Las grietas en los esquemas de integración latinoamericana llegaron más al norte para atacar al Grupo de los Tres (G-3), conformado por Colombia, México y Venezuela, luego de dejar maltrechos al Mercosur y a la Comunidad Andina de Naciones.
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, es otra vez el disparador de controversias regionales al señalar que estudia el retiro de su país del G-3 porque, según argumentó, lo "está perjudicando y beneficia solamente a un grupito de grandes empresas". "Nuestro rumbo no está en el norte sino en el sur", insistió.
Chávez también dijo que debería reformularse el Pacto de San José, por el cual México y Venezuela se han repartido, por mitad y desde 1980, el compromiso de suministrar 160.000 barriles diarios de petróleo, con financiamiento de 20 por ciento de la factura, a una decena de pequeños países vecinos centroamericanos y caribeños.
El G-3 es un tratado comercial en vigor desde 1995 y que se conoció como "el TLC del sur", en referencia al Tratado de Libre Comercio de América del Norte puesto en marcha el año anterior por Canadá, Estados Unidos y México.
El grupo conformado por Colombia, México y Venezuela prevé derribar gradualmente los aranceles al comercio entre ellos de gran cantidad de bienes a razón de 10 por ciento anual, meta parcialmente cumplida en la actualidad.
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El texto del convenio contempla liberalizar también el comercio de servicios y dedica un capítulo a las inversiones, para darse recíprocamente trato de capital nacional, "lo que constituyó en la práctica un acuerdo de protección y promoción de inversiones", comentó a IPS José Antonio Martínez, presidente de la Cámara de Comercio e Industria Venezolana-Mexicana (Cavemex).
El comercio del G-3 alcanzó el año pasado los 2.861 millones de dólares, según cifras de Cavemex sin datos todavía del aporte colombiano, que se estima en unos 600 millones. Los mayores volúmenes de intercambio grupal se alcanzaron en 2001, con 4.582 millones de dólares, y en 2004, con 4.729 millones.
El canciller de México, Luis Ernesto Derbez, lamentó el posible retiro de Venezuela, porque, a su entender, "este tratado nos ha permitido mejorar el intercambio comercial". Aunque consideró que esa decisión no tendrá un gran impacto económico para su país, el funcionario indicó que estará atento para que las empresas mexicanas no resientan el retiro de uno de los países miembro.
"No es tan fácil disolver el acuerdo porque tiene una serie de estructuras y hay un proceso que protege a la gente que hizo inversiones o comerció bajo este tratado", advirtió. El presidente mexicano Vicente Fox y Chávez intercambiaron fuerte críticas a fines a fines de 2005, tras mantener posiciones contrapuestas en la última Cumbre de las Américas, realizada en Argentina.
En Venezuela hay inversiones mexicanas por más de 3.000 millones de dólares, distribuidas en los sectores de cemento, telecomunicaciones, acero, alimentos y farmacéutico, que generan 13.000 empleos directos y exportan a terceros países por 500 millones de dólares al año, detalló el presidente de Cavemex.
En tanto, el ministro de Comercio Exterior de Colombia, Jorge Botero, descartó que la economía de su país se vea afectada por el eventual retiro venezolano del G3, pues las relaciones comerciales con Venezuela "se rigen por la Comunidad Andina de Naciones (CAN), que integran junto a Bolivia, Ecuador y Perú.
El portavoz de la presidencia de México, Rubén Aguilar, dijo lamentar la "posición del gobierno venezolano, pero cada uno es soberano y toma las decisiones en el marco de sus propios intereses".
Empero, México "sí cree en estos grupos regionales para promover la integración latinoamericana", puntualizó.
Aguilar informó, además, que el G-3 podría admitir un nuevo socio, Panamá, "que ha manifestado interés en participar y ya sigue una mecánica de inscripción".
La inclusión panameña calzaría además con la iniciativa Plan Puebla-Panamá (PPP), un acuerdo de desarrollo de los estados del sur de México con los siete países de América Central, con apoyo de Colombia y República Dominicana.
A pesar de que los gobiernos se declaran refractarios a la fractura del G-3, en el sector privado hay otro punto de vista. "Estamos francamente preocupados", dijo Martínez, mientras que el presidente de Fedecámaras (la central empresarial venezolana), José Luis Betancourt, indicó que esta amenaza de Chávez "agrega nuevos elementos de incertidumbre" a la actividad económica.
"Deberíamos discutirlo con las fuerzas laborales, porque con esas rupturas se pierden fuentes de empleo moderno y socialmente responsable y se incrementa la informalidad", explicó Betancourt, al tiempo que exigió al gobierno "que nos diga entonces cuáles son las políticas alternativas"..
El economista venezolano Orlando Ochoa encontró "lógica y coherente" la decisión de Chávez, "ya que él está en contra del libre comercio, parte esencial de la libertad económica del sistema capitalista". El mandatario "está en contra y ha propuesto un sistema socialista", añadió.
Chávez, quien señaló sus críticas al G3 en su programa semanal de televisión del domingo pasado, ha insistido en que la integración de América Latina debe dejar de ser un mero mecanismo comercial y privilegiar los campos de la política y la acción social.
Entidades laborales, en ellas la Central Latinoamericana de Trabajadores, de tendencia socialcristiana, también han reclamado por el "déficit social" en los acuerdos de integración regional.
Una cumbre del G-3 en 2001 en Caracas, en la que participaron Chávez, Fox y el entonces presidente colombiano Andrés Pastrana, acordó el "relanzamiento"del grupo y crear un fondo social de 100 millones de dólares para comenzar a "recuperar los tiempos perdidos en materia social", como dijo entonces el mandatario mexicano.
Posteriormente, en la Cumbre de las Américas de 2002 en Canadá, Chávez comenzó a tomar distancia de los mecanismos comerciales, y en la de noviembre pasado en Argentina hizo causa común con el país anfitrión y Brasil, Paraguay y Uruguay, reunidos en el Mercado Común del Sur (Mercosur), para detener la iniciativa del Área de Libre Comercio de las Amétricas (ALCA).
Fox criticó al mandatario venezolano por su beligerancia en el tema y Chávez respondió llamando a su par mexicano "lacayo"y "cachorro del imperio", lo que golpeó la relación bilateral y los respectivos embajadores fueron retirados.
En las últimas semanas, Chávez anunció el retiro de Venezuela de la CAN y se unió a Paraguay y Uruguay, con el acompañamiento de Bolivia, en el pedido de que se produzcan cambios en el Mercosur, esquema que tiene a Venezuela en proceso de adhesión plena.
El presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, sostiene que el Mercosur "así como está, no sirve", en su reclamo porque se atiendan los intereses comerciales de los socios más pequeños y por la decisión de Argentina de negarse, en su calidad de presidente de turno del bloque, de convocar a organismos comunes para tratar la disputa que los enfrenta por la instalación de dos plantas de celulosa.
El mandatario de Bolivia, Evo Morales, también se debate entre la crítica a Colombia y Perú por haber firmado sendos tratados bilaterales de libre comercio con Estados Unidos y su deseo de que se mantenga la unidad en la CAN.
Es que nuevas fisuras regionales aparecieron luego que Bolivia nacionalizó el 1 de este mes su industria de hidrocarburos, lo cual afecta intereses brasileños y argentinos, y con revelaciones del canciller de Brasil, Celso Amorim, en el sentido de que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, aliado de Chávez, critica la conducta internacional de este último.
Mientras por las costuras del proyecto de integración sudamericana afloran las diferencias, nuevas grietan se detectan al norte de América Latina.