TAILANDIA: La otra cara del primer ministro Thaksin

Miles de tailandeses piden la renuncia del primer ministro Thaksin Shinawatra, debido a escándalos de corrupción. Pero la población desposeída de zonas rurales le agradece haber aplicado políticas en su favor.

Chinda Pintakan era una campesina pobre que mejoró su situación al convertirse en camarera de un restaurante. Y con ello no sólo consiguió beneficios materiales, sino también la esperanza de creer que es posible más.

En los últimos cinco años, esta mujer de 43 años, madre de dos hijos, disfrutó de un ingreso mensual promedio de unos 7.000 bahts (175 dólares). Antes de 2001, cuando integraba una comunidad agrícola en la aldea de Pong Samaki, a unos 30 kilómetros de esta septentrional ciudad tailandesa, ganaba alrededor de 4.500 baht (112 dólares) por mes.

Como ocurre con otros miembros de su comunidad que ganan más que como cultivadores de arroz, para Chinda no hay dudas de quién ayudó a transformar sus vidas. Es el primer ministro Thaksin Shinawatra, dijo. "Él les dio una cantidad de oportunidades a los pobres con sus nuevos programas".

Semejante elogio para Thaksin —que lidera un gobierno provisional tras su decisión de febrero de llamar a elecciones parlamentarias anticipadas para el 2 de abril— es repetido por otros más allá de la aldea de Chinda, de 200 familias.
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Sakorn Uwaiporn es un caso típico. Esta mujer de 40 años que se gana la vida como vendedora de alimentos cerca de una de las entradas del antiguo fuerte que rodea parte de la ciudad norteña de Chiang Mai, habla de otros beneficios luego que el partido Thai Rak Thai, de Thaksin, triunfó en los comicios de enero de 2001.

"Para nosotros es más fácil obtener préstamos. No tenemos que acudir a los 'tiburones' prestamistas", dijo. "El programa de salud de 30 bahts (que permite a los tailandeses pueden recibir tratamiento para cualquier enfermedad pagando esa suma, 0,75 centavos de dólar, por visitar el hospital) es mejor para nosotros que antes".

La aprobación de las políticas de Thaksin de estas dos mujeres que votaron por su partido en las elecciones de enero de 2001 y febrero de 2005, marca un agudo contraste con la hostilidad de manifestantes callejeros en Bangkok, que el primer ministro viene despertando desde hace semanas.

Otros campesinos de las cercanías de Chiang Mai apoyan las políticas a favor de los pobres del partido de Thaksin. Los manifestantes de la capital, la mayoría de clase media y media alta, las desdeñan por considerarlas "intentos de compra de votos".

Esto expone las deficiencias políticas que enfrentan a los pobres de zonas rurales —que constituyen la mayoría de los 64 millones del país este país de Asia sudoriental— con sectores más pudientes de Bangkok y otros centros urbanos.

Esa división refleja nuevas ecuaciones políticas aparecidas en Tailandia tras las victorias electorales del Thai Rak Thai en los comicios de 2001 y 2005, afirman analistas.

Lo más notorio es una agresiva batería de políticas sociales que, tras cinco años, tuvo éxito al exponer los errores históricos de las elites y los dirigentes políticos ante los sectores marginados.

"No hay comparación en materia de políticas sociales entre el Thai Rak Thai y los partidos que estuvieron en el gobierno antes de 2001", dijo a IPS Giles Ungpakorn, politólogo de la Universidad Chulalongkorn de Bangkok. "El opositor Partido Demócrata estuvo en el gobierno muchas veces, pero sus políticas carecían de interés en los pobres".

"Thaksin ha redelineado el mapa político, al ofrecer medidas de mejora financiera, más que la tradicional técnica de compra de votos que seguían otros partidos simplemente entregando efectivo", agregó. "La mayoría de los manifestantes contra el gobierno y los partidos de oposición tratan a los pobres con desprecio".

Cheanchom Thongjen, una economista del Banco Mundial, plantea una comparación similar. "Las políticas de Thaksin para ayudar a los pobres urbanos y rurales se orientaron por la demanda. Fueron una respuesta a lo que los pobres habían identificado como sus prioridades", dijo en una entrevista.

"Antes, los gobiernos tenían un enfoque verticalista, daban a los pobres la asistencia que creían que ellos necesitaban", agregó.

Thaksin era un magnate multimillonario antes de asumir como primer ministro. Ahora soporta reclamos de renuncia por acusaciones de presunta corrupción —debido a la cual su familia se habría beneficiado con un acuerdo empresarial por 1.800 millones de dólares— e intentos de silenciar a la prensa y a sus críticos. Pero sus inversiones políticas empiezan a valer la pena.

Los principales puntos de su agenda para elevar la calidad de vida de los marginados fueron congelar los pagos de sus deudas por tres años, distribuir un fondo de un millón de bahts (25.000 dólares) a cada una de las 70.000 aldeas para crear pequeñas empresas, un programa de atención de salud por 30 bahts y un plan de construcción de viviendas para pobres.

Mediante una iniciativa para estimular las economías rurales, el programa Una Aldea-Un Producto (popularmente conocido como OTOP), el gobierno asistió a la producción artesanal con investigación, desarrollo y comercialización de las mercancías.

Los 36.000 grupos OTOP en todo el país, cada uno de ellos con entre 30 y 3.000 personas, vieron elevar sus ingresos en los últimos cuatro años, dijo Sakda Siridechakul, presidente de la asociación de OTOP de Chiang Mai.

"OTOP ayudó a que los ingresos llegaran a muchas personas en las aldeas. Permitió a quienes producen artesanías sentir que pueden ser parte de la economía global", añadió.

Sakda lideró la semana pasada a otros defensores de OTOP y, por extensión, de Thaksin, para que se reunieran fuera de una de las puertas del antiguo fuerte de Chiang Mai para pintar carteles en apoyo al gobierno. "El primer ministro es una persona inteligente, y la gente estúpida lo quiere atacar", decía una de las 125 pancartas pintadas en la noche del jueves.

Investigaciones del Banco Mundial reflejan esos sentimientos en los ciudadanos comunes. Cuatro años después de que el partido de Thaksin llegó al gobierno por primera vez, la cantidad de tailandeses indigentes cayó a 7,08 millones de personas, de 13 millones en el año 2000.

Los ingresos agrícolas en la zona más pobre del país, la nororiental, aumentaron 40 por ciento durante el mismo periodo, agregó el "Monitor Económico de Tailandia" 2005 del Banco Mundial.

"Es un récord para el que los manifestantes contra Thaksin y los partidos de boicoteando las elecciones de abril".

Semejantes sentimientos contra el gobierno resultan poco atractivos para mujeres como Chinda. "Las personas de mi aldea votarán al Thai Rak Thai. Debemos mantener a Thaksin como primer ministro".

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