SIDA-UGANDA: Campaña pro abstinencia choca con la realidad

Decenas de miles de niños, niñas y adolescentes de Uganda se afilian a los clubes «El verdadero amor espera», en los que se promueve la abstinencia para frenar la propagación del sida.

Al ingresar en uno de esos clubes, todos pronuncian el siguiente juramento: "Prometo ante Dios, ante mí mismo, mi familia, mi país, mis amigos, mi futuro compañero y mis futuros hijos ser sexualmente puro hasta el día que me dé sólo a mi compañero en matrimonio en una relación de matrimonio conveniente".

Estos clubes, instituidos en escuelas dentro de Kampala y en los alrededores de la capital, fueron creados por la Red Vida Familiar, organización no gubernamental de base religiosa que procura "mejorar la fibra moral de la sociedad ugandesa a través de la familia".

A aquellos niños y niñas que pronuncian el solemne juramento se les entrega un "carné de compromiso de abstinencia".

El director ejecutivo de la Red Vida Familiar, Stephen Langa, dijo que unos 13.000 adolescentes de entre 13 y 20 años asumieron el voto de abstinencia en apenas un año.

Uganda fue uno de los países más afectados por el sida en los años 80 y 90. Pero lograron una gran mejora mediante la estrategia ABC (siglas en inglés de "abstinencia, fidelidad o condón").

Desde comienzos de los 90, la proporción de la población adulta portadora del virus de inmunodeficiencia humana (VIH, causante del sida) cayó de 20 a cinco por ciento. Expertos lo atribuyen al decidido apoyo del gobierno a una política de sexo seguro que incluía la promoción del uso de preservativo.

De todos modos, esa estrategia dio un vuelco el año pasado, cuando las autoridades pasaron a enfatizar su mensaje en la abstinencia sexual y a concentrar la promoción del condón en los sectores de la población calificados "de alto riesgo".

"Como feminista, creo fuertemente que el programa de abstinencia no toma en consideración la realidad del país: aquí, los hombres controlan la sexualidad de las mujeres", dijo a IPS Salome Nakaweesi KImbugwe, coordinadora de la Red Femenina de Uganda (Uwonet).

"¿Cómo podría una mujer abstenerse si ni siquiera controla su cuerpo? ¿Si ella no decide cuándo, dónde, cómo y con quién tener sexo?", se preguntó.

"Las mujeres de Uganda no se han fortalecido como para tomar decisiones sobre su sexualidad, o negarse a tener relaciones sexuales. A las mujeres no se nos permite hablar de sexo aquí", agregó.

Las prácticas culturales refuerzan las tradiciones patriarcales.

En el centro y el este de Uganda, es habitual que las sengas (las tías a cargo de enseñar a las adolescentes las técnicas sexuales) inculcan a las niñas, incluso de 13 años, las ventajas de mantener la sumisión ante los varones.

Las mujeres entrevistadas por IPS manifestaron su impotencia.

"¿Abstinencia?", preguntó, sorprendida, Ida Nakabugo, de 23 años, residente de Mengo, en las afueras de Kampala. "¿Cómo podría hacerlo? Mi esposo me golpearía y me expulsaría de la casa…"

Nakabugo, quien tiene tres hijos, tiene la firme creencia de que "todos los hombres casados son infieles" y exponen a sus esposas al VIH.

"Pero ¿qué puedes hacer? Él es tu marido. El VIH es uno de los riesgos que corremos en el matrimonio. Mi mayor preocupación son mis hijos", agregó.

Adams Ochaya, estudiante de tercer año de la Universidad de Makerere, observó: "No puede hablarse de abstinencia cuando la pobreza campea. Una mujer pobre podría ser incapaz de negarse a tener relaciones si ve que puede obtener algo a cambio."

Ochaya se refería al fenómeno de los "sugar daddies" (papitos dulces, en inglés), relativamente común en Uganda, en que una joven asume una relación prolongada con un hombre mayor que le da dinero y bienes materiales a cambio.

La equidad de género y el fortalecimiento de las mujeres es el tercer Objetivo de Desarrollo de las Naciones Unidas para el Milenio.

El último informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) sobre Uganda, publicado en 2003, señala como mayores fuentes de inequidad la división de las tareas domésticas en perjuicio de las mujeres y el embarazo y el matrimonio precoces.

La pobreza, la cultura y la religión indican que los padres ugandeses alientan el matrimonio de sus hijos antes de que cumplan 18 años.

"Creo que deberíamos dar a las mujeres y niñas más oportunidades de tomar decisiones que les atañan. Desafortunadamente, la abstinencia por sí sola no habilita a las mujeres y niñas a tomar decisiones", advirtió Kimbugwe.

El año pasado, activistas urgieron al gobierno a acelerar en el parlamento el debate de la Ley de Relaciones Domésticas y la de Delitos Sexuales. La primera ataca la poligamia, la "compra" de novias, la violación dentro del matrimonio y la mutilación genital femenina.

En junio pasado, la organización de derechos humanos Human Rights Watch consideró que la Ley de Relaciones Domésticas, al sancionar la violación dentro del matrimonio, es "exactamente el tipo de reformas que debería apoyar cualquiera que se preocupe por la propagación del sida y promueva los derechos femeninos".

"Esas leyes están durmiendo en el parlamento hace más de un decenio. Es hora de tomar acciones", alertó HRW.

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