Una expedición científica volverá este invierno austral a la nororiental selva boliviana de Madidi, para certificar definitivamente la existencia de la antigua etnia toromona, origen de la leyenda del Paititi, una versión de El Dorado en la Amazonia sur.
En diálogo con Tierramérica, Pablo Cingolani, jefe de la expedición, dio cuenta de la enorme tarea a la que está dedicado desde el año 2000, cuando comenzó las incursiones en la jungla del Parque Madidi buscando a los invisibles toromonas.
Los antepasados de estos indígenas, dirigidos por el legendario cacique Tarano, pusieron en jaque a los conquistadores españoles durante los siglos XVI y XVII, impidiendo su asentamiento en la zona.
Además de los toromonas, existen otros pueblos perdidos en la selva amazónica boliviana, según Cingolani.
Se trata de "sobrevivientes al genocidio que trajo aparejada la explotación del caucho desde mediados del siglo XIX hasta la Primera Guerra Mundial y, más tarde, los efectos devastadores de la explotación indiscriminada de los recursos naturales de la Amazonia", explicó.
Antes, en 2000, 2001 y 2003, hubo otras tres expediciones oficiales —declaradas "de interés nacional" por el Congreso legislativo boliviano— en el Parque Nacional Madidi, considerado uno de los más importantes del mundo por su biodiversidad.
Con una superficie de 18.957 kilómetros cuadrados, la reserva contiene 733 especies de fauna y 1.100 de aves, que representan 90 por ciento de la avifauna de Bolivia y 11 por ciento de la de todo el planeta.
Durante sus viajes, Cingolani encontró evidencias que sugieren que dentro del valle del río Colorado (o Pukamayu) vive un grupo humano aislado, identificado como los toromonas históricos.
Este científico y periodista argentino planeó su viaje siguiendo la ruta del explorador inglés Percy Harrison Fawcett, quien recorrió la zona en 1911 y desapareció en el intento de encontrar a los toromonas. Lo mismo le ocurrió al noruego Lars Hafskjold en los años 80. Las excursiones científicas actuales también buscan a este expedicionario perdido.
Cingolani informó que se está preparando la cuarta expedición oficial para el invierno boliviano, a fin de completar su "trabajo de campo y presentar suficientes indicios que prueben la sobrevivencia de los toromonas históricos, respetando su derecho al aislamiento".
Se trata de dar "una respuesta definitiva" sobre la existencia de esta etnia, dijo a Tierramérica Alvaro Díez Astete, prestigioso antropólogo boliviano y segundo al mando de la expedición.
La situación de otros pueblos indígenas en aislamiento voluntario en las tierras bajas de Bolivia será abordada a través de la Fundación Madidi, según Díez.
En Bolivia hay 33 etnias, con un abanico poblacional que va desde los quechua (2,5 millones) y aymara (1,5 millones) hasta los pacahuara (11 personas). En la Amazonia, Chaco y Oriente de Bolivia se destacan 29 etnias (300.000 personas), 14 de las cuales presentan están en situación extremadamente crítica.
Tanto Cingolani como Díez Astete, con el apoyo del destacado antropólogo belga Vincent Brackelaire, desarrollaron en los últimos cinco años una cruzada internacional sobre la situación de los indígenas en aislamiento voluntario.
Los tres especialistas esperan constituir este año la Alianza Internacional para la Protección de los Pueblos Indígenas Aislados, que se prevé incluya a la Organización de las Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos, la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica y la Unión Mundial para la Naturaleza, así como a gobiernos, particularmente de la región.
Pueblos aislados se encuentran en la cuenca amazónica de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador y Perú, y en el Gran Chaco de Paraguay y Bolivia.
A fines de abril, el Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales apoyó oficialmente a la Expedición Madidi en su cometido por certificar la existencia del pueblo toromona y las acciones para garantizar la protección a su vida, su cultura y sus derechos humanos.
Pero pese al apoyo regional e internacional, Cingolani advirtió que la situación de los pueblos que habitan la Amazonia continental —la mayor reserva mundial de pueblos sin contacto— es alarmante. "Todos, sin excepción, están en peligro de desaparición forzada", señaló.
Díez Astete acotó que "es dolorosamente irónico, como dice Brackelaire, que numerosas especies animales en vías de extinción estén mejor protegidas gracias a la Cites (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres) que los últimos pueblos desconocidos del planeta".
Ambos expedicionarios esperan que el gobierno del presidente Evo Morales, "que por su origen (indígena) seguramente tendrá mayor sensibilidad", y la futura Asamblea Constituyente adopten medidas para garantizar el aislamiento y la preservación cultural de los toromonas y las otras etnias.
* El autor es colaborador de Tierramérica. Este artículo fue publicado originalmente el 3 de junio por la red latinoamericana de Tierramérica.