MUJERES-PORTUGAL: Un paso en la marcha hacia la igualdad

Con 25 años de edad, la teniente primera Gisela Antunes rompió la larga hegemonía masculina en la comandancia naval de Portugal al zarpar a inicios de marzo de este año al mando de una torpedera de la Armada.

Bajo las órdenes de la primera mujer comandante de un navío de guerra portugués, que tiene por misión patrullar la costa occidental de la península ibérica, navegan hoy 12 marineros, algunos de los cuales le doblan la edad.

El acontecimiento adquirió una enorme carga simbólica en el debate sobre la Ley de Paridad aprobada esta semana, mediante la cual los partidos políticos estarán obligados a dar a las mujeres al menos un tercio de sus listas electorales. Actualmente, apenas 26,5 por ciento de las bancas del parlamento están ocupadas por féminas.

La norma, que ya rige en muchos países del mundo y que se conoce como ley de cuotas, fue promovida por el gobernante Partido Socialista (PS) y aprobada el miércoles por mayoría absoluta en el congreso legislativo unicameral de São Bento.

El debate, que se prolongó durante varios meses, no fue la tradicional disputa entre la izquierda y la derecha, lo que se demuestra por el resultado de la votación de ayer.

A favor de la ley votaron 119 de los 121 diputados del PS, y los ocho parlamentarios del Bloque de Izquierda (BI, ex trotskistas) se abstuvieron. En contra se manifestaron los 65 representantes del Partido Socialdemócrata (PSD, conservador pese a su nombre), 12 del Centro Democrático Social (CDS, nacionalistas de derecha) y 11 del grupo Comunistas-Verdes.

La ley no indica cifras para la administración de empresas públicas, pero el debate y las opiniones de activistas y políticos también incluyeron estos aspectos.

Su votación se produce por segunda vez, ya que el 2 de junio, el presidente conservador Aníbal Cavaco Silva vetó la primera propuesta del PS al considerar que "limita la libertad de escoger de los electores" y por estimar desproporcionada la sanción inicialmente prevista por el PS, de excluir las listas que no cumplieran con la cuota de un tercio de representación femenina.

Para evitar un nuevo veto —aunque se podría constitucionalmente hacer ceder al presidente— el PS introdujo un cambio en el proyecto, al trocar las sanciones por cortes en la subvención estatal a los partidos que no integren por lo menos un tercio de mujeres en sus listas electorales.

En los casos más flagrantes, la sanción pecuniaria puede alcanzar 80 por ciento de penalización en los apoyos del Estado.

Los argumentos para oponerse a la ley fueron diametralmente opuestos entre los partidos de oposición, quienes tienen una mínima representación femenina en sus bancadas. De los 75 representantes del PSD, solo siete escaños son ocupados por mujeres, dos de 10 en el PCP, y uno de 12 en el CDS. Solamente tienen paridad el BI y los Verdes, con 50 por ciento de cada sexo, mientras que de los 121 diputados del PS, 46 son mujeres.

Odete Santos, diputada del PCP, se mostró proclive a la creación de condiciones "que promuevan la participación política de las mujeres", y recordó que su dirección partidaria es la que cuenta con la mayor representación de mujeres, con 22 por ciento del Comité Central.

El PCP estima que en cuanto a la paridad "la imposición por ley es artificial, ya que convierte en subalternos los valores de las mujeres".

Zita Seabra, responsable del PSD para política de géneros, acusó al PS de persistir en crear un régimen de sanciones "de un fundamentalismo sin paralelo en Europa". "Estamos contra las cuotas para mujeres, blancos, negros, asiáticos, emigrantes, homosexuales u otras cualquiera", añadió.

Para Luís Mota Soares, del CDS, esta ley es una "comercialización de la participación de las mujeres en la vida política". El suyo fue el primer partido con una líder parlamentaria, la ex presidenta de la asamblea general Maria José Nogueira Pinto, dijo Soares, afirmación contrariada por los Verdes, al recordar que fue la diputada Isabel de Castro la primera en ocupar ese cargo.

La representación femenina en São Bento supera el promedio europeo, de 18,4 por ciento, según un estudio publicado en el sitio Internet del parlamento.

