1 DE MAYO: Trabajadores ante el abismo de la fractura andina

La firma de tratados de libre comercio (TLC) con Estados Unidos y el retiro venezolano de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) golpean a su sector laboral, que fue la cenicienta de décadas de integración, coincidieron sindicalistas y expertos de la región consultados por IPS.

Crédito: Indymedia
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La CAN está integrada por Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, cuyo presidente Hugo Chávez solicitó el retiro del grupo después de que Bogotá y Lima suscribieron sendos TLC con Washington, en tanto Quito negocia un tercero.

Los TLC "responden a decisiones económicas y políticas de las trasnacionales que dominan el mundo, y nosotros las sufrimos", señaló Enrique García Moure, secretario general de la Central Latinoamericana de Trabajadores (CLAT), de raíz socialcristiana.

Pero el retiro de Caracas "parece una decisión temperamental, que ignora cerca de 60 acuerdos que rigen la CAN y por los cuales Venezuela tiene, para defender sus intereses, un mejor camino dentro que fuera de la Comunidad", añadió García Moure.

Chávez, presidente de turno del bloque, sostuvo que los TLC fueron "una puñalada" a la integración andina y sudamericana, declaró que "la CAN está muerta, el neoliberalismo la mató", y en cuestión de horas hizo la denuncia oficial de la membresía venezolana en el grupo, que sostenía desde 1973.
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La CAN comprende a 125 millones de habitantes, tiene un producto interno bruto de 280.000 millones de dólares y un comercio anual de 128.000 millones, del cual siete por ciento es intracomunitario. Según el sindicalista venezolano Froilán Barrios, los empleos de firmas que exportan en la CAN son 460.000, de los cuales 100.000 se ubican en Venezuela.

"Un debilitamiento de la CAN afectaría las luchas laborales por un trabajo digno, la estabilidad en el empleo y el derecho a una jubilación sin incertidumbre, que emprende el Consejo Laboral Andino. Los trabajadores debemos pelear por la continuidad de la CAN", postuló el secretario ejecutivo de la Central Obrera Boliviana, Jaime Solares.

El Consejo Laboral Andino está integrado por las 16 centrales sindicales de los cinco países del bloque.

La CAN "es un buen comprador" de soja y de otros productos bolivianos, por unos 500 millones de dólares, recordó Javier Gómez, del Centro para el Desarrollo Laboral y Agrario con sede en La Paz, "aunque sólo 42.000 personas trabajan en la exportación".

Considerando que la firma del TLC colombiano con Estados Unidos afecta las ventas bolivianas de soja, el presidente Evo Morales se sumó a las críticas de Chávez, aunque pidió a su homólogo reconsiderar el retiro hasta que la situación fuera analizada por el consejo de presidentes, cuya titularidad obtendrá Bolivia en junio.

El Consejo Laboral Andino respaldó el pedido de Morales para que una cumbre presidencial analizara urgentemente la crisis y adoptara mecanismos para superarla.

A la vez "exigimos a nuestros gobiernos la responsabilidad histórica de mantener la unidad de la CAN y una actuación con seriedad y compromiso para relanzar y fortalecer el proceso de integración andino en el más breve plazo", dijo la entidad sindical.

Pero ese consejo y en general la palabra de los sindicatos históricamente han pesado muy poco en las decisiones de la CAN. "Apenas es un foro de debate. No tiene los 'dientes' o la capacidad de modificar políticas o normas laborales. De eso ha sufrido la CAN desde su surgimiento, es muy débil institucionalmente", dijo Luciano Sanín, director de la colombiana Escuela Nacional Sindical, basada en Medellín.

"La crisis continúa pese a nuestro llamado en respaldo a la posición de Morales", observó Carlos Ortiz, representante de la Confederación General de Trabajadores del Perú, y "lamentablemente desde que Hugo Chávez asumió la presidencia de la CAN no ha habido reuniones".

Pese a ello, "nuestra posición es que la integración es necesaria para mejorar la situación económica, política y social de nuestros países. Gracias a ella hemos comenzado a avanzar, y temas de seguridad y salud en el trabajo, migración laboral, seguridad social y formación profesional están siendo revisados por el Consejo Laboral Andino", insistió Ortiz.

"La desactivación de la CAN afectará el empleo ya existente y las posibilidades de generación de nuevo empleo que pueden promoverse. A esta situación han concurrido no sólo la posición hasta cierto punto expansionista de Hugo Chávez, sino la de sumisión a Estados Unidos que tienen Colombia, Perú y Ecuador", opinó Julio César Bazán, secretario general de la Central Única de Trabajadores del Perú.

"Ninguno de los cuatro ha hecho esfuerzos para fortalecer esta integración", recalcó.

Un ex ministro peruano del Trabajo, Javier Neves, consideró a un tiempo improbable la desaparición de la CAN y la merma en las decisiones comunitarias sobre aspectos laborales, pues sólo se han adoptado tres, referidas a migración, seguridad social y salud y seguridad en los ambientes de trabajo.

La politóloga Angélica Escobar, asesora de la Confederación General de Trabajadores de Colombia, sostuvo que "Chávez no puede pretender que con una carta se puede salir de la CAN. Un esfuerzo tan grande de integración no debería deshacerse así".

Venezuela "pudo desarrollar otras estrategias, como establecer salvaguardias para impedir que productos estadounidenses lleguen a ese país a través del TLC colombiano", dijo Escobar, quien cuestionó por otra parte las presuntas bondades de esos acuerdos en materia de empleo.

Un estudio de Escobar sobre impactos laborales de tratados de libre comercio en América Central y México "muestra que esos procesos de apertura comercial tienden a informalizar el empleo, y esa incidencia que hace precario al trabajo es mayor sobre mujeres, jóvenes y niños".

En la región andina, recordó, más de 50 por ciento de las mujeres que trabajan lo hacen en el sector informal de la economía "y además están enfrentadas diariamente a combinar esa función con el trabajo doméstico, con abundantes fórmulas de trabajo a domicilio, sobre todo en Colombia, Ecuador y Perú", afirmó la experta.

En el caso de los jóvenes, mientras el desempleo en la región andina afecta a 24 por ciento de la población activa, en promedio son desempleados hasta 70 por ciento de quienes tienen entre 18 y 24 años de edad, "forzando a salir a competir por un puesto de trabajo, indistintamente, a quienes tengan alta o baja calificación", comentó Escobar.

Según García Moure, "en los cuatro procesos de integración subregionales, el andino el del Cono Sur, el centroamericano y el caribeño, el mayor déficit está en lo social y en los derechos laborales. En las declaraciones se dice que se considerará lo social, pero se ha avanzado poco en comparación con los aspectos aduaneros y comerciales".

"En eso, y en reclamar que los TLC debieron tener el visto bueno de la CAN, tiene razón Chávez", sostuvo García Moure, quien cifra sus esperanzas en que "los gobiernos progresistas que han surgido en la región den más espacio" al movimiento sindical.

Con la globalización, "la correlación de fuerzas ha resultado favorable a la política de las trasnacionales, y los movimientos sindicales y sociales hoy son débiles. Por eso no se alcanzan las metas del milenio, porque las grandes corporaciones imponen políticas para producir o mercadear más armas, cosméticos o residencias de lujo que alimentos o casas para los pobres", sentenció el conductor de la CLAT.

* Con aportes de Franz Chávez (Bolivia), Constanza Vieira (Colombia) y Ángel Páez (Perú).

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