por otra parte, se incrementa año a año el número de españoles que viajan al exterior, por lo cual disminuye el saldo positivo de la balanza turística.
Por todo ello, el superávit del rubro turismo y viajes desde enero hasta mayo de este año decreció 12,5 por ciento anual, y el de los servicios en general cayó 41,9 por ciento.
Mientras tanto, en julio España fue otra vez el país con más inflación de la zona euro, con una tasa de cuatro por ciento; el promedio de los demás países fue de 2,4 por ciento. De este modo, el diferencial de inflación hispano respecto del resto de la zona en donde se ha implantado la divisa europea se ensanchó a 1,6 puntos.
Para José Manuel Amor, de la firma Analistas Financieros Internacionales, "es preciso quitar miedos infundados, porque los datos negativos acerca de la economía española no son relevantes y la situación es absolutamente controlable".
El experto destacó a IPS que "el euro es el gran paraguas protector", y subrayó que, pese a todo, "se registra una tendencia al aumento de las exportaciones, que, pensamos, continuarán tomando un mayor protagonismo, en tanto ya se va moderando el consumo de las familias, que, junto con la construcción, era el motor de la expansión económica. Y este cambio es sano".
Su colega Carlos Maravall, de la misma empresa de analistas, abundó ante IPS sobre el tema: "Yo no hago del aumento del déficit exterior la lectura negativa que realizan otros. En primer lugar, porque se trata de estadísticas de los primeros cinco meses del año, mientras que el acumulado de los últimos doce meses indica que el déficit se mantiene constante en relación con el PIB, ya que constituye 8,2 por ciento del mismo."
Por otra parte, Maravall hace foco en un dato que estima muy importante: "40 por ciento de las exportaciones e importaciones son bienes industriales intermedios, lo que revela que la estructura productiva española está perfectamente integrada al resto de Europa".
En cuanto a la inflación, el analista expresó que "es un dato malo, pero no tan malo, porque es lógico que una economía que crece más que otras tenga más inflación. Y, además, el nivel de precios de España sigue siendo inferior al del resto de la UE, de modo que tal vez se está produciendo una convergencia de los mismos".
Distinta es la interpretación que realizó el economista Carlos Martín, integrante del gabinete técnico de la Confederación Sindical de Comisiones Obreras, de origen comunista.
Para este experto, "el 'milagro español' se asienta sobre dos 'novedades': una es que por primera vez disfrutamos de una moneda estable y potente —el euro— con tasas de interés muy bajas. Obviamente, esto no se daba con la peseta, que requería altas tasas de interés para mantenerla".
Y aseveró Martín a IPS que "la otra 'novedad fundamental es la inmigración masiva que ha llegado al país en los últimos años, que suministra una mano de obra baratísima. Como un tercio, o la mitad, según otras fuentes, de los tres millones de inmigrantes que están trabajando no están en situación legal, trabajan prácticamente por lo que el empresario quiera pagarles".
"Pero este 'milagro español' —continúa el economista— es un gigante con pies de barro, porque se basa en el crecimiento de sectores económicos poco productivos y competitivos, como la construcción y servicios tales como la hostelería".
Martín insistió en que estas áreas económicas "son intensivas en el empleo de mano de obra poco o nada cualificada, y producen muy poco valor agregado. Esto explica la utilización masiva de inmigrantes, que si carecen de derechos laborales son aun más baratos, y el altísimo nivel de precariedad laboral, el mayor de Europa, que hace que uno de cada tres trabajadores tenga contrato temporal".
A todo esto, la diferencia salarial entre españoles y europeos creció durante el primer trimestre de este año y se situó en 15,2 por ciento. Durante ese período, el salario medio en España descendió 0,5 por ciento en términos reales, mientras que en la UE aumentó 0,6 por ciento.
En los últimos 10 años el poder adquisitivo de los españoles se incrementó apenas en 0,4 por ciento, mientras que el de los ingleses, por ejemplo, lo hizo en 27,3 por ciento.