El lugar común según el cual las futuras guerras mundiales no serán para disputar el petróleo sino el agua carece de asidero, según expertos y académicos reunidos en una conferencia internacional en la capital de Suecia.
Este pronóstico fue formulado por instituciones como la estadounidense Agencia Central de Inteligencia (CIA) y el Ministerio de Defensa de Gran Bretaña, así como algunos funcionarios del Banco Mundial.
Los expertos que se dieron cita en Estocolmo con motivo de la Semana Mundial del Agua, del día 20 al 26, consideran que esos pronósticos son irreales, exagerados y absurdos.
"Las guerras del agua hacen buenos titulares de diarios, pero los acuerdos de cooperación no", dijo Arunabha Ghosh, coautor del Informe sobre Desarrollo Humano 2006, dedicado a la administración del agua.
El estudio, encargado a Ghosh y otros expertos por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), será presentado en diciembre.
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En realidad, dijo Ghosh a los reunidos en Estocolmo, hay muchos acuerdos bilaterales, multilaterales y transfronterizos para compartir el agua. Ninguno de ellos, o muy pocos, sirven para vender diarios, advirtió.
Consultado sobre las guerras por el agua, el profesor Asit K. Biswas, del Centro del Tercer Mundo para el Manejo del Agua, con sede en México, dijo a IPS: "Éste es el sinsentido absoluto, porque esto no va a pasar, al menos en los próximos 100 años."
También indicó que el mundo no está enfrentando una crisis hídrica a causa de escasez de agua. "Ésas son tonterías", sentenció.
"Lo que está atravesando es una crisis de administración del agua", opinó Biswas, quien recibió el jueves el Premio Estocolmo del Agua 2006 por "logros destacados" en este campo.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), un tercio de las cuencas fluviales del mundo son compartidas al menos por dos países.
En todo el planeta hay 262 cuencas de ríos internacionales: 59 en África, 52 en Asia, 73 en Europa, 61 en América Latina y el Caribe, y 17 en América del Norte. En total, 145 países tienen territorios que incluyen al menos una cuenca de río compartida.
Entre 1948 y 1999, según Unesco, hubo 1.831 "interacciones internacionales" registradas, incluyendo 507 conflictos, 96 acontecimientos neutrales o no significativos, y, lo que es más importante, 1.228 instancias de cooperación.
La Unesco concluye que, a pesar del problema potencial, la historia demostró que, en las cuencas compartidas, es más probable que surja cooperación que conflicto.
Según el Instituto Internacional del Agua de Estocolmo, hay argumentos para fundamentar la tesis de la "guerra" que ya tienen entre 10 y 20 años y que todavía son reciclados.
Estas formulaciones "ignoran cantidades masivas de investigaciones recientes según las cuales los países con escasez hídrica que comparten un organismo vinculado con el agua tienden a hallar soluciones cooperativas más que ingresar en conflictos violentos", señaló.
El Instituto también destacó que durante toda la "intifada" —levantamiento palestino contra Israel en Cisjordania y Gaza— lo único en lo cual las dos partes en conflicto continuaron cooperando en un grado básico fueron sus aguas compartidas.
"De ahí que, más que alcanzar argumentos para las 'hipótesis de la guerra del agua', los hechos parezcan apoyar la idea de que el agua es una fuerza unificadora y una fuente potencial de paz, más que de conflicto violento", aseguró el Instituto.
Ghosh destacó varios acuerdos que fueron "modelos de cooperación", entre ellos, el Tratado de Aguas del Indus, el acuerdo Israel-Jordania, la Organización de Desarrollo del Río Senegal y la Comisión del Río Mekong.
Una investigación patrocinada por el Centro Internacional Woodrow Wilson señala que, a pesar de que los titulares de los periódicos aullaban "¡se acercan las guerras del agua!", estas advertencias apocalípticas van en contra de la historia.
"Ninguna nación fue a la guerra específicamente por recursos hídricos en miles de años. Las disputas internacionales por el agua —incluso entre feroces enemigos— son resueltas pacíficamente, aun cuando surgen conflictos por otros temas", afirma.
El estudio también destaca instancias de cooperación entre países o provincias que comparten un río, las que superaron en número a conflictos por más de dos a uno entre 1945 y 1999.
"Como el agua es tan importante, las naciones no pueden afrontar una lucha por ella. En cambio, el agua alimenta una mayor independencia. Al reunirse para manejar juntos sus recursos hídricos compartidos, los países pueden construir la confianza e impedir conflictos", apunta el informe, cuyos autores son Aaron Wolf, Annika Kramer, Alexander Carius y Geoffrey Dabelko.
El estudio también indica que la mayoría de los conflictos se produjeron dentro de los países, y que los ríos internacionales son una historia diferente, aunque un vicepresidente del Banco Mundial predijo en 1995 que "las guerras del próximo siglo serán por el agua".
A comienzos de los años 90, agricultores del sudoccidental estado estadounidense de California bombeaban acueductos para transportar agua desde el valle de Owens hasta Los Angeles.
En 2000 cultivadores de la oriental provincia china de Shandong se enfrentaron con la policía para protestar contra planes del gobierno de desviar el agua de irrigación a ciudades e industrias.
Ghosh citó dos incidentes recientes que impactaron sobre el suministro de agua.
Cuando en las últimas semanas aviones de combate israelíes redujeron parte de Beirut a escombros, los F-16 de fabricación estadounidense también destruyeron acueductos libaneses que corrían del río Litani a tierras cultivadas a lo largo de la llanura costera y partes del valle de Bekaa.
El histórico conflicto en Sri Lanka —que ya lleva unos 20 años— se reanudó el mes pasado por el desvío de un canal por parte de la organización rebelde Tigres para la Liberación de la Patria Tamil-Eelam, que lucha por la autonomía del norte y el este del país.