ELECCIONES-PERÚ: Un voto por la contradicción menor

El ex mandatario peruano Alan García y su contrincante Ollanta Humala miden discursos y contradicciones en la campaña para la segunda vuelta de los comicios presidenciales del 4 de junio.

Dos ayudantes de cocina y un mozo de una pizzería en la plaza de armas de la vieja capital del imperio incaico aprovechan que hay pocos comensales para ver por televisión un programa que ofrece la primera encuesta sobre intención de voto para la segunda vuelta.

Los resultados les causan un brinco. El ex mandatario socialdemócrata García (1985-1990) aparece como el ganador, con 57 por ciento de preferencias, contra 43 por ciento del nacionalista Humala.

Esos 14 puntos de diferencia entre García y Humala decepcionan al mozo y a los ayudantes del restaurante que, como 30 por ciento de los cusqueños, votaron en la primera vuelta del 9 de abril por las propuestas radicales del coronel retirado.

La encuesta de la firma Apoyo, divulgada parcialmente el domingo por televisión y en forma completa el lunes en el diario El Comercio, enciende el debate político entre el mozo Aquiles y los ayudantes de cocina Jacinto y Heriberto. Todos buscan una explicación a la caída de la popularidad de Humala.

Coinciden en que los insultos lanzados por el presidente venezolano Hugo Chávez a García, a quien llamó "ladrón", beneficiaron al candidato del Partido Aprista Peruano (o APRA, Alianza Popular Revolucionaria Americana). Y en que la nacionalización del petróleo y del gas decretada el 1 de mayo por el mandatario boliviano Evo Morales, también afectó a Humala.

"Chávez y Evo apoyan a Ollanta. Entonces, cuando Chávez ataca a Alan, la gente cree que lo hace porque es padrino de Humala", explica Jacinto.

"A los peruanos les asusta la nacionalización, porque tuvimos una mala experiencia durante el gobierno militar (1968-1980). Por eso no se ha visto bien la medida de Evo. La gente ahora dice: '¿Y ellos son los que apoyan a Ollanta?'. Por eso prefieren a Alan, aunque no les guste", arguye.

El 9 de octubre de 1968 el régimen del general Juan Velasco Alvarado decretó la expropiación de las plantas petroleras de la Breña y Pariñas, propiedad de una firma estadounidense, que fue indemnizada en 1974. La empresa estatal entonces creada, Petroperú, tuvo dificultades para explorar y explotar crudo y acabó convocando a firmas extranjeras.

El plan de gobierno de Humala incluye la nacionalización de los recursos naturales estratégicos y la redacción de una nueva Constitución, propuestas que lo emparentan con lo hecho en Venezuela y Bolivia, y ha comenzado a inquietar a algunos peruanos.

García, un político que a pesar del fracaso de su gobierno parece haber aprendido a manejar sus reflejos, se proyecta como el candidato que no propone cambios traumáticos. Ha morigerado su discurso, obligando al aspirante nacionalista a bajar el tono de sus planteamientos.

"Si hoy García tiene aceptación es porque ha cambiado", dijo a IPS el profesor John Crabtree, investigador del Centro de Estudios Latinoamericanos de la británica Universidad de Oxford y autor del libro "Alan García en el poder".

"Hasta el año 2001, García criticaba la economía de mercado, ahora la acepta. En los años 80, cuando era presidente, era un nacionalista hasta cierto punto heterodoxo, porque tenía alianzas con sectores de negocios", explica Crabtree. "García ya no representa más ese tipo de nacionalismo", añade.

Los peruanos lo prefieren, pese a que su fallido intento de estatizar la banca es considerado el origen del fracaso económico que caracterizó a su régimen.

"Ha identificado los errores que cometió. Ahora es un hombre sensato que no haría lo mismo. En esas circunstancias ha cambiado. El contexto también es distinto: hay un crecimiento hacia fuera, la política de sustitución de importaciones ya no es una alternativa, y creo que él es consciente de esto. Puede ser que cometa otros errores", arguyó Crabtree.

Varios analistas consideran que Humala está pagando cara su cercanía a Chávez.

Cuando el mandatario venezolano trató de "ladrón" a García, Humala, presionado por la prensa para que opinara sobre esos dichos, contestó: "Presidente Chávez, déjenos resolver los problemas con nuestros ladrones".

