Las diferencias en torno de las industrias farmacéutica y automovilística son los principales escollos que Estados Unidos y Corea del Sur deberán superar para sellar un nuevo acuerdo comercial antes de fin de año.
Corea del Sur ya tiene un acuerdo bilateral con Estados Unidos, durante cuya vigencia el comercio bilateral se elevó a 72.000 millones de dólares en 2005.
Ahora, Seúl aspira a avanzar hacia un tratado de libre comercio (TLC) en las negociaciones en la decisiva tercera ronda de diálogo al respecto, la cual se celebrará en Seattle, el mes que viene.
Pero los representantes de Washington pidieron a Seúl un aumento significativo de la cantidad de automóviles estadounidenses que importa.
Hoy, Estados Unidos cobra un arancel de 2,7 por ciento a los automóviles surcoreanos, y está dispuesto a mantenerlo así a menos que Corea del Sur no reduzca el impuesto "discriminatorio" de ocho por ciento a los estadounidenses.
En 2005, Corea del Sur alcanzó un superávit comercial de 10.800 millones de dólares en su comercio con Estados Unidos.
El caso de los medicamentos es más complicado, a pesar de que ambas partes señalaron avances.
Los representantes estadounidenses habían abandonado las negociaciones el 14 de julio, en protesta contra una nueva política de reembolso de gastos en el sector de la salud adoptada por Seúl.
Según este esquema, el gobierno surcoreano sólo reembolsará los gastos de pacientes por medicamentos que figuren en una lista aprobada por las autoridades sanitarias y que, según Washington, excluye drogas "innovadoras" de fabricación estadounidense.
Estados Unidos mostró flexibilidad en materia de comercio farmacéutico, pero tal vez eso se debió a que sus representantes tienen plazo hasta julio de 2007 para alcanzar un acuerdo, según la autorización de negociación acelerada ("fast-track") otorgada por el Congreso legislativo al Poder Ejecutivo.
Pero otros asuntos problemáticos se asomarán antes de esa fecha.
La preocupación de Corea del Sur no es sólo mantener o mejorar su acceso al mercado estadounidense, sino también proteger a sus empresarios ante eventuales demandas estadounidenses por propiedad intelectual.
Los fabricantes surcoreanos de medicamentos genéricos podrían, según la propuesta estadounidense, ser objeto de reclamos no sólo si producen el "mismo producto" patentado por grandes compañías farmacéuticas del país norteamericano, sino también por "productos similares".
El representante del Ministerio de Salud y Bienestar en las negociaciones Cheon Man-Bock admitió ante el parlamento en Seúl que Estados Unidos reclamó "una mayor protección de los derechos de propiedad intelectual"
"Eso implica que los fabricantes surcoreanos de genéricos" deberán pagar regalías por "'productos similares' a los estadounidenses", explicó.
Lee Sang-Ee, profesor de la Facultad de Medicina Jeju, consideró que si se aprueba el TLC "será difícil la viabilidad de las compañías farmacéuticas surcoreanas. Algunas incluso deberán dejar de producir".
Para los delegados surcoreanos, el desafío no es negociar con sus contrapartes de Estados Unidos sino introducir los reclamos de los "perdedores" nacionales, entre ellos los vulnerables agricultores, la industria farmacéutica y el sector agrícola.
El 12 de julio, 26.500 personas salieron a las calles de Seúl a protestar contra la segunda ronda de conversaciones del TLC.
El presidente Roh Moo-Hyun despierta sospechas pues trata de independizar a su ejército del control de Estados Unidos mientras trata de alcanzar un acuerdo que, según los activistas, someterá los intereses comerciales del país a los de Washington.
Para calmar la oposición al TLC, Roh nombró el 11 de agosto a un ex ministro de Economía, Han Duk-Soo, al frente de un grupo de trabajo cuya misión es aplacar el descontento popular al respecto.
"Nuestro TLC con Estados Unidos pretende ser un acuerdo donde ganen ambas partes y no tiene nada que ver con política", expresó Han.
"A pesar de su perfil económico, hay una falsa afirmación de que el TLC pretende beneficiar a las grandes compañías a expensas de los agricultores y los asalariados de bajos ingresos", agregó el técnico.
"De ninguna forma es verdad que el convenio con Estados Unidos vaya a desembocar en privatizaciones, encarecimiento de servicios, de la atención a la salud y de la educación", aseguró el ex ministro de Economía.
Expertos en comercio llaman la atención sobre el silencio de los "sectores victoriosos" del TLC en Corea del Sur: las grandes industrias automovilísticas y de productos electrónicos.
"El desequilibrio entre 'perdedores' y 'ganadores' puede ser uno de los obstáculos que envuelva a un acuerdo comercial, como el TLC, en un juego político donde trabajadores y políticos tratan de politizar un tratado comercial", señaló un profesor de la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad de Sogang.
Una mirada al sector agrícola de Corea del Sur muestra que el impacto de un eventual TLC en él es marginal.
La mano de obra agrícola se redujo de 5,4 millones de personas en 1995 a 3,5 millones en 2003, en un país de 47 millones de habitantes. La participación del sector en el producto interno bruto cayó también de 6,2 por ciento a 3,8 por ciento en el mismo periodo.
Los opositores al tratado indican que el superávit comercial de Corea del Sur con Estados Unidos se derrumbará con la firma del TLC, pues el arancel a las importaciones estadounidenses es de 11,2 por ciento, mayor que el impuesto por Estados Unidos a los productos surcoreanos, de 4,9 por ciento.
El gubernamental Instituto Coreano de Política Económica confía en que el TLC aumente 15,1 por ciento las exportaciones a Estados Unidos (o 7.100 millones de dólares) y 39,4 por ciento las de ese país a Corea del Sur (o 12.200 millones de dólares).
Corea del Norte se unió a los opositores del tratado.
"El tratado de libre comercio, si se firma, ubicará la economía de ese país bajo la soberanía de Estados Unidos, pues sólo satisface el deseo de máximo rendimiento de las compañías estadounidenses", indicó el diario norcoreano Nodong en un editorial.
"El convenio será humillante desde el punto de vista diplomático, pues acercará Seúl a Washington y, por lo tanto, destruirá la aspiración a la reunificación de las dos Coreas", agregó.
Los opositores del TLC señalan el caso de Canadá y México, a los que describen como víctimas del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN o Nafta) con Estados Unidos.
En ese sentido, mencionan el caso de una compañía privada de mensajería estadounidense que enjuició al correo estatal canadiense, al que acusó de suministrar subsidios injustos.
Como consecuencia, Canadá perdió el servicio de correo público que cubría localidades rurales remotas, a un costo accesible.