MUJERES: Morir por un poco de leña

Con solo ir por la leña necesaria para la supervivencia de sus familias, millones de refugiadas y desplazadas arriesgan su vida todos los días, advirtió la no gubernamental Comisión Femenina para Mujeres y Niños Refugiados.

Obligadas a abandonar su hogar a causa de los conflictos armados, la persecución y los desastres humanitarios, casi 35 millones de personas viven desplazadas dentro las fronteras de sus propios países o refugiadas en otras naciones.

Pero para las mujeres refugiadas o desplazadas, la vida es particularmente difícil y peligrosa, según un informe divulgado esta semana en Nueva York, sede de la Comisión.

"Todos los días, millones de mujeres y adolescentes desplazadas deben recolectar leña para sus familias en condiciones muy peligrosas, y corren riesgo de ser violadas, golpeadas, secuestradas y asesinadas. No tienen opción. Es cuestión se supervivencia", alertó la directora de la Women's Commission, Carolyn Makinson.

Se supone que los campamentos para refugiados y desplazados son lugares seguros, creados para proteger y ayudar a las poblaciones más vulnerables en el mundo.
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Pero, aunque se les provee de abrigo, agua potable, atención médica y alimento, "muy rara vez se les da el combustible para cocinar, y tienen que conseguirlo por sus propios medios, sin importar los riesgos", indica el informe.

El combustible —el más usado es la leña— no sólo es vital para cocinar, sino también para la calefacción, la construcción y la atención médica. Además, es una importante fuente de ingresos, pues puede ser vendido.

Los peligros asociados a la obtención de combustible entre los desplazados y refugiados son conocidos desde hace muchos, pero deliberadamente desatendidos por la comunidad internacional y las organizaciones humanitarias, que lo consideran un "asunto de mujeres", critica el informe.

De hecho, la responsabilidad de obtener el combustible recae en forma desproporcionada en las mujeres y adolescentes. Los riesgos varían entre los diferentes campamentos para desplazados y refugiados, dependiendo de la gravedad de los conflictos bélicos.

La occidental zona sudanesa de Darfur, donde se libra una guerra civil desde 2003, es el lugar más peligroso del mundo para las mujeres desplazadas.

En las afueras del campamento para desplazados de Abu Shouk, en el norte de Darfur, mujeres y adolescentes van a buscar leña todas las madrugadas.

Salen por el desierto en pequeños grupos, cada uno en diferentes direcciones, esperando conseguir lo suficiente para ese día y volver al campamento para preparar el desayuno antes del amanecer.

Pero los pocos árboles en la zona que proveían de leña para los primeros campamentos instalados hace dos años ya no están. Encontrar un solo árbol requiere caminar varias horas, por lo que muchas mujeres optan por cavar a mano en el suelo en busca de restos de raíces.

Con frecuencia terminan siendo víctimas de las milicias árabes Janjaweed, apoyadas por el régimen islámico de Jartum, o de los movimientos armados de indígenas negros que luchan contra el gobierno.

Ambos grupos conocen la costumbre de las mujeres de salir de madrugada y "se aprovechan de la ausencia de imperio de la ley para cometer violaciones masivas", señala el informe.

"Los atacantes saben que no serán atrapados, pero aun peor, las mujeres y las adolescentes saben muy bien lo que les pasará si salen a recolectar leña", pero no tienen otra opción, dijo Makinson.

La situación se vuelve más difícil cada día, "pues las amenazas persisten y los árboles se vuelven más escasos, con lo que las mujeres deben caminar más lejos para conseguir madera", añade el informe.

En otros escenarios, como el de los cerca de 105.000 refugiados butaneses en el este de Nepal, los ataques sexuales contra mujeres y adolescentes en los alrededores de los campamentos son un poco menos frecuentes.

Sin embargo, los guardabosques nepalíes siguen siendo una constante amenaza. Muchas mujeres han sido violadas y asesinadas por ellos, dice el informe.

Allí "la situación se vuelve más problemática, pues la ley nepalí prohíbe a los refugiados participar de cualquier actividad generadora de ingresos", dijo a IPS la presidenta de la organización de defensa de las mujeres y la infancia Himalayan Human Rights Monitors, Anjana Shakya.

"A las mujeres no se les permite salir solas a buscar leña, y por eso no pueden ir a la policía a denunciar los crímenes", agregó.

A pesar de las diferencias en los riesgos que corren las refugiadas y desplazadas en los distintos escenarios, se trata de un problema mundial sobre el que "la comunidad internacional tiene que hacer algo", subrayó Makinson.

El representante permanente de Alemania en la Organización de las Naciones Unidas, Wolfgang Trautwein, señaló que solamente comprendiendo la realidad diaria de estas mujeres se podrán tomar medidas para protegerlas de situaciones de violencia en conflictos armados.

"La búsqueda de leña y combustibles alternativos es un aspecto importante que debe ser atendido con urgencia", afirmó la directora ejecutiva del Fondo de Población de las Naciones Unidas, Thoraya Ahmed Obaid, al comentar el informe de la Women's Commission.

La organización propuso, entre otras cosas, la distribución de artefactos de cocina a luz solar y de alimentos que requieran menos tiempo de preparación.

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