La política de nacionalización de hidrocarburos iniciada por el presidente boliviano Evo Morales se ha constituido en asunto central, si bien extraoficial, de los debates de la cuarta Cumbre América Latina y el Caribe-Unión Europea (ALC-UE), que se llevará a cabo este viernes en la capital austriaca.
El borrador de la declaración final de la cumbre reconoce "el derecho soberano de los países a gestionar y regular sus recursos naturales; continuaremos y reforzaremos nuestra cooperación para establecer un marco comercial equilibrado y unas regulaciones más compatibles".
El texto, que todavía podría sufrir modificaciones, también subraya "la importancia de desarrollar e invertir en la infraestructura energética necesaria para garantizar la disponibilidad y el acceso" a los hidrocarburos.
La extraordinaria atención prestada al presidente indígena Morales se explica por las consecuencias internacionales de la nacionalización de los hidrocarburos bolivianos, anunciada el 1 de este mes, que afecta intereses de corporaciones europeas y sudamericanas inversoras en el país andino, y perspectivas de los consumidores en lugares distantes de Bolivia, como México.
Entre las empresas afectadas aparece en primer lugar la estatal brasileña Petrobras, pero también la española-argentina Repsol YPF, la francesa Total, y la británica British Petroleum. Bolivia dispone de las segundas mayores reservas de gas natural de América del Sur, de unos 53 trillones de pies cúbicos, después de las venezolanas.
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Morales ha defendido con convicción las decisiones de su gobierno, mientras los líderes políticos europeos, que, indirectamente representan los intereses de las corporaciones, así como los ejecutivos de las compañías intentan minimizar su enfado con el gobierno boliviano.
"Quiero decir con mucho respeto al Brasil y a todo el mundo: no tenemos por qué preguntar, no tenemos por qué consultar, no tenemos por qué informar sobre políticas que tiene que desarrollar un país soberanamente", declaró Morales en una conferencia de prensa en Viena antes de la apertura de la cuarta cumbre.
El mandatario también afirmó que la política de hidrocarburos y la posible expropiación de latifundios en manos de inversores extranjeros son consustanciales a una estrategia de desarrollo "al servicio de los indígenas".
Bolivia tiene 9,2 millones de habitantes, de los cuales son pobres 67 por ciento.
"La única forma de acabar con la pobreza es recuperando nuestros recursos" de manos de inversores extranjeros, aseguró Morales. "Los bolivianos necesitamos socios, no patrones", indicó.
El mandatario boliviano descartó el pago de indemnizaciones a las corporaciones extranjeras afectadas. "Las empresas que han invertido tienen todo el derecho a recuperar su inversión y a tener utilidades, pero no ejercerán el derecho de propiedad", dijo Morales.
"No estamos expulsando a nadie, sólo ejerciendo el derecho de propiedad sobre nuestros recursos", aclaró.
Morales cuestionó inclusive el respeto de las corporaciones a la legalidad boliviana. Hay empresas "que no pagan impuestos y que incluso son contrabandistas", dijo. "¿De qué seguridad jurídica nos pueden hablar estas empresas o sus países?", se preguntó.
La claridad de Morales contrasta con la ambigüedad de los líderes europeos, e incluso de algunos latinoamericanos.
Ursula Plassnik, ministra de Relaciones Exteriores de Austria, se negó a comentar las declaraciones de Morales. "No es nuestro rol inmiscuirnos en los asuntos internos de naciones soberanas", dijo en una conferencia de prensa inmediatamente después de la del mandatario boliviano.
En París, sede de la petrolera Total, fuentes gubernamentales dijeron a IPS que el presidente Jacques Chirac insistiría durante la cumbre de Viena en que Bolivia "prosiga la cooperación con las corporaciones extranjeras". "El gobierno de Francia respeta el derecho legítimo de los Estados", dijeron las fuentes. "Pero en la cumbre de Viena, el presidente Chirac va a defender el interés general, que radica en la prosecución de la cooperación de Bolivia con las empresas extranjeras y la importancia de que estas empresas tengan garantías de que serán tratadas con un espíritu de seguridad jurídica y de equidad", añadieron. El presidente de México, Vicente Fox, también evitó polemizar con Morales, a pesar de que la nacionalización del gas boliviano pondría en peligro el acceso mexicano a ese hidrocarburo.
Fox declaró en Viena que su país estaba "altamente comprometido… Nuestra intención es ayudar a Bolivia a impulsar su crecimiento económico y crear nuevos empleos. Ese es nuestro único interés". Pero, al mismo tiempo, funcionarios de su gobierno indicaban que México podría comprar gas a Perú, y no a Bolivia.
Por otra parte, Morales también se refirió a la expropiación de latifundios, una medida que afectaría, por ejemplo, a propietarios brasileños y argentinos plantadores de soja en suelo boliviano.
Morales también ha atacado con vehemencia los tratados de libre comercio (TLC), especialmente los firmados por los gobiernos de Colombia y Perú con Estados Unidos, que, en su opinión, están minando los fundamentos de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), a la que pertenecen también Ecuador y Venezuela.
"Los principios básicos de la CAN eran fortalecer la economía nacional, el comercio interno de la región", dijo Morales. "En el momento en que algunos países empiezan a negociar el TLC con Estados Unidos abandonan esos principios".
"Estos tratados están destrozando la CAN", sentenció el boliviano.
Esta crítica vale, indirectamente, también para la Unión Europea (UE), que mantiene negociaciones separadas con el Mercosur, la CAN, América Central y la región del Caribe, para formalizar asociaciones de libre comercio similares a las acordadas por Estados Unidos con Perú y Colombia, y con cinco países centroamericanos y República Dominicana.
Además, la UE ha formalizado sendas asociaciones de libre comercio con México y con Chile.
Tales acuerdos comerciales constituyen el núcleo de la agenda de la cumbre de Viena, que reunirá a los jefes de Estado y de gobierno de los 25 países miembros de la UE, los 33 de América Latina y el Caribe, así como a los de naciones que negocian su incorporación al bloque europeo, como Rumania, Bulgaria y Turquía.
Además, participan en los encuentros el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Kofi Annan, y ejecutivos de unas 800 corporaciones multinacionales y funcionarios de instituciones financieras internacionales.