En porcentajes de mujeres diputadas, el parlamento más cercano a la paridad es el de Ruanda, con 48,8, seguido por el de Suecia, con 45,3, Noruega 37,9, Finlandia 37,5, Dinamarca 36,9 , Holanda 36,7 , España y Cuba 36, Costa Rica 35,1, Argentina 35 y Mozambique 34,8.

En el ámbito europeo, después de los escandinavos, Holanda y España, se ubican Alemania, con 31,8 por ciento de diputadas, Portugal con 26,5, Gran Bretaña, con 19,7 por ciento, Francia con 12,2 y, cerrando la lista, Italia con 11,5 por ciento.

En la Unión Europea (UE) la situación no es mejor que en Portugal, recordó a IPS Ana Filgueiras, secretaria ejecutiva de la organización no gubernamental luso-brasileña Cidadãos do Mundo (Ciudadanos del Mundo).

"Entre los más de 400 millones de habitantes de la UE, 51 por ciento son mujeres, pero solo 13 por ciento de ellas están colocadas en lugares de decisión", en especial "en las culturas latinas, donde las desigualdades de género están más enraizadas", deploró la activista portuguesa.

Eliza Pais, presidenta de la Comisión para la Igualdad y para los Derechos de las Mujeres, señaló que en los servicios estatales de salud y educación existen 82,1 por ciento y 78,8 por ciento de funcionarias, respectivamente, "pero solo 32,1 por ciento ocupan cargos dirigentes en la administración pública", según en un estudio realizado por cuatro periodistas investigadoras de asuntos de género.

El mismo documento cita al economista Eugenio Rosa, de la Central General de Trabajadores de Portugal, quien recuerda que 66 por ciento de las licenciaturas universitarias corresponden a mujeres, "pero ellas desempañan funciones menos calificadas y ganan solo 78 por ciento de la remuneración base de los hombres en los sectores de industria y servicios".

En cuanto a los lugares claves en grandes empresas portuguesas que cotizan en la bolsa, solo 3,7 por ciento son mujeres, una situación muy desfavorable respecto a la nórdica Noruega, donde por ley la meta hasta 2007 dispone que las mujeres ocupen 40 por ciento de los cargos en los consejos de administración.

La regla progresiva que fue adoptada por Oslo en 2002 y que este año ya alcanzó 22 por ciento, entusiasmó al presidente del gobierno español, José Luís Rodríguez Zapatero, que de acuerdo al citado estudio, planifica trasladarla a la legislación española para cumplimiento en el lapso de una década.

El estudio ofrece algunas referencias comparativas sobre la situación de la mujer en un mundo donde, de los 1.941 jefes de Estado y de gobierno del siglo XX, únicamente 27 fueron mujeres, es decir, 1,4 por ciento del total.

En Portugal, de los 23 gobiernos democráticos que se sucedieron desde el acceso a la democracia tras el golpe militar izquierdista de 1974, solo una mujer fue jefa del Poder Ejecutivo, la economista Maria de Lurdes Pintassilgo, que gobernó durante seis meses en 1979.

En la actualidad, tan solo 12 de los 191 países del mundo son dirigidos por mujeres, lista que por antigüedad, es encabezada por la presidenta de Irlanda, Mary McAleese, que accedió al cargo en 1997.

En 1999, fueron escogidas la presidenta Vaira Vike-Freiberga, de Letonia, y Helen Clark como primera ministra de Nueva Zelanda, mientras en 2000 Tarja Halonen accedió a la primera magistratura de Finlandia.

Begum Khaleda Zia asumió como primera ministra de Bangladesh en 2001, el mismo año en que juró como presidenta de Filipinas Gloria Macapagal Arroyo. En 2004, Luisa Diogo fue investida primera ministra de Mozambique, y al año siguiente lo hizo para igual cargo Maria do Carmo da Silveira, de Santo Tomé y Príncipe.

En 2005 Angela Merkel se convirtió en canciller (jefa de gobierno) de Alemania y en lo que va de este año fueron investidas Portia Simpson Millar, primera ministra de Jamaica, y las presidentas Ellen Jonson-Sirleaf, de Liberia, y Michelle Bachelet, de Chile.

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