IRAQ: Kurdos con un ojo en la independencia

Moayed Rafiq, de 25 años, mira las noticias por televisión en un café de Arbil, ciudad sede del parlamento regional de Kurdistán. La pantalla, sintonizada en un canal de noticias en árabe, arroja imágenes de otro atentado con coche-bomba en Bagdad.

Crédito: Dept. de Defensa de EEUU
Crédito: Dept. de Defensa de EEUU
"Cuando veo estas cosas todos los días en la televisión, me confirma de que no es necesario atar nuestro destino al de Iraq", dijo Moayed.

Para este joven, Iraq es apenas una palabra que suele escuchar en los medios de comunicación. Moayed y los otros parroquianos del café creen que llegó la hora de que Kurdistán se separe de Iraq "de una vez y para siempre".

Según la mayoría de los políticos kurdos, esta región debe continuar integrando la federación iraquí, pero muchos jóvenes sienten lo mismo que Moayed.

Mientras los dirigentes exhortan a participar en la reconstrucción de Iraq, buena parte de la población quiere dejarlo librado a su suerte.
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"Por supuesto, me entristece su sufrimiento, pero no podemos sentarnos a esperar que las cosas mejoren allí. Ya hemos hecho suficiente", dijo.

Kurdistán es parte del Iraq moderno desde hace 80 años, pero se siente distinto de la porción árabe del país.

"Como pueblo y como territorio, Kurdistán no es parte de Iraq. Fue adjuntado al país por una decisión política, contra la voluntad de su gente", dijo a IPS Ghafour Makhmouri, integrante del parlamento autónomo kurdo.

Los kurdos sufrieron graves atrocidades durante el régimen del ex presidente iraquí Saddam Hussein (1979-2003).

Más de 100.000 personas fueron masacradas en las operaciones de limpieza étnica conocidas como Anfal, título de un capítulo del Corán que significa "dispuestos a ir a la guerra".

La suerte de Kurdistán cambió tras la guerra del Golfo, en 1991, cuando se convirtió en un territorio autónomo protegido por la fuerza aérea británica.

La invasión de Iraq, a cargo de una coalición militar internacional encabezada por Estados Unidos, volvió a elevar el estatus de los kurdos dentro del país. Por primera vez, uno de los suyos, Jalal Talabani, se convirtió en presidente de Iraq.

Al mismo tiempo, la autonomía les confirió una amplia plataforma para ejercer presión sobre Bagdad. Ganaron, por ejemplo, más potestades aun para manejar los ingresos por el crudo extraído de esta rica región petrolera.

Pero la integración a Iraq no acalló el clamor por la independencia. En enero de 2005, al mismo tiempo que se realizaron las elecciones nacionales iraquíes, más de 98 por ciento de los votantes kurdos se pronunciaron por la secesión en un referendo informal.

Muchos kurdos están molestos por el hecho de que la constitución iraquí, ratificada el año pasado en las urnas, no reconoce su derecho a la autodeterminación.

"Los pueblos de Iraq deben aliarse sobre la base de la unión voluntaria. Si no quieren vivir juntos la separación es la única solución posible", dijo Aso Karim, integrante del Movimiento pro Referendo de Kurdistán, la organización que realizó la consulta popular informal de enero de 2005.

Para los kurdos, la aceptación del federalismo en la constitución iraquí no es el final del camino, sino la plataforma de lanzamiento hacia una meta superior.

"Creo que el pueblo de Kurdistán percibe en el federalismo un mero puente hacia la independencia", dijo Makhmuri, también líder de la Unión Nacional Democrática de Kurdistán, un partido de línea dura nacionalista.

Los sufrimientos de la región se acabarán sólo con la secesión, pronosticó. "La mejor solución para los actuales problemas del país es la división en varios estados. En las actuales circunstancias, soy más optimista que nunca respecto de la independencia", afirmó.

La perspectiva de un Kurdistán independiente es una pesadilla para los vecinos de Iraq, en especial para Turquía.

La región sudoriental turca, fronteriza con el país del Golfo Arábigo o Pérsico, cuenta con una mayoría kurda que hace decenios lucha por la independencia o, al menos, el respeto por su cultura y su lenguaje.

Ankara pronostica que una secesión provocaría una ola nacionalista entre su propia comunidad kurda, muchos de cuyos dirigentes están presos por participar en el insurgente Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), entre ellos su líder, Abdallah Ocalan.

Pero los líderes independentistas coinciden en que un estado separado de Iraq sin salida al mar no podrá sobrevivir sin un amplio apoyo internacional.

"Podría ir ya al parlamento y declarar la independencia", dijo la semana pasada el presidente de Kurdistán, Massoud Barzani. "Pero cuando nadie la apoye, sólo servirá para perturbar la actual situación del pueblo kurdo."

Los kurdos proindependentistas consideran que son necesarias inversiones para consolidar su estado. Y reconocen que no es seguro que las haya para un estado kurdo independiente. (

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