Un futuro incierto se abre ante Serbia tras la muerte del ex dictador Slobodan Milosevic (1989-2000). Muchos asuntos sumergidos en las sombras reaparecen y requieren respuestas urgentes.
"Serbia está en un cruce de caminos, debe tomar decisiones duras y ellas vendrán a un costo muy alto", dijo a IPS el analista Slobodan Antonic.
"Esta nación tiene como objetivo la incorporación a la UE, pero también muchos problemas sin resolver: la cooperación con el tribunal para los crímenes de guerra, la independencia de Montenegro y el estatus de (la meridional provincia de) Kosovo".
Milosevic, de 64 años, murió el 11 de marzo por una falla cardiaca en la unidad de detención del Tribunal Penal, en La Haya, Holanda. Sobre él pendían 66 acusaciones de genocidio y crímenes de guerra contra ciudadanos no serbios en las guerras de secesión de la federación socialista en los años 90.
[related_articles]
El Consejo de Ministros de la UE expresó fuerte apoyo al pueblo serbio "en su búsqueda por asumir el legado del régimen de Milosevic". Esto los ayudará a avanzar hacia la familia de naciones europeas a la que pertenecen, expresó el Consejo en una declaración.
Pero hay una necesidad urgente de que Serbia "actúe de modo decisivo para asegurarse de que todos los restantes acusados por el Tribunal que están fugitivos, especialmente Radovan Karadzic y Ratko Mladic, sean llevados a la justicia", dijeron los ministros europeos.
Serbia ha iniciado las conversaciones para un Acuerdo de Estabilización y Asociación con la UE, cuya próxima ronda está fijada para el 5 de abril.
El Consejo enfatizó que esperaba una "cooperación plena" con el Tribunal Penal para que las negociaciones se encarrilaran y estableció la misma fecha como plazo para que se materializaran las entregas. De lo contrario, las conversaciones se suspenderán, advirtió.
El ministro de Justicia serbio Zoran Stojkovic dijo el martes que su gobierno hacía todo lo posible por localizar a los prófugos y entregarlos a La Haya, pero pidió a la UE tolerancia y expresó su esperanza de que las conversaciones no se suspendieran.
El clima en Serbia se ha visto completamente alterado con la muerte de Milosevic.
El ex presidente fue derrocado en 2000, tras más de una década en el poder. Las nuevas autoridades lo entregaron al tribunal establecido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en junio de 2001, y el proceso contra él comenzó en febrero de 2002. Pero se cerró sin una sentencia la semana pasada, tras la muerte del acusado.
Los hechos que rodearon esa muerte y su funeral privado el sábado, transmitido por medios de comunicación nacionales e internacionales, volvió los focos hacia él, casi como si su ausencia de cinco años nunca hubiera ocurrido.
Serbia está profundamente dividida en torno al rol de Milosevic en las guerras. Un resurgimiento de los viejos nacionalistas fomentó duras reacciones en el país y en el exterior.
Además, su muerte y el suicidio de uno de los testigos más significativos del juicio, Milan Babic, apenas una semana antes, arruinaron la confianza depositada en el Tribunal de La Haya, afirman analistas.
Otros dos serbios acusados habían fallecido antes en la misma unidad de detención. En 1999 se suicidó Slavko Dokmanovic, líder serbocroata de la localidad de Vukovar, y en 1988 el serbobosnio Milan Kovacevic murió de un ataque cardiaco.
"Hasta ahora, con la política de la zanahoria y el palo, Serbia vio solamente palos y ninguna zanahoria", dijo a IPS el analista Djordje Vukadinovic.
"La promesa de que las conversaciones (con la UE) continúen es demasiado pequeña para que el gobierno justifique arrestos y entregas de los más buscados. Es imposible decir qué obtendrá Serbia a cambio", agregó.
Los serbios buscan una flexibilización del estricto régimen de visas para viajar a la UE, pero hay pocas señales de que eso vaya a ocurrir. Y la cooperación comercial y económica con el bloque trajo pocos beneficios a la mayoría de la población.
Las declaraciones de funcionarios serbios a los medios de comunicación nacionales indican que no se puede esperar ningún arresto apresurado de Karadzic y Mladic, incluso al precio de que se suspendan las conversaciones con la UE.
Rasim Ljajic, un alto funcionario encargado de la cooperación con el Tribunal, dijo el lunes que "la credibilidad comprometida del Tribunal tendrá efectos, aunque el gobierno hará todo lo que esté a su alcance para lograr la plena cooperación".
El viceprimer ministro Miroljub Labus, quien dirige el equipo de negociaciones con la UE, dijo que "la próxima ronda (en abril) será solamente técnica".
El próximo escollo para Serbia es el referéndum por la independencia de la diminuta Montenegro, previsto para el 21 de mayo. La nación de 650.000 habitantes es la hermana menor del estado unificado de Serbia y Montenegro, y es muy probable que una mayoría vote por la separación.
A las autoridades serbias esa posibilidad les disgusta abiertamente. "La idea de la unión (de Serbia y Montenegro) es noble", dijo el primer ministro serbio Vojislav Kostunica en un reciente discurso público.
"Kostunica no quiere ingresar en la historia como alguien que perdió parte del Estado conjunto", dijo a IPS el analista Dragan Antonic. "Además, la amenaza de perder Kosovo también se avecina".
La ONU patrocinó conversaciones sobre el estatus de Kosovo, una provincia autónoma en la que predomina la población albanesa y que desde 1999 es administrada por ese organismo internacional.
La mayoría albanesa no quiere nada menos que la independencia, mientras Belgrado apuesta a una "autonomía amplia" de esa zona, considerada uno de los enclaves originales de la nacionalidad serbia. Las conversaciones celebradas en las últimas semanas no lograron que ambas partes se acercaran.
"Kosovo es, por lejos, el asunto más duro", dijo Antonic. "Entre los serbios no hay ningún líder político dispuesto a firmar su partida".