El seleccionado de fútbol de Argentina perdió siete a tres frente al de Costa de Marfil y quedó eliminado de la Copa Mundial 2006. Por suerte para los albicelestes, no se trata del torneo que se disputará desde este mes en Alemania, sino del que ya se juega en 32 prisiones de la provincia de Buenos Aires.
El "Primer Campeonato Mundial de Fútbol Interunidades" se largó el martes en la prisión Unidad Nº 9 de La Plata, capital del distrito más poblado de Argentina. Fue con el partido entre Argentina y Costa de Marfil, representados ambos por jugadores seleccionados entre los internos de dos centros de reclusión de la provincia.
En total son 384 jugadores que pasaron por un estricto proceso de selección, entrenamiento y partidos eliminatorios. Cada equipo asumió la bandera de uno de los 32 países que intervienen en el Mundial. Pero a diferencia del fútbol profesional, con planteles de 11 jugadores, aquí juegan siete por cada equipo.
Los partidos se dividen en dos tiempos de 25 minutos cada uno, y el sistema es de eliminación simple. Por eso Argentina quedó fuera del campeonato tras el partido inaugural. IPS habló con Jorge Ochipinti, representante de la selección local. "Teníamos ganas de ganar. Pero esto al menos nos saca un poco de acá adentro", dice.
Ochipinti tiene 38 años y desde hace cuatro cumple una condena de 18 años de prisión por delitos vinculados al robo en los que prefiere no ahondar, aunque asegura que va a apelar. Cuando tenía 17 años comenzó una carrera profesional como futbolista en el club Estudiantes de Buenos Aires, en la categoría B.
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Pero cobraba un salario muy bajo, y cuando su padre se enfermó debió salir en busca de un trabajo mejor remunerado. "Después, las circunstancias de la vida lo van llevando a uno por otros caminos", añade. Recluido en "la Nueve", al menos se entusiasma de nuevo con el fútbol.
En la provincia de Buenos Aires hay unos 25.000 internos, la mayoría sin condena, repartidos en 50 prisiones. Organizaciones de derechos humanos denuncian que los prisioneros están hacinados, y muchas veces sufren torturas y malos tratos que derivan en muertes prematuras.
En ese contexto, el fútbol representa un momento de recreación excepcional. "Aquí se juega al fútbol de día, de tarde y de noche. De lunes a lunes", describe a IPS Gabriel de Murta, profesor de educación física, y jefe de deportes del Servicio Penitenciario de la provincia.
De Murta fue uno de los mentores del torneo. "De todos los deportes que se juegan en prisión 80 por ciento es fútbol y el resto se reparte en los demás juegos".
"Decidimos entonces aprovechar la fiebre que se desata en torno a la Copa, y organizar nuestro propio mundial", dijo. La logística no fue sencilla. Las zonas se diseñaron por cercanía para simplificar al máximo los movimientos de traslado que en algunos casos obliga a desplazarse hasta 300 kilómetros.
"La expectativa fue enorme. Los jugadores entrenaron todos los días y consiguieron permisos para salir a practicar en clubes de la zona. Se lo tomaron muy en serio y cada uno adoptó los colores del país que le tocó, sin peleas ni reclamos de ningún tipo", relata el profesor.
Los familiares de los detenidos están autorizados a participar como público de cada uno de los encuentros. Los internos confeccionaron las banderas del país al que representan para recibir de su hinchada el aliento debido.
"Hay muy buenos jugadores, algunos fueron profesionales. Yo los vi entrenar, y realmente se disfruta de un buen fútbol", asevera De Murta.
El juez del partido inaugural fue Ángel Sánchez, quien arbitró en la última Copa Mundial Corea-Japón 2002. De la apertura participaron también autoridades de la provincia y ex jugadores de primera división que se acercaron a dar el puntapié inicial.
El torneo se prolongará más allá del fin de la Copa Mundial de Alemania, que comenzará el 9 de junio y concluirá el 9 de julio.
El encuentro definitorio será a mediados de agosto. "Esperamos que para ese entonces ya esté de vuelta Horacio Elizondo (juez argentino seleccionado para Alemania) y nos haga el honor de arbitrar nuestro partido final", confía el profesor. (FIN).
