AMÉRICA LATINA: Segundo tiempo de reconstrucción de Haití

El canciller de Brasil, Celso Amorim, defendió una mayor participación de América Latina y el Caribe en la reconstrucción de Haití, que desde el 14 de este mes tiene a René Préval como presidente democráticamente elegido. La apuesta es a consolidar la democracia y apuntalar el desarrollo.

Haití "no puede, no debe y no es ya visto como el hijo repudiado de América Latina y el Caribe", declaró Amorim en la Reunión Internacional de Alto Nivel en la que participaron representantes de 19 gobiernos y varios delegados de organismos internacionales,

La expresión usada por el canciller recuerda no sólo el aislamiento de Haití, que será reintegrado a la Comunidad del Caribe (Caricom) en la cumbre de julio, sino también su situación económica. Se trata del único país americano entre los de menor desarrollo relativo en el mundo, destacó Amorim.

La reunión se destinó a promover un primer diálogo entre países donantes, agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y organismos financieros en busca de un voto de confianza al flamante gobierno de Haití y un compromiso para ampliar la ayuda a ese país, explicó a IPS el embajador Gonçalo Mourao, director del Departamento de América Central y el Caribe de la cancillería brasileña.

También el encuentro, realizado el martes en Brasilia, sirvió de preparación a la Conferencia de Donantes, que tendrá lugar en julio en Puerto Príncipe, donde se decidirá la ayuda internacional a Haití, ahora "de acuerdo con las prioridades y planes definidos por el gobierno" de ese país, acotó.
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Brasil manifestó su decidido apoyo a la reconstrucción, al firmar varios acuerdos con el gobierno de Préval para contribuir a los programas de merienda escolar, promoción del deporte como apoyo educacional, producción y uso del etanol combustible y también para llevar adelante una vacunación masiva.

Otros acuerdos firmados por Brasil con Argentina y Canadá tienen por fin impulsar acciones conjuntas de cooperación en la empobrecida nación caribeña en el campo de la salud, la agricultura, el desarrollo social y el fortalecimiento institucional en pro de la "gobernabilidad democrática".

Los militares brasileños, que asumieron la jefatura de las tropas de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (Minustah), permanecerán en ese país por el tiempo que el gobierno de Préval "considere útil y conveniente", indicó Mourao.

A pesar de que Haití cumplió finalmente con el cronograma electoral, con los comicios generales del 7 de febrero y una segunda ronda presidencial el 21 de abril, aún necesita ayuda militar para su seguridad y contención de la violencia social.

"Sólo hay 4.000 policías en ese país de unos 8,5 millones de habitantes, mientras Brasilia, con una población de dos millones, dispone de 20.000 efectivos", comparó el diplomático brasileño.

Pero la Minustah, tanto en su dimensión civil como militar, tendrá que sufrir una profunda modificación. El presidente Préval dijo que su país necesita ahora tractores y máquinas de construcción "en lugar de tanques", recordó Amorim.

Brasil podrá contribuir especialmente con sus "tecnologías sociales" en educación, salud y también en seguridad pública, destacó Mourao.

En el área agrícola, el gran avance tecnológico desarrollado por la estatal Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa) es parte importante de la cooperación que Brasilia ofrece a los países en desarrollo, especialmente los más pobres.

Seria importante también llevar la experiencia brasileña en la prevención y tratamiento del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida), reconocida como de las mejores en el mundo, señaló a IPS Argemiro Procopio, profesor de relaciones internacionales de la Universidad de Brasilia, un crítico del envío de fuerzas militares a Haití.

Procopio entiende que "fue un error" de la política exterior de Brasil el haber enviado tropas al país caribeño en busca de calificar para ocupar un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU una vez que se vote su reformulación.

Haití no necesita militares extranjeros sino "recuperar su industria, su agricultura y sus bosques", todas actividades que crearían los empleos que escasean dramáticamente en el país, opinó.

En respuesta a las críticas frecuentes contra la presencia militar brasileña en Haití, Amorim dijo que "no es necesario ser rico para ser solidario" y destacó la conveniencia de una intensa cooperación latinoamericana para restablecer la democracia y el desarrollo de ese país.

Además de Brasil, también enviaron tropas para integrar la Minustah Argentina, Chile, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Paraguay, Perú y Uruguay, recordó el canciller brasileño.

En Haití "era imperativo reanudar el proceso democrático", como se hizo con las elecciones realizadas a comienzos de este año, "y había un grave problema de seguridad pública y debilidad de las estructuras del Estado, además de pobreza y otras llagas sociales", evaluó.

La cooperación en Haití tiene tres vertientes, en su opinión, el mantenimiento del orden interno y la seguridad, el diálogo político para la reconciliación nacional y la promoción del desarrollo económico y social.

El diálogo promovido por Préval con todas las fuerzas políticas del país, buscando superar el hecho de que su coalición, el Lespwa (esperanza en el idioma criollo local), no dispone de mayoría parlamentaria, fue uno de los motivos del "optimismo" de los participantes en la reunión de Brasilia, sostuvo Mourao.

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