El retiro de la ya promulgada ley laboral por parte del presidente de Francia, Jacques Chirac, marca un gran retroceso para el gobernante partido derechista Unión por un Movimiento Popular (UMP).
El gobierno se echó atrás ante las protestas de estudiantes, profesores universitarios, sindicatos y partidos opositores. La derrota supone un gran golpe a la UMP en el proceso hacia las elecciones presidenciales previstas para comienzos del año próximo.
El presidente Chirac anunció que la ley, que prevé un Contrato de Primer Empleo (CPE) más flexible que el usual, sería reemplazada por un nuevo paquete de medidas para mejorar la integración de jóvenes en el mercado laboral sin socavar su derecho a la seguridad.
Chirac había promulgado la ley 10 días antes, pero al mismo tiempo pidió a los empleadores que no la aplicaran todavía. Ahora, simplemente, la anuló.
La anulación se registra luego de dos meses de manifestaciones masivas, las mayores en una década. El líder del sindicato de educadores de Francia, Gérard Aschieri, calificó el retroceso del gobierno de "innegable triunfo del movimiento social".
El primer ministro Dominique de Villepin promovió la aprobación de la ley en el parlamento sin consultar a los sindicatos. De Villepin también se negó a eliminar o modificar las previsiones sobre el CPE a pesar del evidente descontento popular.
La oposición consideró que el CPE facilitaba los despidos tanto como la contratación de personal joven. Este tipo de contrato incluía un periodo de prueba de dos años para los menores de 26. En ese periodo, los empleadores podrían despedirlos sin aviso ni explicación.
De Villepin había argumentado que su plan tenía la intención de ayudar a los jóvenes a encontrar empleo. El desempleo entre menores de 26 años asciende en Francia a 20 por ciento.
A comienzos de mes, el propio Chirac había reconocido fallas en la ley, al anunciar que la promulgaría pero luego de solicitar una reducción del periodo de prueba del CPE de dos años a uno.
Pero entonces también trascendió que De Villepin había amenazado con renunciar si el proyecto volvía al parlamento para su enmienda.
Una encuesta de la firma de opinión pública Ipsos indicó en medio del proceso que 47 por ciento de los entrevistados pretendía la total anulación de la ley, mientras 45 por ciento se inclinaban por reformarla.
Las protestas incluyeron manifestaciones multitudinarias, así como la total paralización de la educación, el transporte por tren y el tránsito de vehículos por las calles, así como distorsiones del transporte aéreo.
Todas esas protestas contaron con el apoyo de la mayoría absoluta de los franceses, según encuestas.
La protesta se justificaba porque "los jóvenes que buscan empleo se convirtieron en la única variable de ajuste del mercado laboral", dijo a IPS el investigador François Dubet, de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París.
Los jóvenes comenzaron a temer una "degradación programada de su estatus social" con la aplicación de la ley, agregó Dubet.
Por otra parte, los jóvenes pertenecientes a comunidades de inmigrantes que afrontan la discriminación racial tienen aun menos posibilidades de encontrar un empleo digno que los de ascendencia francesa, según el investigador.
Ahora son los jóvenes de clase media los que temen la segregación emergente de normas laborales neoliberales, pues el CPE institucionalizaba la universalización de la inseguridad en el empleo, sostuvo.
Analistas consideran que las posibilidades de De Villepin de competir por la presidencia en 2007 se redujeron por su defensa del CPE.
El columnista del diario izquierdista Liberation Antoine Gaudemar advirtió que el primer ministro debería renunciar, al tiempo que acusó a Chirac de provocar una crisis institucional al promulgar la ley y luego "arrojarla a la basura".
La UMP, que cuenta con otros posibles candidatos a presidente como el ministro del Interior, NIcolas Sarkozy, podría sentir las consecuencias de la derrota de la ley laboral por la oposición estudiantil y sindical al CPE, que incidirá, al parecer, en el proceso electoral.
El gobierno había causado una crisis similar en 1995. Luego de intentar una reducción radical de los beneficios de seguridad social y las pensiones, el gobierno de Chirac debió ceder a las protestas sindicales.
Menos de dos años más tarde, el partido de Chirac perdió las elecciones parlamentarias, y el jefe de Estado debió compartir el poder con un jefe de gobierno del Partido Socialista, Leonel Jospin, quien mantuvo la mayoría en el Poder Legislativo hasta 2002.
"Como en 1995, esta crisis dejará trazas profundas, porque constituye un enorme caos por el cual Chirac, De Villepin y Sarkozy tienen total responsabilidad", dijo el actual líder del Partido Socialista, François Hollande.
"Ahora depende de nosotros proponer las respuestas adecuadas a los problemas de la sociedad francesa", concluyó. (