ELECCIONES-MÉXICO: Cosecha de heridas y divisiones

En los últimos seis años México ha modificado por completo su mapa político hasta quedar dominado por los que fueron partidos opositores, de izquierda y de derecha, detrás de los cuales se alinearon, respectivamente, los más pobres y los más ricos del país.

La mayoría de los 15 millones de votos con los que ganó las elecciones presidenciales del domingo 2 el candidato del conservador Partido Acción Nacional (PAN), Felipe Calderón, provinieron del norte, donde la esperanza de vida de la población es de 75,5 años, el analfabetismo de 7,3 por ciento y el producto interno bruto (PIB) por persona está estimado en 7.746 dólares.

En contraste, los 14,7 millones de votos que recibió el candidato presidencial de la izquierda representada en el Partido de la Revolución Democrática (PRD), Andrés López Obrador, fueron mayoritarios en la zona sur, proyectada desde la céntrica capital, donde también triunfó.

Sin incluir los indicadores de desarrollo humano de la capital, el PIB por persona en la región sureña es de 6.246 dólares, la esperanza de vida de 74,8 años y la tasa de analfabetismo de 10,8 por ciento.

En el norte están la mayoría de plantas industriales exportadoras y las zonas agrícolas de alta productividad, mientras en el sur, donde vive la mayor cantidad de indígenas del país, se practica en gran parte una agricultura de subsistencia.
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Según estudios oficiales, los niños de menor talla, peor alimentados y de más bajo rendimiento escolar residen en los estados del sur, como Oaxaca, Chiapas y Guerrero. En contraste, los más altos, sanos y de buen desempeño académico viven en los estados del norte, como Nuevo León, Baja California y Sonora.

La escasa diferencia de votos que dieron el triunfo a Calderón sobre López Obrador (243.934 entre poco más de 40 millones de sufragios), dibujaron un país dividido política y regionalmente, pero además enfrentado.

La elección presidencial aún no está definida, pues el candidato de la izquierda se niega a aceptar los resultados, aduciendo que hubo irregularidades y se prepara a presentar una impugnación ante el Tribunal Federal Electoral, al tiempo que llama a sus simpatizantes a defender junto a él lo que considera su triunfo.

De acuerdo a las leyes electorales, el Tribunal tiene hasta el 31 de agosto para pronunciarse sobre las impugnaciones, y el 6 de septiembre deberá entregar al presidente electo la constancia de su triunfo.

Donde no hay problemas de definición es en el reparto de los escaños del Poder Legislativo, por cuya renovación también se voto el domingo.

El gobernante PAN y el PRD ganaron el mayor número de escaños legislativos, con lo que desplazaron por primera vez en la historia a un tercer lugar al ex gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Esa fuerza política, que gobernó México entre 1929 y 2000, cuando entregó la Presidencia a Vicente Fox del PAN, perdió en seis años casi todo su poder a costa del rápido crecimiento de lo que había sido su oposición de izquierda y de derecha.

Esas vertientes, que en el pasado llegaron a compartir estrategias para enfrentar al PRI, son ahora las primeras fuerzas políticas y mantienen claros antagonismos.

El presidente que suceda a Fox en diciembre tendrá que cerrar heridas y buscar la reunificación del país, ahora profundamente dividido por las elecciones presidenciales, dijo a IPS el profesor de ciencias políticas Marcelo Ortega.

No hacerlo, podría llevar al país a un naufragio, advirtió.

Calderón se presentó en campaña como el candidato del empleo y ofreció dar continuidad a las políticas de libre competencia y apertura comercial.

En contraste, López Obrador prometió trabajar con énfasis en abatir la desigualdad social y la pobreza, que afecta a 40 por ciento de los 103 millones de mexicanos.

Los dos contendientes se acusaron de modo agresivo durante la campaña. El izquierdista sostuvo que "el candidato de la derecha" era sólo un títere de los ricos y poderosos, mientras Calderón señaló que su oponente representaba un peligro para México, pues era demagogo y tenía un perfil mesiánico.

El candidato del PAN, que se declara confiado en que los tribunales confirmen su elección, dejó el jueves los ataques y llamó al diálogo a todas las fuerzas políticas para configurar un gobierno de unidad. Además, sostuvo que compartía y respetaba plenamente los anhelos de justicia social expresados por López Obrador.

Diversos observadores estiman que López Obrador difícilmente logre revertir su derrota mediante la impugnación, pues creen que la elección se realizó sin mayores irregularidades y contó con reconocimiento internacional.

Sin embargo, el equipo de observadores de la organización estadounidense Global Exchange criticó la labor del Instituto Federal Electoral (IFE), señaló algunas irregularidades y le recomendó que realizara el conteo voto por voto de la elección presidencial.

La impugnación no despeja la tensión social que marcó los meses previos de campañas electorales. Para este sábado, López Obrador convocó a una concentración en el Zócalo (la principal plaza céntrica) en la que informará a sus seguidores sobre el contenido de sus denuncias al Tribunal Electoral.

Los medios de comunicación nacionales han recibido en los últimos días miles de llamadas telefónicas y mensajes de correo electrónico de ciudadanos o bien indignados por el triunfo de Calderón y o bien molestos porque López Obrador no reconoció su derrota.

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