La controversia por las caricaturas del profeta Mahoma publicadas por medios de prensa de Europa dio una inesperada vuelta de tuerca en Yemen, donde periodistas encarcelados por reproducirlas afirman haberlo hecho en defensa del Islam.
El semanario The Yemen Observer afirmó haber manifestado su molestia ante las viñetas al publicarlas con una gruesa cruz negra encima. Pero ese argumento no convenció al gobierno —el Islam es la religión oficial en Yemen— ni a los líderes religiosos.
Para las autoridades seculares e islámicas del país, The Yemen Observer debió haber manifestado su oposición a las ilustraciones mediante argumentos escritos, no a través de la reproducción de las originalmente publicadas por el diario danés Jyllands-Posten el 30 de septiembre pasado.
Cuatro periodistas de Yemen están presos por la publicación de los dibujos: el secretario de redacción de The Yemen Observer, Muhammad Al-Asadi, el del semanario Al-Hurriya, Akram Sabra, y un redactor del mismo periódico, Yahya Al-Abed, y el editor jefe de Al-Rai al-Am, Kamal al-Alofi.
"Estos periodistas publicaron caricaturas que insultan al Islam y al profeta Mahoma", dijo ante el tribunal el fiscal Muhammad Sahl.
Por su parte, el primer ministro Abdul-Qader Ba-Jammal revocó la licencia de publicación de los tres periódicos.
"Estoy muy sorprendido", dijo en un mensaje a sus colegas Al-Asadi, de The Yemen Observer. "Querían cerrar nuestro periódico en respuesta a nuestros continuos llamados al entendimiento, la tolerancia y la aceptación de las disculpas de los editores de Dinamarca y de su pueblo, desde donde recibimos docenas de pedidos de disculpa."
"Estamos totalmente en contra de la publicación de las ilustraciones, pero al mismo tiempo creemos que deberíamos aceptar las disculpas y los llamados al diálogo", dijo a IPS Akram Sabra. "El pueblo danés es inocente. Nuestra religión nos prohíbe acusar a alguien por un error cometido por otro."
Periodistas de Yemen condenaron en una asamblea la acusación del fiscal y la revocación de las licencias de publicación de los tres semanarios. "Si hubo errores, ese tipo de medidas deben ser tomadas por los jueces", dijo el vicepresidente del Sindicato de Periodistas, Saeed Thabit.
Los regímenes despóticos se montaron en la ola de indignación contra las caricaturas del profeta Mahoma en todo el mundo árabe e islámico y la aprovecharon para ajustar cuentas con los medios de prensa que los critican, sostuvo Thabit.
El gobierno no responde a la preocupación del público, consideró Sabra. "Si les preocupara la gente, habrían respondido a los llamados contra el hambre en julio de 2005, en lugar de dispararle a los manifestantes", agregó.
El periodista Muhammad Al-Ghubari aseguró que sus colegas fueron condenados por el gobierno y no por el público. "Siempre hay una coordinación entre el gobierno y los fiscales contra la prensa", sostuvo.
"La ira del público contra los tres semanarios, si es que realmente existe, fue provocada por el gobierno", dijo el dirigente del Sindicato de Periodistas Sami Ghalib. El gobierno golpea a la prensa en nombre del Profeta, ironizó.
El diario gubernamental Al-Thaura y dos sitios web de la administración publicaron declaraciones de condena a los periodistas presos.
En el sermón del viernes, los clérigos de las mezquitas de las provincias de Ibb y Al-Baydha llamaron a la ejecución de los periodistas, pues, advirtieron, la cadena perpetua sería una condena demasiado leve para quienes reproducen las imágenes danesas el mundo islámico.
El Sindicato de Periodistas alertó que la vida de los cuatro presos estará en peligro si los imanes continúan con sus provocaciones. Son los clérigos, en realidad, los que deshonran a Mahoma, indicó.
Varios religiosos y académicos islámicos admitieron que la reproducción en Yemen de las caricaturas tuvo el objetivo de manifestar desprecio hacia quienes enlodaron al Profeta, pero también consideraron que el método elegido fue erróneo.
Según aquellos que asisten a las frecuentes manifestaciones de condena a la prensa y los gobiernos europeos en Sana'a, la reproducción de las viñetas en Yemen debería ser objeto de una reprimenda y no de un castigo. (