SALUD: El esquivo balance de Chernobyl

Veinte años después del accidente nuclear de Chernobyl, el más grave en la historia de la energía atómica, gobiernos, instituciones internacionales, científicos y ambientalistas continúan discutiendo sobre las verdaderas consecuencias de la catástrofe sobre la salud humana.

El 26 de abril de 1986, una serie de incendios y explosiones en esa central de energía ucraniana hizo que material radiactivo se expandiera sobre Europa occidental y oriental, especialmente en la propia Ucrania, Bielorrusia (hoy Belarús) y Rusia, entonces repúblicas soviéticas.

Un estudio de Greenpeace afirma que, sólo en esos tres países, entre 1986 y 2056 el accidente habrá matado a más de 93.000 personas por cáncer de tiroides, leucemia, enfermedades respiratorias y hematológicas.

El balance de Greenpeace se basa en análisis de científicos de las tres naciones y contradice el reporte oficial de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) publicado en septiembre, que sitúa en apenas 56 a los muertos hasta ahora por el accidente de Chernobyl y estima que fallecerán sólo 4.000 personas más.

Investigaciones de otros científicos europeos también sugieren que el reporte de la OMS-AEA minimiza el número de víctimas. Es el caso de Elizabeth Cardis, radióloga de la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer, con sede en Lyon, Francia, y coautora de uno de los más recientes estudios sobre el tema que se publicará en junio.

"Hacia 2065 habrá unos 41.000 casos de cáncer en Europa Occidental atribuibles a Chernobyl. De estos, 16.000 serán mortales", aseguró Cardis a Tierramérica.

La científica explicó que estas estimaciones están basadas en análisis estadísticos del número de personas expuestas a la nube radiactiva en diversos países europeos, como Francia, Austria, Alemania e Italia, de las distintas dosis de exposición a la misma y del número de casos de cáncer registrados desde 1986.

Según este estudio, el accidente de Chernobyl matará a por lo menos 16.000 personas de cáncer de tiroides en Europa Occidental y a 25.000 más de otros tipos de cáncer..

"Los 20 años pasados desde el accidente de Chernobyl son un plazo muy corto para analizar de manera exhaustiva el desarrollo de enfermedades cuyos síntomas son reconocibles sólo después de décadas", explicó Cardis.

A esto se agrega que la Unión Soviética, bajo cuya jurisdicción se encontraba Ucrania en 1986, ocultó la información más elemental sobre el accidente y sus consecuencias.

No existe ningún registro sobre el personal que trabajó en el reactor tras la catástrofe. Se ignora identidad, paradero y estado de salud actual de decenas de miles de personas que estuvieron expuestas directamente a la radiación.

Pese a todo, muchos gobiernos y la industria nuclear de Europa continúan defendiéndola como segura y limpia, argumentando que contribuye a luchar contra el cambio climático, al no emitir gases de efecto invernadero.

Algunos países lanzaron nuevos programas de investigación y anunciaron la instalación de reactores nucleares para los próximos cinco años. El gobierno francés recién aprobó la construcción de tres nuevos reactores, el primero de los cuales deberá entrar en funcionamiento en 2012. Los otros comenzarán a trabajar en 2020.

Con sus 58 reactores, que producen 78,5 por ciento de la electricidad del país, Francia es la nación más dependiente de la energía atómica.

Jean-Philippe Desbordes, autor del libro "Atomic Park – à la recherche des victimes du nucléaire" ("Parque Atómico: en busca de las víctimas de la energía nuclear"), dijo a Tierramérica que "sólo un accidente de la dimensión de Chernobyl en Francia convencería a las autoridades francesas de renunciar a la energía atómica".

En Alemania, líderes de la Unión Demócrata Cristiana, que gobierna en coalición con el Partido Social Demócrata, insisten en revisar la decisión de desmantelar progresivamente hasta 2025 todos los reactores nucleares en funcionamiento.

Para Roland Koch, jefe de gobierno del central estado federal de Hesse, "suspender el uso de la energía atómica en Alemania es una estupidez".

Pero ambientalistas reprochan a Koch no tener respuestas válidas a preguntas sobre el manejo de basura radiactiva y la producción de material utilizable en bombas atómicas.

"El alto riesgo es intrínseco a la energía atómica y, pese a las afirmaciones sobre las mejoras en los sistemas de seguridad, una catástrofe de la escala de Chernobyl puede ocurrir en cualquier momento y en cualquier reactor del mundo", aseveró Gerd Leipold, director ejecutivo de Greenpeace Internacional.

"Debemos evitar a toda costa que un accidente como Chernobyl ocurra de nuevo y asegurar que la energía atómica no tenga un futuro, invirtiendo en alternativas renovables. El vigésimo aniversario del accidente es una buena oportunidad para que gobiernos e instituciones internacionales como la AIEA ejerzan su obligación moral hacia las generaciones futuras, erradicando rápida y definitivamente la energía atómica", añadió. * El autor es corresponsal de IPS. Este artículo fue publicado originalmente el 29 de abril por la red latinoamericana de Tierramérica.

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