El riesgo de ingerir desprevenidamente un medicamento falsificado, que acecha cada día a más enfermos en el mundo, ha movilizado a las autoridades sanitarias internacionales dispuestas a adoptar disposiciones urgentes para controlar el fenómeno.
La cuestión debe ser abordada y con prontitud pues ya se ha convertido en un problema significativo, en proceso de crecimiento, alertó Howard Zucker, director general adjunto de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El secretario general de la Asociación Médica Mundial, Otmar Kloiber, coincidió en la descripción de las falsificaciones como "un problema verdadero y grave".
Los productos medicinales superan regulaciones exigentes, deben ser sometidos a pruebas y controles, son elaborados conforme a criterios y procedimientos determinados, puntualizó.
Sin embargo, ninguno de esos requisitos se aplica a los medicamentos falsificados. Por esa razón, representan por lo general un peligro para la salud, dijo Kloiber.
Las prevenciones de la entidad internacional de médicos son compartidas por representantes de la industria farmacéutica transnacional y de otras instituciones de profesionales de la salud, y también por organizaciones no gubernamentales humanitarias.
El coordinador de la campaña por el acceso a los medicamentos de la organización Médicos Sin Fronteras, Pere Joan Pons Sampietro, confirmó a IPS que la calidad de los fármacos y la falsificación "preocupan tremendamente" a su grupo.
Empero, el experto de Médicos Sin Fronteras opinó que no debe vincularse la cuestión de la calidad de los fármacos con la protección de las patentes de los medicamentos.
No vemos que una mayor protección de las patentes medicinales resulte en una calidad más acentuada de los fármacos, insistió Pons.
Otra organización independiente, el Consejo Internacional de Enfermeras reclamó mayor adiestramiento de los profesionales de la salud para que reconozcan los medicamentos falsificados e informen a las autoridades.
El médico Tesfamichael Ghebrehiwet, de la entidad de enfermeras y enfermeros con sede en Ginebra, previno de que la era del comercio por Internet y de las órdenes de compra por correo electrónico pueden poner en ridículo a las funciones regulatorias y de control de calidad de los estados.
Al respecto, una conferencia organizada por la OMS el fin de semana pasado en Roma, concluyó que toda la gama de actividades de la falsificación de medicamentos, desde la fabricación hasta el suministro a los pacientes, constituye una ofensa criminal infame y grave que pone en peligro vidas humanas y socava la credibilidad de los sistemas sanitarios.
Zucher precisó que el uso de Internet para la venta de falsificaciones es un problema que se concentra en cierto tipo de medicamentos y prácticamente sólo en las naciones industrializadas. De todos modos, funcionarios de Interpol (Policía Internacional) interesados en el asunto participaron de la conferencia de Roma, dijo.
La reunión de expertos públicos y privados recomendó a la OMS la creación de un organismo que trate de identificar los aspectos salientes de la falsificación de fármacos.
El cuerpo, con la denominación de "Grupo de trabajo internacional contra la falsificación de productos medicinales", será identificado por su sigla en inglés Impact.
Zucker, quien dirige en la OMS el área de tecnologías de la salud y fármacos, precisó que Impact examinará las disposiciones legislativas, ejecutivas, regulatorias, tecnológicas y también los riesgos de la comunicación.
Al respecto, Kloiber observó que Impact intentará encontrar los medios para afrontar las difíciles cuestiones que presenta la falsificación de medicamentos.
"Su medicina es falsa; no la tome", puede rezar un mensaje de la campaña, mencionó el profesional. Sin embargo, las consecuencias de ese texto serían perturbadoras y peligrosas, reconoció.
La vida y la salud de muchas personas dependen de las medicinas que ingieren y por ese motivo hay que encontrar un equilibrio en el mensaje que se transmita sobre la falsificación, recomendó Kloiber.
Ghebrehiwet admitió que los profesionales de la salud tienen la gran responsabilidad de comunicar el riesgo de las medicinas falsificadas "sin crear pánico ni tampoco desconfianza de lo que es un mercado seguro, aunque a veces afronta el desafío de fabricantes inescrupulosos".
Por otra parte, se debe aceptar que el problema de las falsificaciones de los fármacos no esta siempre presente entre los profesionales de la salud ni entre los mismos gobiernos, mencionó Kloiber.
Cuando se habla de falsificaciones con los gobernantes, de inmediato aluden únicamente a ropas costosas, relojes de lujo, joyas de diseño e inclusive hasta a partes de aviones. Y eso es todo.
Los medicamentos falsos son muy fáciles de producir y una vez elaborados, se parecen totalmente a los reales. A eso, súmele el beneficio que se puede obtener, que es inmenso. Por eso el peligro es tan grande, alertó el secretario de la asociación internacional de médicos.
Harvey Bale, de la Federación Internacional de Laboratorios Farmacéuticos, comentó que al hacer las compras de medicamentos en Internet existen probabilidades de que caiga en la compra de una falsificación. Es imposible identificar el lugar de origen de la farmacia clandestina que hizo la venta, añadió.
En los países en desarrollo, los medicamentos más falsificados, por su volumen, son las penicilinas y sus derivados, y el paracetamol. El alto consumo atrae a los falsificadores porque pueden obtener grandes beneficios, dijo Bale.
Pero en los países en desarrollo, uno de los sectores más amenazados por la falsificación es el de los medicamentos contra el paludismo. También las medicinas antirretrovirales, que se emplean contra el virus de inmunodeficiencia humana, causante del síndrome de inmunodeficiencia adquirida, constituyen una preocupación en esas regiones, precisó Zucker.