La corrupción, las dictaduras, las largas permanencias en el poder y otros fuertes cuestionamientos fueron lanzados sobre 11 ex jefes de Estado y de gobierno africanos convocados a una mesa redonda en la Universidad de Witwatersrand (Wits), en Sudáfrica.
Unas 400 personas, entre funcionarios, estudiantes, asistentes invitados y otras personalidades, llenaron el salón de actos de la Wits para el cierre de un foro de dos días en la denominada Mesa Redonda Presidencial Africana.
Los participantes comenzaron con comentarios generales sin cuestionar directamente a los panelistas, en este debate que fue moderado por el jefe de la oficina de la cadena de radio y televisión británica BBC para África.
"A veces el público parece demasiado tímido y respetuoso con sus dirigentes", azuzó Jerry Rawlings, ex presidente de Ghana, rompiendo el hielo y logrando que arreciaran preguntas poco cómodas en muchos casos.
La corrupción durante los pasados mandatos de varios de los presentes, su incapacidad para enfrentarla, la tendencia de algunos a perpetuarse en el poder y el fracaso de los movimientos de liberación para cumplir con sus promesas, estuvieron en el centro de las inquietudes de los presentes.
El propio moderador le preguntó al ex presidente de Kenia, Daniel arap Moi, "Señor Moi, respecto de la corrupción en Kenia, ¿algo que lamentar?", que motivó la ovación del público.
Luego de un vergonzoso "me repite la pregunta", que hizo reír al público, Moi respondió que "es obvio que la corrupción es dañina y ha destruido a muchos países". Hay que seguir luchando contra ella, en Kenia se crearon varios organismos con este propósito, aseguró.
Moi fue presidente de Kenia entre 1978 y 2002. A pesar de que al principio su mandato contó con apoyo popular, luego fue acusado de ordenar represiones, cometer abusos contra los derechos humanos y permitir que sucedieran algunos hechos turbios.
El mismo Moi fue implicado en el caso de Goldenberg International, de falsas exportaciones de oro y diamante, en lo que fue considerado como uno de los peores escándalos del país.
Esa empresa participó en la manipulación de un esquema de compensación de exportaciones establecido para que Kenia ganara divisas.
Informes afirman que Kenia perdió más de 600 millones de dólares en esa estafa perpetrada a comienzos de los años 90 y que contribuyó a la decisión del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional de suspender en 1997 varios millones de dólares de asistencia a ese país.
Por su parte, Rawlings reconoció lo fácil que es corromper a los dirigentes políticos y funcionarios. "Sabiendo cabalmente cuan vulnerable es el cargo ante la corrupción, nos corresponde (como jefes de Estado) permitir que los ciudadanos desafíen al poder, nos enfrenten y cuestionen nuestras acciones".
"En África somos a veces muy serviles y demasiado educados, nos hace falta más valor para enfrentar a nuestros dirigentes y cuestionarlos", agregó. "Nos han enseñado que eso es ser irrespetuoso".
Rawlings se mantuvo más de 19 años en el gobierno. La primera vez permaneció sólo tres meses, después de comandar un grupo de soldados que dio un golpe de estado. La segunda vez, luego del traspaso de la autoridad a un gobierno civil, tomó nuevamente el poder por la fuerza en 1981 hasta 2001, y fue culpado de "crear el mismo caos que sus predecesores".
Mientras algunos lo describen como un dictador benevolente, otros acusan a Rawlings de haber implantado el terror en el país. Es responsabilizado de supervisar la ejecución de ocho generales luego del primer golpe de estado, y de torturar y asesinar a sus oponentes.
Cuando un estudiante de Wits preguntó a los ex gobernantes por las razones que los habían llevado a permanecer tanto tiempo en el poder, Ketumile Masire, presidente de Botswana entre 1980 y 1998, explicó que no necesariamente es negativo detentar el poder durante un lapso prolongado.
"Se debe permanecer en el cargo mientras se pueda trabajar para el pueblo", apuntó.
Sin embargo, Masire aceptó que a veces era necesario establecer un límite de tiempo porque algunos dirigentes se habían perpetuado en el poder.
"Permanecí 27 años en el cargo sin tener que pedir perdón a nadie", agregó Kenneth Kaunda, presidente de Zambia desde su independencia en 1964 hasta 1991.
Kaunda fue uno de los mandatarios de África que permaneció más tiempo en el cargo. El último periodo, en la década del 80, se caracterizó por la corrupción generalizada, crisis económica y descontento de la población.
La mesa redonda realizada la semana pasada en la universidad sudafricana culminó con un llamado de los ex gobernantes dirigido a los profesionales africanos en el extranjero, para que vuelvan y contribuyan con sus capacidades y destrezas para desarrollar el continente.
Kaunda indicó que había 200.000 científicos africanos trabajando en Estados Unidos, más que en todo el continente, y 40.000 con doctorados fuera de África.
"Es importante ofrecer más que una calurosa bienvenida para motivar a nuestros hermanos y hermanas a que vuelvan a casa", recalcó.
"Debemos generar estrategias para contratarlos y motivarlos y así demostrarles que estamos hablando en serio", agregó.
El foro fue organizado por Archivos Presidenciales Africanos y el Centro de Investigación de la Universidad de Boston de Estados Unidos junto con otras universidades de este país y africanas. Este fue el cuarto encuentro de este tipo. (