Cuando la activista mexicana Lydia Cacho publicó en 2005 un libro sobre una red de pederastas, sus allegados le advirtieron que tendría problemas. Así sucedió: pisó la cárcel, fue vejada, amenazada y cosechó odio entre políticos y empresarios. Pero, según ella, aún podría venir lo peor.
"Ahora soy noticia y eso me protege de alguna forma, no obstante cuando deje de serlo temo la venganza de estos delincuentes, que son capaces de todo", declaró a IPS Cacho, autora de "Los demonios del Edén", el libro que recoge testimonios de menores víctimas de abusos sexuales por parte de adultos.
Cacho sostuvo que su situación no es relevante, sino el hecho de que por su intermedio salieran a la luz la pornografía y prostitución infantil existentes en México. "Finalmente los héroes reales de todo esto son los niños y niñas que se atrevieron a contar su historia (para el libro)", apuntó.
La también periodista, que cuenta con protección policial desde el año pasado, cuando empezó a recibir amenazas, quedó ligada involuntariamente a un escándalo tras la difusión el 14 de este mes de una serie grabaciones de conversaciones telefónicas entre el empresario Kamel Nacif, protector y amigo de un pederasta, y Mario Marín, gobernador del estado de Puebla, vecino a la capital.
"Ya acabé de darle un 'pinche' coscorrón a esta vieja cabrona (Cacho)", le dice la voz identificada como de Marín al empresario en una de esas conversaciones.
[related_articles]
El diálogo, grabado de forma ilegal y enviado a la prensa de forma anónima, se produjo al parecer en diciembre luego que la activista y periodista fuera encarcelada durante 30 horas, precisamente en Puebla.
En las conversaciones con el gobernador y otras personas, entre ellas un periodista al que parece frecuentar, Nacif refiere en lenguaje soez el modo en que, mediante amistades y contactos, "recomendó" que encerraran a Cacho en una prisión de Puebla "con las 'locas' y las tortilleras (lesbianas)" para que fuera violada.
Esos ataques no se concretaron gracias a que en la cárcel de Puebla "las mismas presas y custodias (guardias) me protegieron", aduce la escritora.
Sin embargo, sí hubo abusos, sostiene. Relata que fue detenida en el sudoriental balneario de Cancún y llevada por carretera hacia Puebla, en un viaje de casi 20 horas, tiempo durante el cual fue amenazada y apenas se le permitió comer en una ocasión.
Al correr la noticia de su detención, Amnistía Internacional, la Organización Mundial contra la Tortura, la Sociedad Interamericana de Prensa y un grupo de intelectuales y de otras organizaciones no gubernamentales nacionales denunciaron el hecho, ante lo cual Cacho fue liberada tras pagar una fianza.
Nacif, dueño de empresas del ramo textil en Puebla y otros estados, presentó en octubre una demanda por difamación y calumnias contra la activista, pues su nombre aparece en el libro "Los demonios del Edén" como un cercano amigo del empresario hotelero Jean Succar, quien huyó de México en 2003 tras descubrirse que lideraba una banda de pederastas en Cancún.
Succar fue detenido en febrero de 2004 en Estados Unidos y aguarda desde entonces la conclusión de un juicio de extradición a México.
Marín, del ex gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI), afirma que la conversación telefónica con Nacif fue alterada. Sin embargo, diversos peritajes independientes, indican que no es así.
La Iglesia Católica, políticos, empresarios y otros sectores piden la renuncia del gobernador, pero él y sus correligionarios del PRI señalan que no lo hará, pues consideran que es inocente.
Empero, las presiones van en aumento junto a la ola de indignación que generó escuchar a un gobernador y a un empresario conversando, con un lenguaje lleno de groserías, sobre la manera de escarmentar a Cacho.
Además, el Congreso legislativo exhortó a la Corte Suprema de Justicia a investigar a Marín para definir si fue o no culpable de manipular a los tribunales de Puebla para atacar a la autora del libro sobre el abuso sexual de menores.
"No descansaré hasta ver a Marín destituido y sancionado por prestarse a defender a los pederastas y usar todo su poder para manipular la justicia y perseguirme", indicó la escritora, quien ya prepara junto a sus abogados una demanda contra el gobernador.
El empresario Nacif presentó el litigio contra Cacho en Puebla, donde se asienta la mayoría de sus negocios y donde dice tener amigos influyentes, entre ellos el propio gobernador. Pero los delitos de los que podría ser cómplice se cometieron en Cancún, y el libro que ventiló su nombre fue publicado en la capital de México.
Hay múltiples irregularidades en el juicio contra Cacho, que indican que el gobernador Marín y sus amigos manipularon la justicia a su antojo, sostiene Miguel Granados Chapa, columnista del diario local Reforma.
La periodista, que además es cofundadora del Centro Integral de Apoyo a la Mujer en Cancún, donde reside, entrevistó para su libro a muchas de las víctimas de Succar, quienes describen cómo ese empresario abusó de ellas, armó una red para prostituirlas, fotografiarlas y difundir sus imágenes por la red mundial de computadoras Internet.
El caso es apenas el hilo de una madeja de otras redes similares existentes en México.
Unos 17.000 mexicanos menores de 18 años son víctimas del comercio sexual, sostiene un estudio de la investigadora Elena Azaola, publicado en 2004 y que incluyó visitas a los lugares en los que son sometidos a prostitución y entrevistas con sobrevivientes.
"Yo espero que mi caso represente un parteaguas" entre la inmovilidad de las autoridades frente a la prostitución infantil y el inicio de acciones decididas contra ese delito, señaló Cacho.