Ex ministros europeos de ambiente afirman que la ONU debe dejar de promover la tecnología nuclear como fuente de energía, por los grandes riesgos ambientales que implica y por su cuestionable papel en el agravamiento de conflictos políticos, como el que enfrenta a Irán con Estados Unidos.
Destacadas figuras políticas europeas que estuvieron a cargo de ministerios de ambiente de sus respectivos países urgen ahora al secretario general de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), Kofi Annan, a que reforme el mandato de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) por considerarla "obsoleta y conflictiva".
Esta agencia con sede en Viena fue creada en 1957 para inspeccionar las instalaciones nucleares en todo el mundo y comprobar que no sirvieran a objetivos militares. Sin embargo, su mandato le permite también promover la energía atómica "segura y pacífica".
" La tarea respecto de la proliferación de armas nucleares es cada vez mayor. Para que sea efectiva, la AIEA debe abandonar ese rol esquizofrénico", sostuvo en una declaración la legisladora finlandesa Satu Hassi, integrante del parlamento europeo y ex ministra de Ambiente de su país.
Hassi y otros ex ministros consideran que la AIEA no puede prevenir efectivamente la proliferación nuclear y, al mismo tiempo, promover la adquisición y desarrollo de la energía atómica, cuya tecnología es utilizada también en la fabricación de bombas.
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"Al ignorar deliberadamente la interrelación entre la tecnología nuclear civil y la militar, la AIEA contribuye a la proliferación de material fisible", señala Dominique Voynet, ex ministra de Ambiente de Francia quien también promueve reformas en su propio país.
Hassi y Voynet enviaron una carta a Annan en la que explicaban que la actual crisis por el programa nuclear de Irán, que está generando serias preocupaciones en la comunidad internacional, es "un recordatorio oportuno de las competencias contradictorias que detenta la AIEA".
La misiva fue firmada también por ex ministros de Belarús, Bélgica, Dinamarca, Gran Bretaña, Italia, República Checa, Rusia y Ucrania.
La AIEA intenta que Irán actúe de conformidad con el Tratado de No Proliferación Nuclear, mediante la presión internacional.
Estados Unidos y algunos países europeos acusan a Irán de perseguir la fabricación de armamento nuclear, pero Teherán afirma que su programa es simplemente para generar energía eléctrica.
En la carta enviada a Annan, se señala que la AIEA ya se mostró impotente para evitar que otros planes con supuestos fines pacíficos acabaran en la fabricación de armas nucleares, como ocurrió con Corea del Norte, India y Pakistán.
Los ex ministros de Ambiente también consideraron "peligrosa y desestabilizadora" la tecnología nuclear, y sostuvieron que la agencia debía abandonar su "doble rol de juez y representante de esta forma alternativa de generar electricidad que, por otro lado, es la más cara del mundo y deja residuos radiactivos por cientos de miles de años".
La carta también llama la atención sobre el impacto de la radiación nuclear sobre la salud y el ambiente
"La energía nuclear ya no es necesaria. Contamos con numerosas tecnologías renovables más seguras, limpias y baratas", afirman en la misiva los ex ministros.
El pedido de modificar el mandato de la AIEA coincide con los 20 años del desastre de Chernobyl, la explosión de esa central de energía ucraniana el 26 de abril de 1986 que fue el peor accidente nuclear de la historia.
La AIEA estima que entre 4.000 y 9.000 personas todavía pueden morir de cáncer a causa de Chernobyl. Pero científicos independientes indican que las víctimas mortales pueden ser muchas más.
Un estudio dado a conocer esta semana por la organización ambientalista internacional Greenpeace afirma que probablemente el accidente ocurrido dos décadas atrás termine provocando en total más de 250.000 casos de cáncer, casi 100.000 de ellos fatales.
El estudio "Consecuencias de la catástrofe de Chernobyl en la salud humana" es el resultado de investigaciones llevadas a cabo por más de 52 científicos de todo el mundo. En él se demuestra que la radiación que esparció la planta nuclear provocó una variedad de enfermedades, como leucemia y deficiencias cardíacas.
Greenpeace acusó a la AIEA de procurar la ocultación de las consecuencias de Chernobyl.
"Negar las secuelas del accidente no solo es insultante para los miles de víctimas sino que lleva a recomendaciones peligrosas y a la reubicación de personas en áreas contaminadas", declaró el activista Ivan Blokov, de Greenpeace.
Unos siete millones de personas siguen viviendo en áreas contaminadas por la radiación de Chernobyl, según Greenpeace, que apoya plenamente el pedido de los ex ministros europeos sobre la AIEA y el fin de la energía nuclear.
"La AIEA no puede seguir inspeccionando la producción de energía atómica si no puede al menos admitir su responsabilidad en las cicatrices que ésta dejó para siempre en la vida de muchas personas", agregó Blokov.
Además de criticar el papel de la agencia de la ONU, los ex ministros europeos también llaman la atención a los países involucrados en negocios rentables de energía atómica.
"Francia debe abandonar su política de venta de material y tecnología nuclear a cualquiera que esté dispuesto a pagar. Esto pone en riesgo la paz mundial", subrayó la ex ministra francesa Voynet.