«Nos torturan y matan porque somos diferentes. Pero eso va a terminar desde abajo, donde está la mejor gente», dijo este miércoles en la capital mexicana el subcomandante Marcos, líder de la guerrilla zapatista, ante un grupo de travestis, homosexuales, prostitutas e indígenas que lo vitoreaban.
Ataviado con sus tradicionales pasamontañas y traje de corte militar, Marcos señaló que su recorrido de seis meses por el país, iniciado en enero, era la semilla de un "gran movimiento que se levantará para terminar con la hipocresía con que se pintan" los partidos políticos, el gobierno y "los poderosos".
El portavoz del indígena Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), alzado en armas en enero de 1994 en el sureño estado de Chiapas, es el motor de la llamada "otra campaña", un movimiento simultáneo pero divergente de la campaña electoral para los comicios presidenciales del 2 de julio.
La intención del recorrido de Marcos es reunir a la "mera (verdadera) izquierda" y a los grupos marginados en un frente que desde la lucha social y pacífica impulse cambios en el país, explican los zapatistas.
El EZLN desdeña la institucionalidad política electoral y a todos los sectores políticos, incluido el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD).
"Hemos aprendido a respetar la lucha de las trabajadoras sexuales", dijo Marcos este miércoles, el último día de su visita de seis días a la capital en la que celebró también encuentros con grupos de estudiantes, campesinos y residentes pobres.
Marcos explicó que las prostitutas y todos los explotados y "mal vistos", formaban parte de la "otra campaña" y eran el germen del cambio estructural que a su entender debía darse en la política, la economía y la cultura mexicanas.
El dirigente alentó a los asistentes a resistir el maltrato "de los de arriba" y a luchar por sus derechos.
"Zapata (Emiliano, líder de la revolución mexicana de inicios del siglo XX) vive, la lucha sigue y sigue…", " Viva la otra campaña", "EZLN", fueron los cánticos que acompañaron cada una de las intervenciones de los participantes que se escucharon en el acto.
Mordiendo su pipa y flanqueado por dos prostitutas, el líder zapatista siguió atentamente cada uno de los discursos, mientras periodistas, turistas y seguidores se disputaban a codazos espacios para tomarle fotografías.
"La lucha por la diferencia es la lucha por la vida", dijo Marcos. Desde lejos y sin intervenir, un puñado de policías vigilaban el acto, cuya seguridad estuvo a cargo de jóvenes que vestían camisetas negras y pañuelos rojos al cuello.
Al encuentro con las minorías sexuales de la capital en la Alameda, un tradicional parque del centro histórico, asistieron unas 200 personas, cantidad similar a la congregada en la mayoría de reuniones y mítines realizados por el EZLN en varias ciudades del país en los últimos cuatro meses.
La escasa presencia de público y la poca cobertura de los medios de comunicación al recorrido nacional del único líder mestizo del EZLN contrastan con las movilizaciones masivas y la atención mundial que Marcos y esa guerrilla casi desarmada despertaron en el pasado.
"No importa que parezca que somos pocos, porque en realidad somos muchos y bien chingones (avezados). Marcos no está sólo, los zapatistas no están solos", dijo a IPS Diego Martínez, un estudiante universitario que estuvo en el acto.
Juana García, una joven indígena que se mantuvo de pie con un bebé en brazos durante poco más de dos horas que tomó el encuentro, dijo a IPS que Marcos "es bueno y ve por los que somos pobres".
Pero en otros círculos que antes consideraban a Marcos una voz autorizada y necesaria en el proceso político mexicano, su figura ha perdido respaldo. Seguidores del PRD y de su candidato presidencial Andrés López Obrador lo critican con dureza.
El subcomandante —que recorre el país desarmado y a pie, automóvil, motocicleta o caballo— considera a su vez al PRD como la mano "izquierda de la derecha" e integrado por "sinvergüenzas y bribones".
López Obrador es "ambicioso y siniestro", además de "neoliberal", según Marcos.
La escritora Guadalupe Loaeza, que apoya al candidato del PRD y que en 2001 veía en Marcos a un hombre valioso, joven y "enamorado", sostiene ahora que está "viejo y panzón" y que "no aguanta el anonimato, necesita el protagonismo y le urge que hablen de él".
Los servicios de inteligencia mexicanos dijeron en 1995 que el líder del EZLN era el mestizo Rafael Guillén, un licenciado en filosofía que cumplirá 49 años el 19 de junio. Pero Marcos siempre negó esa identidad.
El grueso de los integrantes del EZLN se mantienen en una zona selvática de Chiapas y no disparan un solo tiro desde la segunda semana de 1994, cuando el gobierno del entonces presidente Carlos Salinas (1988-1994) se vio obligado a cesar una impopular represión. Desde entonces permanece inconcluso un proceso de negociación con la guerrilla.
El EZLN realizó hasta 2001 diversas acciones políticas pacíficas de gran envergadura en reclamo de una reforma democrática profunda del país que incluyera el reconocimiento de derechos y culturas de los pueblos indígenas y el control de sus territorios. Por entonces sumó aliados en varios países del mundo.
Pero su poder de convocatoria se fue apagando a medida que el sistema daba respuestas parciales a los reclamos indígenas..
Con la llegada a la Presidencia del conservador Vicente Fox en 2000, el primer mandatario ajeno al Partido Revolucionario Institucional en siete décadas, se dieron pasos hacia el reconocimiento de derechos indígenas y la satisfacción de ciertas demandas del EZLN.
Pero Chiapas sigue siendo uno de los lugares más pobres y abandonados de México, pese a sus grandes riquezas naturales.
El actual periplo de Marcos fue precedido de otro en 2001, cuando dirigentes del EZLN llegaron hasta la capital para exigir la aprobación de un paquete de reformas.
Pese a los cambios prometidos por Fox y los partidos políticos, el gobierno acabó ignorando aspectos centrales de la autodeterminación de las comunidades indígenas y del uso colectivo de los recursos naturales.
México tiene unos 10 millones de indígenas, la mayoría pobres, en un total de unos 106,9 millones de habitantes, según el estatal Consejo Nacional de Población.
Aunque su protagonismo mermó, Marcos afirma que con la "otra campaña", México vivirá una revolución verdadera en los próximos años.