CUBA-EEUU: Conflicto llega al bolsillo familiar

Un nuevo «margen comercial» impuesto en Cuba a las remesas que llegan en dólares elevará los ingresos de divisas a las arcas estatales, pero afectará nuevamente a cientos de miles de familias divididas entre esta isla y Estados Unidos.

"Supuestamente, el aumento es para la agencia encargada de la transferencia, pero al final el cliente es el que paga. Ellos (las autoridades cubanas) saben que pueden seguir apretando porque nosotros seguiremos mandando dinero para allá", dijo a IPS una emigrada de este país, de 45 años, que pidió no ser identificada.

"Por supuesto, no todo el mundo puede. Hay personas que hacen mucho esfuerzo para enviarle un dinerito de vez en cuando a sus familiares en Cuba y, aunque estés bien, nadie quiere estar perdiendo de esa manera. Cada vez estás más obligada a optar por vías ilegales para ayudar a tu familia, aunque no te guste", explicó vía correo electrónico.

La medida conocida en Miami, donde se asienta la más importante comunidad cubana emigrada, significa en la práctica que el remitente deberá depositar ahora 123 dólares para que una persona en la isla reciba 100 pesos cubanos convertibles (CUC), conocidos popularmente como "chavitos".

La cifra hasta el 31 de mayo era de 120 dólares por los 100 dólares que llegaban a la familia en Cuba. El cambio es porque el llamado "margen comercial" que cobra el Banco Central de este país por el servicio pasó de 20 dólares a 23 dólares para el ejemplo indicado.

La información que el Banco Central de Cuba hizo circular entre agencias en el exterior, según fuentes en Miami, no ha sido publicada en la isla. Funcionarios de Casas de Cambio y de una sucursal del Banco Metropolitano no tenían conocimiento de la medida hasta ahora, confirmaron IPS.

Pero el tipo de cambio interno podría seguir aumentando a favor del CUC como parte de la política cubana de revaloración de la moneda nacional y de respuesta a las medidas de Washington para trabar al máximo posible las fuentes de ingreso en divisa al Estado gobernando por Fidel Castro.

Hasta octubre del 2004, cuando Cuba suspendió la libre circulación del dólar estadounidense y traspasó todas las ventas en esa moneda a CUC, había paridad cambiaria uno a uno entre ambas.

La medida coincidió con el cierre ordenado por el gobierno de Estados Unidos de varias agencias dedicadas al trámite de viajes y envío de remesas a la isla, entre ellas "La Perla del Caribe", considerada una de las mejores entidades de las 250 autorizadas a operar estos servicios desde el país norteamericano.

"Cuba es el país con más alto costo en las remesas" desde Estados Unidos, afirmó Gregory Watson, especialista del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en un panel sobre el impacto del envío de dinero de los emigrantes a sus países de origen en la economía global, realizado el 6 de este mes en Miami en el marco del Foro Internacional sobre Consumo.

Los países en desarrollo pasaron de recibir 58.000 millones de dólares en concepto de remesas de emigrantes en 1995 a unos 167.000 millones de dólares el año pasado, según un informe presentado esta semana por el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Kofi Annan.

El estudio añade que 191 millones de personas vivían fuera de sus países de origen en 2005.

Alrededor de 1,5 millones de cubanos residen en el exterior, 1,3 millones de los cuales lo hacen en Estados Unidos, según fuentes del Ministerio de Relaciones Exteriores de esta isla. Las principales comunidades, además de la situada en Miami, se ubican en España, donde suman unos 70.000, y en Venezuela, con 50.000.

Mientras la tendencia mundial indica que las remesas enviadas por los emigrantes va en alza cada año, en el caso cubano pasa lo contrario. Cálculos especializados indican que las transferencias desde el exterior pueden haber disminuido de 1.261 millones de dólares en 2004 a 1.174 millones el año pasado.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) pronostica una nueva disminución este año de más de ocho por ciento. En tanto, expertos locales aseguran que la capacidad de compra del dólar estadounidense se ha reducido en cerca de 30 por ciento desde fines de 2004.

"Antes mi hijo me mandaba 100 dólares cada tres o cuatro meses y ahora, aunque me sigue mandando lo mismo, se me convierte en 80 CUC y se me va en nada. Quisiera pedirle más, pero él tampoco está bien; trabaja casi 16 horas diarias para mantener a su familia", dijo Aurelia García, una arquitecta de 47 años.

"Mi salario se va en comprar alimentos en el mercado agropecuario. No puedo estar comprando CUC en las casas de cambio", añadió García quien, pese a todo, se considera privilegiada. "Hay personas que no tienen a nadie en el extranjero y andan inventando cualquier cosa para ganar unos dólares. Eso sí es difícil", comentó.

El "invento" puede incluir diferentes modalidades de trabajo por cuenta propia, negocios familiares privados, servicios diversos a turistas, pero también actividades más subterráneas como venta de los más diversos productos o el ejercicio de la prostitución, tanto de mujeres como de hombres.

La doble circulación monetaria existente en Cuba coloca a sus 11,2 millones de habitantes ante dos mercados totalmente diferentes: uno en moneda nacional (peso) y otro en CUC.

Así, cada dólar se cambia en las casas autorizadas a 0,92 CUC, menos 10 por ciento de impuestos, y cada uno de estos cubanos convertibles se cotiza a su vez a 24 pesos. En Cuba, el ingreso medio mensual de los trabajadores alcanza 398 pesos, según estimados oficiales de fines del año pasado.

Según la Cepal, el índice de precios al consumidor creció 2,9 por ciento en 2004 y 4,2 por ciento en 2005.

El gobierno cubano garantiza la venta normada de alimentos a la población, a precios subsidiados, pero esta opción apenas cubre los requerimientos nutricionales. Fuentes especializadas estiman que una familia promedio de cuatro personas destina 75 por ciento del salario a este tipo de productos de primera necesidad.

Leche en polvo, aceite de cocina, champú y suavizador de cabello o fregón para limpiar el piso sólo se consiguen en la llamada "red de tiendas de recaudación de divisas", entre otra amplia gama de alimentos, ropa, calzado y productos de aseo y para el hogar.

Sin embargo, "la mayoría de las compras de la población se restringen al aceite de cocina, el puré de tomate y el jabón de baño", comentó a IPS un economista que solicitó reserva sobre su identidad.

"Esta concentración es un reflejo del bajo nivel de ingresos en divisas que apenas alcanza para cubrir las necesidades básicas", añadió.

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