IRAQ: Soldados de Fiji, carne de cañón

La muerte de tres soldados de Fiji en Iraq, a causa de un atentado con bomba, reavivó las críticas sobre la contratación de militares de este archipiélago de Oceanía como mano de obra barata para la ocupación de aquel país.

Los fallecidos trabajaban como guardias de seguridad para la compañía británica Armour Group, que brinda servicios de vigilancia en unos 40 países.

El viernes, los tres soldados fijianos, que tenían experiencia en operaciones de paz de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Medio Oriente, custodiaban un convoy que transportaban suministros de Kuwait a Iraq cuando su vehículo activó a su paso un explosivo.

Sus muertes elevan a 13 la cantidad estimada de víctimas fatales entre ciudadanos de Fiji, archipiélago del Pacífico sur de 800.000 habitantes, que trabajan en Iraq como guardias de seguridad. La mayoría de ellos fallecieron desde abril de este año.

Organizaciones no gubernamentales de Fiji alegan que muchos de los reclutados para trabajar en Iraq no son conscientes de los riesgos reales.
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Tras las últimas muertes, el no gubernamental Pacific Concerns Resource Centre (PCRC, Centro de Recursos sobre Preocupaciones del Pacífico) reclamó al gobierno acciones rápidas para proteger mediante una ley a los ciudadanos de Fiji reclutados en cantidades cada vez mayores para desempeñarse en zonas peligrosas.

La portavoz de PCRC Ema Tagicakibau dijo al periódico Fiji Times que la muerte de otros tres guardias de seguridad debería servir para que el gobierno impida la explotación de los ciudadanos del archipiélago como mano de obra barata, incluso como mercenarios o escudos humanos, a manos de compañías extranjeras.

También exigió al gobierno que presente ante el parlamento proyectos de ley que establezcan el registro de las empresas privadas de reclutamiento de personal y la elaboración de un código de conducta para ellas, que además aseguren condiciones de trabajo y salarios adecuados.

"Esto debe ser la base de una política o legislación nacional sobre la regulación de la industria de la seguridad privada", declaró Fiji Times.

El ministro de Trabajo, Krishna Datt, aseguró luego que el gobierno controla los contratos firmados por ciudadanos de este país con empresas privadas antes que su partida, para garantizarles que contarán con una apropiada cobertura en caso de accidente o fallecimiento, pero no analiza otras condiciones de empleo.

Se cree que unos 1.000 ciudadanos de Fiji trabajan en el sector de la seguridad privada en Iraq y Kuwait, y que otros 2.000 soldados retirados cumplen tareas al servicio del ejército británico. Estos reclutamientos se realizan desde hace algunos años.

La firma británica Global Risks Strategies (Estrategias de Riesgo Globales) instaló en 2003 una sucursal en Fiji para reclutar a unos 500 soldados retirados y en actividad para que custodiaran en Iraq pozos petroleros y edificios del gobierno.

También la compañía Homeland Security Limited (Seguridad Interna Limitada) envió en enero de 2005 un equipo reclutador a Fiji, en busca de 70 policías, soldados o guardias de cárcel para trabajar como custodios en Iraq.

A mediados de 2005, la compañía había seleccionado a 181 fijianos para trabajar en Medio Oriente, ofreciéndoles salarios de 1.700 dólares mensuales, según un estudio realizado por un instituto de investigaciones con sede en Melbourne.

Sakiusa Raivoce, director para Fiji de Global Risk, dijo a la radio ABC que en el país operan algunas empresas de seguridad inescrupulosas, que no proporcionan a los potenciales reclutas la información necesaria para tomar una decisión.

"Los guardias que envié a Iraq están muy informados sobre la situación en el terreno. Y si están de acuerdo, firman", dijo. "La mayoría de mis muchachos son soldados retirados y han estado en países devastados por la guerra."

Las empresas de seguridad hallaron en los soldados de Fiji uniformados experimentados en misiones de paz de la ONU en Medio Oriente empleado idóneos para proteger los intereses estadounidenses y británicos en Iraq, dijo el investigador Nick McLellan, del Instituto Nautilus de Melbourne.

"Luego que el compromiso del Unifil (misión de paz en Líbano) llegó a su fin en 2002, quedó en Fiji una superabundancia de soldados altamente calificados y entrenados haciendo nada. Muchos de ellos optaron por unirse a empresas de seguridad que contratan en Iraq y Kuwait", observó McLellan.

Jone Dakuvula, director de programas del Citizens Constitutional Forum (Foro Constitucional de Ciudadanos), se opone a que ex soldados de Fiji vayan al exterior en calidad de guardias de seguridad, pues cree que son explotados como mano de obra barata.

El gobierno, dijo, "puede desalentar el reclutamiento, declarando públicamente que no apoya esto", afirmó en una entrevista radial.

Pero para el gobierno, que tiene problemas económicos, los oriundos de Fiji que trabajan en el exterior constituyen un modo de ganar divisas extranjeras.

El gobernador del Banco de Reserva de Fiji, Savenaca Narube, dijo al periódico australiano The Age que el dinero enviado a casa por esos ciudadanos que trabajan en el extranjero aumentó a 170 millones de dólares en 2004, con respecto a los 28 millones de dólares de cinco años antes. Eso no incluía el dinero traído al país sin declarar.

El gobierno ve el despliegue de ciudadanos de Fiji en Iraq como una fuente de ingresos para muchas familias, y cree que se les debería permitir ejercer su derecho y libertad constitucionales de viajar y trabajar en cualquier parte.

McLellan señaló que, cuando este asunto fue planteado en enero de 2005, el entonces ministro de Trabajo de Fiji, Kenneth Zinck, respondió argumentando que era bueno que esos hombres partieran hacia Kuwait e Iraq.

"Es una solución al creciente desempleo que hay en el país hoy", recordó que dijo Zinck.

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