"La intervención de Chávez en las elecciones del Perú es uno de los elementos clave para explicar no sólo la ventaja de García sobre Humala" sino la pérdida de electores del postulante nacionalista, señaló a IPS Carlos Basombrío, ex viceministro del Interior del actual gobierno de Alejandro Toledo y ex investigador del Instituto de Defensa Legal.

"Humala ha demostrado muy poco manejo de la intromisión de Chávez, en la medida en que no ha sido capaz de tomar distancia del presidente venezolano. La gran pregunta es si podría hacerlo. Es decir, si no tiene ataduras políticas mayores que le impidan tomar esa distancia que le está haciendo tanto daño", opinó.

"Tengo la impresión de que Chávez en sus declaraciones ha pretendido favorecer a Humala y por lo tanto el efecto bumerán es notorio. En lugar de beneficiarlo, lo ha afectado", apuntó Basombrío.

Pero Humala ha demostrado tener maña para cambiar de imagen.

Acusado por varios testigos de haber cometido violaciones de derechos humanos cuando comandó en 1992 una base militar antisubversiva en la zona amazónica de Madre Mía, Humala es sin embargo el único candidato que incorporó en su plan de gobierno algunas recomendaciones de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR).

Su portavoz en la materia es Carlos Tapia, un ex miembro de la Comisión que estudió y documentó los crímenes cometidos en la llamada "guerra sucia" contra la guerrilla maoísta de Sendero Luminoso (1980-2000).

"Nuestro respaldo pleno al informe final de la CVR", afirma el plan de gobierno de Humala, que propone la reparación integral de las víctimas de la violencia política, así como la creación de un registro único de las mismas, a la vez que sugiere "reconocer el heroísmo, entrega, sacrificio y aporte de hombres y mujeres civiles y militares en la resolución del conflicto armado".

No dice en cambio una palabra acerca de asegurar la independencia judicial en el procesamiento de los militares acusados de múltiples crímenes.

No se considera "la lucha contra la impunidad de las violaciones de los derechos humanos en la época de la guerra" pues "complicaría la situación jurídica de Humala", razonó Basombrío.

El secretario ejecutivo de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, Alejandro Silva, dijo a IPS que había nuevos testimonios contra el candidato. En unas tres semanas, la fiscalía podría citarlo a declarar.

Humala ha negado en reiteradas ocasiones su implicación en crimen alguno.

Paradójicamente, el compañero de fórmula de García es el ex almirante Luis Giampietri, quien participó en la represión del motín de presos condenados por terrorismo en la isla El Frontón, en 1986. La CVR recomendó investigar a los oficiales que condujeron esa acción militar que acabó con las vidas de más de 300 reclusos.

En su deposición ante la CVR, Giampietri señaló que el entonces presidente García era responsable político de ese operativo.

"Era previsible que García no incorporara nada de la CVR si su candidato a la vicepresidencia es Giampietri, autodeclarado enemigo público número uno de la Comisión", expresó Basombrío.

Durante su gobierno, García estableció una política antisubversiva en alianza con las Fuerzas Armadas, lo que limitó el control del Poder Ejecutivo para evitar o detener las violaciones de derechos humanos, señala el informe de la CVR.

"La relación entre las Fuerzas Armadas y García siempre ha sido problemática. Incluso hubo un intento de golpe contra el presidente. Tengo la sensación de que el APRA no ha estudiado a fondo el tema. Lo cierto es que los militares son un factor en el poder que influye, sobre todo en temas de gasto de defensa y de derechos humanos. Y García allí va a tener que enfrentar la situación", dijo el profesor Crabtree.

Estas contradicciones mellan la conciencia de los electores. Según la encuesta de Apoyo, 14 por ciento de los consultados votarían en blanco.

También se preguntó a los electores que harían si se eliminara la opción de voto en blanco, a lo que 19 por ciento de los interrogados contestaron que no concurrirían a votar, a pesar de la multa de 45 dólares impuesta a quienes no cumplan con el sufragio.

Quizás por eso, el mozo Aquiles y los ayudantes de cocina Jacinto y Heriberto prefieren pensar su voto un poco más.

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