Una «nueva reforma agraria basada en la soberanía alimentaria», que vaya más allá del concepto de territorio, es la respuesta con que los movimientos sociales rurales pretenden construir un modelo de desarrollo eficaz y más justo.
Tal proceso deberá incluir otros sectores, además de campesinos, mujeres y jóvenes, afirma la declaración final del Foro Tierra, Territorio y Dignidad, concluido este jueves en esta meridional ciudad brasileña.
"Los Estados y el sistema internacional han sido incapaces de derrotar la pobreza y el hambre en el mundo", advirtió el Foro, que transcurrió en el ámbito de la segunda Conferencia Internacional sobre Reforma Agraria y Desarrollo Rural (CIRADR).
La reunión, promovida por la Organización de Naciones Unidas para Alimentación y Agricultura (FAO), que comenzó el martes y concluirá este viernes.
Indígenas, pescadores artesanales, migrantes, pueblos nómadas pastoriles, descendientes de esclavos africanos y otras minorías étnicas son otros grupos poblacionales que debe incorporar una "reforma agraria genuina", la cual será imposible "sin equidad de género", según la declaración del Foro.
Del mismo modo, añade el documento, "sin jóvenes en el campo no hay futuro para nuestras sociedades". El texto será entregada este viernes a la reunión intergubernamental de CIRADR.
Para cumplir con esas condiciones es indispensable ir mas allá de la distribución de tierras, acogiendo el concepto de territorio, en que viven comunidades de campesinos, pueblos originales, los pescadores, reconociéndoles "el derecho de mantener sus propias relaciones espirituales", cultura, tradiciones e instituciones, es decir su autonomía y autodeterminación.
Es necesario incluir el acceso al mar entre los derechos de las poblaciones, para sacar del olvido en que están los pescadores artesanales hace mucho tiempo, olvidando que la pesca responde por 16 por ciento de la proteína consumida en el mundo, destacó el chileno Pedro Avendaño, representante del Movimiento Mundial de los Pescadores.
"No habrá seguridad alimentaria" sin la inclusión de los pescadores en políticas de la nueva reforma agraria, afirmó este jueves Avendaño, en un debate entre siete representantes de la sociedad civil y siete gubernamentales realizado dentro del propósito de la CIRADR de promover el diálogo y la cooperación entre los dos sectores.
La necesidad de un nuevo modelo que asegure "acceso al mar" a los que viven de la pesca artesanal fue defendida de forma dramática por Herman Kumara, dirigente de los pescadores de Sri Lanka, en la presentación del documento aprobado por el Foro paralelo de los movimientos sociales.
"Somos 200.000 pescadores en el país, la mitad afectada por el tsunami" de diciembre de 2004, dijo Kumara a IPS.
Sin ayuda internacional y políticas nacionales que les aseguren el derecho de pescar y a la vivienda, será imposible sacar de la pobreza a miles de familias que perdieron todo, observó.
La soberanía alimentaria, el poder de decidir con autonomia las propias políticas nacionales en esa área, se compone de un conjunto de derechos, empezando por el de los pueblos a una "alimentación sana" y a "producir sus propios alimentos", explicó el hondureño Rafael Alegría, de Vía Campesina.
Además, requiere el derecho a la diversidad productiva y cultural, a las "semillas como un patrimonio de la humanidad que no puede ser privatizado", al control social del mercado para que haga "precios justos", sin las políticas europeas y estadounidenses que benefician la agroexportación y el dumping (competencia desleal) en favor de las grandes empresas, acotó.
Soberanía alimentaria es también "defensa de la vida", porque "sin cambiar las políticas vigentes", impuestas por la Organización Mundial de Comercio y las finanzas internacionales, será "la muerte lenta", concluyó Alegría, ante prolongados aplausos de centenares de campesinos que asistieron al debate.
Los representantes gubernamentales de México, la Unión Europea, Madagascar, Marruecos, India, China y Nigeria mencionaron iniciativas de sus gobiernos en materia de agricultura y, en algunos casos, de distribución de tierras y fomento de la pequeña agricultura con asistencia y beneficios sociales.
Pero fue un diálogo de sordos en términos de conceptos, con los activistas sociales quejándose de que los gobiernos ignoran la soberanía alimentaria, tema de la discusión.
Despertó atención, sin embargo, la descripción del "derecho al trabajo" por parte del representante del Ministerio de Agricultura de India, asegurado por una ley recientemente y ya en marcha en 800 districtos mas pobres.
El derecho es asegurado a todos los trabajadores rurales que manifiesten su deseo de trabajar, explicó. Si en 15 días el campesino no obtiene empleo, el gobierno le paga una suma equivalente al salario de su función.
El delegado de Nigeria logró aplausos al proponer que la CIRADR se repita dentro de tres o "un máximo de cinco años", recordando que fueron demasiados los 27 transcurridos desde su primera edición en 1979 en Roma.
Los 550 participantes en el Foro Tierra, Territorio y Dignidad, entre ellos 150 delegados de organizaciones campesinas, de pescadores, mujeres, jóvenes, pastores y grupos étnicos, compusieron una "representación equilibrada" sectorial y regional. Los delegados procedían de 67 países de todos los continentes.
La "nueva reforma agraria" debe asegurar el ejercicio de los derechos a la educación, la salud, la vivienda, la seguridad social y el esparcimiento, además de acceso no sólo a la tierra sino también a recursos naturales como el agua, los bosques y la biodiversidad.
La "globalización neoliberal", los megaproyectos que expulsan campesinos, como grandes represas, aeropuertos y carreteras, y políticas comerciales que promueven el éxodo rural son blancos de sus condenas, tal como la represión contra los activistas.