Haití espera ansioso el resultado de las elecciones generales, cumplidas con una masiva concurrencia que desafió la violencia, el caos administrativo y la falta de recursos. La ciudadanía demostró que, pese a todo, no ha perdido la esperanza.
Entre 75 y 80 por ciento de los 3,5 millones de habilitados a votar acudieron a las urnas el martes, según el CEP, en una jornada caracterizada por el desorden y ensombrecida con la muerte de cuatro personas en incidentes.
El ex presidente Rene Preval (1996-2001) es el favorito entre los 33 candidatos a la presidencia, con 40 por ciento de las intenciones de voto.
Sus principales rivales son el también ex presidente Leslie Manigat, elegido en 1988 y depuesto ese mismo año por un golpe de Estado, y el empresario blanco Charles Baker, ambos representantes de la elite opositora a Aristide.
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El martes, en la oscuridad previa al amanecer de la septentrional ciudad haitiana de Gonaives, un lugar con escasa electricidad, las polvorientas calles estaban agitadas por el movimiento de una población decidida a sufragar.
En los centros de votación instalados en los colegios del asentamiento Raboteau, los funcionarios electorales se apuraban para estar listos cuando llegara la multitud. Algunos colocaban las papeletas con una mano mientras sostenían una vela con la otra.
Tras dos años de administración de un gobierno interino que sucedió a Aristide, y luego de que los comicios fueran postergados cuatro veces, los haitianos acudieron a las urnas con gran expectativa.
Hace exactamente dos años, grupos armados opositores a Aristide ingresaron a la estación de policía de Raboteau, incendiaron el edificio, mataron a varios policías e iniciaron así un movimiento insurgente que terminó con la salida del presidente tres semanas después.
Aristide fue llevado a la fuerza por soldados de Estados Unidos a un avión que lo conduciría a República Centroafricana.
Un año después, gran parte de Gonaives fue destruida por inundaciones que mataron a más de 2.000 personas.
Los últimos dos años de Haití se han caracterizado por un gran deterioro de la economía, que ya era la más pobre de América, y un aumento de la violencia y de la inestabilidad política.
No obstante, muchos haitianos mantienen la esperanza. Barret Cajuste, de 49 años, se levantó el martes a las 4.30 de la madrugada para llegar a su centro de votación, a cuatro horas de camino desde su casa. Tuvo que esperar una hora en fila antes de que se abrieran las urnas.
"Estoy aquí porque quiero cambiar a mi país. Nunca estuve empleado en toda mi vida porque en este país no hay trabajo. Eso es lo que quiero que cambie. Tengo tres hijos y la escuela es cara. Debería haber una escuela financiada por el Estado para todos", sostuvo.
La esperanza y determinación de muchos haitianos quedó en evidencia cuando debieron sortear grandes dificultades para sufragar.
Las credenciales de votación, hechas por una firma mexicana contratada por la Organización de Estados Americanos, llegaron con retraso. Para hacerse de ellos, muchos votantes debieron caminar largas distancias varios días, incluso sin saber si los documentos ya estaban listos.
En la tarde del lunes, en la víspera de los comicios, todavía había decenas de votantes esperando en fila que les entregaran las credenciales.
Pero los problemas no cesaron allí. Algunos descubrieron que debían sufragar a varios kilómetros de su lugar de residencia. Otros no sabían cómo averiguar qué centro de votación les correspondía y a varios les fueron asignadas mesas fuera de sus distritos, por lo que no podían votar a sus propios representantes para la Asamblea Nacional.
Un candidato a la Cámara de Diputados denunció que no pudo votarse a sí mismo, y funcionarios electorales informaron que a varios votantes del sur de Gonaives se les habían asignado mesas a unos 27 kilómetros de sus casas.
Sin embargo, observadores internacionales señalaron que estos problemas logísticos no incidirían en el resultado de las elecciones.
Aunque no se constató violencia organizada, hubo cuatro muertes y varios heridos en incidentes vinculados con los comicios.
Dos personas murieron atropelladas por avalanchas fuera de centros de votación en Puerto Príncipe. Más tarde, la policía disparó al aire para contener a la multitud. Uno de los uniformados mató a un votante, y la muchedumbre reaccionó. El policía murió a machetazos.
En la capital hubo muchos problemas de organización. Los centros de votación demoraron varias horas en comenzar la actividad, y el del barrio Cite Soleil, uno de los más pobres y conflictivos del país y que debía recibir a varios miles de votantes, nunca abrió sus puertas, lo que desencadenó la furia de los residentes. Cientos de personas salieron a las calles a protestar, entonando cánticos a favor de Preval, el candidato favorito en los barrios más pobres de la capital.
A mitad de la jornada, el CEP realizó una conferencia de prensa para llamar a la calma y anunciar que los votantes de Cite Soleil podrían ejercer su derecho en otros centros de la ciudad.
Horas más tarde, observadores informaron que la mayoría de los 60.000 votantes registrados en Cite Soleil ya habían sufragado, y poco a poco las manifestaciones se fueron diluyendo.
El portavoz de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (Minustah, por sus siglas en francés) Damian Onses-Cardona, se mostró satisfecho por la alta participación en los comicios. ***** + Haití, otro paso atrás – Cobertura especial de IPS Noticias (https://www.ipsnoticias.net/_focus/haiti/index.asp) + Minustah, en inglés (http://www.un.org/Depts/dpko/missions/minustah/) (FIN/IPS/traen-rp/ab/ks/ip ha/06)
